Jesus Osorio Calderon

Todas las mañanas, Camila, de 12 años, estaba acostumbrada a escuchar las charlas de sus compañeras antes de iniciar las clases en una escuela pública femenina. La vieja costumbre de contarse qué pasó el día de ayer y los secretos que dejaban de serlo en ese instante era una dinámica que la hacía feliz. Un día, una de ellas amaneció con una mancha rojiza en sus sábanas, entonces una cátedra sobre la menstruación se apoderó de la mañana y del pequeño parloteo matutino.