Con apenas 21 años de edad, Elisa Lam fue encontrada muerta dentro de un tanque de agua en el 2013. (Foto: Captura de imagen Excelsior)
Con apenas 21 años de edad, Elisa Lam fue encontrada muerta dentro de un tanque de agua en el 2013. (Foto: Captura de imagen Excelsior)
Kenyi Peña Andrade

’, así lleva por nombre la última miniserie a modo de documental deque, tras haberla devorado de un tirón en las casi cuatro horas que dura en total, lo deja a uno con un vacío en el corazón del tamaño del Titanic. Con calambres en el alma, como diría una famosa canción de Charly García. Porque, si usted es amante de lo paranormal y de todo lo que no se puede explicar lógicamente, quizá, esta nueva producción no lo deje satisfecho del todo. Probablemente, quede con los crespos hechos y requintándose por no haber elegido una película de terror que se apoye en el susto fácil e historias incoherentes que caen en lugares comunes, de esas tantas que hoy por hoy sobran en el catálogo del streaming.

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Aquí no se abordarán temas sobre posesiones al estilo ‘El Exorcista’ o demonios de ultratumba que ascienden del mismísimo infierno para cambiar de posición las cosas de la casa. Sin embargo, si deja esas pretensiones de lado, muestra la predisposición necesaria y se sumerge en lo que está viendo, notará al final que no hay nada más terrorífico que la misma realidad. Nada puede provocar más temor que saber que, la trágica y penosa historia que vivió la protagonista de este relato, Elisa Lam, la cual acabó sin vida dentro de un tanque de agua, nos puede pasar a todos: a su vecino que hoy saludó cuando fue a comprar el pan, a su hijo que despertó esta mañana con un beso, a su mejor amigo con el que ‘wasapea’ todos los días, a quien escribe estas líneas o, quien sabe, tal vez a usted.

Nadie está vulnerable de ser Elisa en algún momento de su vida. No hay quien pueda escupir al cielo y asegurar que nunca podrá estar inmiscuido, directa o indirectamente, en un caso como en el de la jovencita canadiense que perdió la vida con apenas 21 años. Y, justamente, es ella el eje central de esta historia, la cual es sumamente famosa entre los amantes de los misterios sin explicar y de todo aquello que tenga similitud con algún episodio sacado de los ‘Expedientes Secretos X’, la famosa serie noventera de ciencia ficción. Aunque claro, esto no es ficción, es un golpe seco de realidad pura que te deja grogui por unos segundos el sofá. Sin embargo, si no está del todo relacionado con lo sucedido, en las siguientes líneas hacemos un breve resumen.

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El cuerpo sin vida de Elisa Lam fue hallado en uno de los tanques de agua de la azotea del ‘Hotel Cecil’ el 19 de febrero del 2013. Uno de los empleados de dicho lugar encontró el cadáver luego que varios huéspedes denunciaran problemas con el suministro de la presión de agua. Además, aseguraban que esta tenía un sabor y un color bastante extraño.

Un mes antes, Elisa se había registrado sin despertar alguna extrañeza en el hotel. Además, se le conocía como una joven con una relación bastante cercana con todo su entorno familiar. Sin embargo, el 31 de enero no recibieron ninguna llamada de ella. Tras la denuncia de la desaparición, un material audiovisual, que fue encontrado días después, dejaría con más incertidumbres que certezas a las autoridades encargadas de darle sentido al caso.


En el video de la grabación del hotel, se ve a Lam con un comportamiento más que extraño. Ella entraba y salía del ascensor sin lógica alguna. También, se le ve apretando los botones del ascensor sin mayor sentido. Luce alterada y gesticula con alguien que parece estar cerca suyo, aunque en dicha escena solo se le ve a ella. Es, entonces, cuando aparecieron distintas teorías para intentar explicar lo sucedido: el posible uso de drogas, alteraciones mentales e incluso sucesos relacionados con fantasmas.

Al final, las autoridades cerraron el caso asegurando que fue una muerte accidental, debido a que Elisa sufrió de alucinaciones por haber tomado una dosis menor de la medicación que le correspondía para controlar la enfermedad mental que padecía. Mientras era presa de un ataque de delirios de persecución, habría intentado esconderse dentro del tanque de agua, lo que habría provocado su muerte horas después.

Si lo narrado todavía no despertó su curiosidad, a continuación, le damos una razón más que importante por la que debería ver ‘Escena del crimen: Desaparición en el Hotel Cecil’.


La importancia de la salud mental

La muerte de Elisa le mandó un mensaje contundente a la sociedad de aquel entonces y, por supuesto, es aplicable también para los turbulentos tiempos en los que vivimos actualmente: nunca hay que minimizar o pasar por alto la salud mental de una persona, y más si esta da claras señas de estar deteriorada. La estudiante de raíces chinas había sido diagnosticada con trastorno bipolar grado uno, el más severo de los de esta índole. Luego de esto, parece una locura que su familia le haya permitido viajar absolutamente sola a un país totalmente desconocido para ella, y peor aún, a una cueva de lobos como lo era Skid Row, una zona de Los Ángeles conocida por lo peligrosa y abandonada que estaba por el Gobierno. Delincuentes, prostitutas, violadores y drogadictos se paseaban por dichas calles como en su casa.


Ni qué decir del Hotel Cecil, conocido en ese entonces por albergar toda clase de personas que se relacionaban al mundo del hampa, e incluso a famosos asesinos en serie. En dichas habitaciones se cometieron crímenes atroces y, se dice, que habrían albergado en su momento nada menos que a Richard Ramírez, más conocido como ‘The Night Stalker’. Él fue un conocido asesino en serie estadounidense que mató a 14 personas en la ciudad de Los Ángeles entre los años 1984 y 1985. A esto, se le suma el riguroso tratamiento médico en base a fármacos que llevaba Elisa para controlar su enfermedad mental, el mismo que dejó de seguir horas previas a los episodios psicóticos que provocaron su muerte.

Días antes de su desaparición, sus compañeras de cuarto y hasta el mismo personal de hotel habían notado reacciones poco normales en Elisa, pero nadie intentó llamar a la policía o pedir ayuda profesional. “Nada nos hizo pensar que era necesario pedir ayuda”, señala la administradora del Hotel Cecil. Otra irresponsabilidad parece haber sido pasada por alto: los cientos de mensajes depresivos que escribió Elisa en su cuenta de Tumblr y que habían sido vistos por miles de personas. Sin embargo, ninguna le prestó la atención requerida. Solo atinaron a pasarlo por alto.

La muerte de Elisa Lam conmovió al mundo entero en su momento. (Foto: Captura)
La muerte de Elisa Lam conmovió al mundo entero en su momento. (Foto: Captura)


Al terminar de ver el documental uno no puede evitar hacerse las siguientes preguntas: ¿cuántas veces hemos actuado de la misma forma con algún conocido? ¿Por qué el Estado se resiste todavía a darle la relevancia que conlleva que los ciudadanos gocen de una buena salud mental? ¿Acaso la mayoría de las atrocidades que vemos hoy en día en los noticieros no parten de la pésima condición psicológica en que se encuentran cientos de nuestros compatriotas?

En pleno 2021, todavía la gran mayoría de personas piensa que solo los locos van al psicólogo, y que la esquizofrenia es sinónimo de posesiones demoniacas y se cura con agua bendita y rezando. Aunque es un problema que les compete sobre todo a las autoridades del caso, uno debe de tener la certeza que también puede contribuir con un granito de arena. Solo basta con saber escuchar y abrir bien los ojos para quienes realmente lo necesitan.

No es necesario ser psicólogo para ello. Unos minutos de nuestra ajetreada vida, para otros, pueden ser oro puro. Depende también de nosotros que casos como el de Elisa Lam se repitan lo menos posible en el futuro.

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