Cuando uno es niño, es frecuente oír que, al comer muchos dulces, el cuerpo se llena de gusanos que, por la noche, encontrarían su camino fuera del cuerpo a través de la nariz y las orejas. Halloween y cualquier fiesta infantil era la época y excusa perfecta para estas historias: niños embriagados de caramelos y madres recordando que el exceso de azúcar era la puerta abierta a esos seres hambrientos. Aunque nadie había visto realmente a las lombrices hacer semejante viaje, esta advertencia logró evitar que más de uno se lanzara sus atracones.
No obstante, aunque este relato está lejos de ser real, el exceso de azúcar sí genera consecuencias mucho más visibles y duraderas en la salud infantil, según lo advierten especialistas consultados por El Comercio.
El problema del azúcar
Aunque los dulces no provocan invasiones de parásitos, el consumo excesivo de azúcar sigue siendo un problema de peso para especialistas como Koral Gutiérrez, docente de Nutrición y Dietética en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC), y es que, para la especialista, es importante tener en cuenta la cantidad de azúcar que un niño puede consumir.
“Para hablar de consumo excesivo, entremos en contexto de cantidad de azúcar pueden comer los niños”, explica Gutiérrez.
“Un niño de cuatro a cinco años debería consumir, como máximo, dos cucharaditas de azúcar al día, el equivalente a diez gramos”.
Koral Gutiérrez, docente de Nutrición y Dietética en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC).
Gutierrez indica que “un niño de cuatro a cinco años debería consumir, como máximo, dos cucharaditas de azúcar al día, el equivalente a diez gramos”. Para ella, este límite, fácil de alcanzar con medio paquete de galletas o menos de medio vaso de gaseosa, suele superarse rápidamente con el resto de alimentos azucarados que los niños encuentran en casa: desde el jugo y la leche hasta el yogur o incluso la avena.
Las consecuencias para el cuerpo infantil, según Gutiérrez, son inmediatas y, a la vez, permanentes.
“Si hablamos a corto plazo, lo que ocurre en el cuerpo son picos altísimos de azúcar liberada en sangre, y así como sube rápido, baja rápido también. Estos cambios bruscos traen consigo cambios de humor y estado de ánimo, dificultad de concentración, irritabilidad, entre otros. Además, dificulta la conciliación del sueño y aumenta el riesgo de caries dental por generar un ambiente ácido que favorece la erosión dental, altera su microbiota intestinal -y por lo tanto su digestión y absorción de nutrientes- y exceso de peso por un desbalance energético”, advierte.
La concentración también se ve afectada, y, como lo mencionó, las caries aparecen pronto, con ese ambiente característico que desgasta el esmalte dental.
Un profundo daño
Iván Malagón, odontólogo ortodoncista español miembro del grupo internacional DSD Masters, advierte que el azúcar “alimenta las bacterias de la boca, que producen ácidos que desgastan el esmalte dental, creando caries y problemas de salud bucodental”.
Y en la lista de culpables más peligrosos están los caramelos duros, que pueden romper dientes y empastes; las gomitas azucaradas, que se adhieren a los dientes como ventosas; y los caramelos blandos como los toffees, que dan un banquete a las bacterias durante más tiempo.
“El problema no es solo la cantidad de azúcar, sino la frecuencia con la que se consume”.
Iván Malagón, odontólogo ortodoncista español miembro del grupo internacional DSD Masters.
“El problema no es solo la cantidad de azúcar, sino la frecuencia con la que se consume”, subraya Malagón, explicando que mantener niveles elevados de azúcar en la boca por varios días fomenta la actividad bacteriana y, con ella, la formación de caries.
Para reducir el riesgo de daños dentales, Malagón recomienda moderar la cantidad de dulces y optar por alternativas menos perjudiciales, como el chocolate negro, que se disuelve más rápido y es menos dañino para el esmalte dental.
“Si no se puede cepillar inmediatamente, masticar chicles sin azúcar con xilitol puede ayudar a proteger los dientes”, aconseja el médico. Este edulcorante ayuda a neutralizar los ácidos en la boca y estimula la producción de saliva, que actúa como defensa natural. Los chicles con xilitol pueden ser especialmente útiles cuando no es posible lavarse los dientes justo después de comer dulces, brindando una barrera temporal contra las bacterias.
Malagón también destaca la importancia de mantener buenos hábitos de higiene dental tras el consumo de golosinas. Cepillar los dientes con un cepillo de dureza media durante al menos dos minutos, además de usar hilo dental, es clave para eliminar los restos de azúcar que se adhieren en dientes y encías.
“Con pequeños cambios en los hábitos de Halloween se pueden evitar problemas dentales que persisten mucho más allá de la noche de brujas”.
Iván Malagón, odontólogo ortodoncista español miembro del grupo internacional DSD Masters.
Como alternativa a los caramelos tradicionales, sugiere optar por opciones más saludables, como paquetes individuales de frutas, galletas bajas en azúcar, frutos secos o semillas de calabaza asadas.
“Con pequeños cambios en los hábitos de Halloween se pueden evitar problemas dentales que persisten mucho más allá de la noche de brujas”, recomienda Malagón.
“La diabetes, el hígado graso y los problemas cardíacos se encuentran entre las consecuencias más graves del consumo excesivo de azúcar”.
Koral Gutiérrez, docente de Nutrición y Dietética en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC).
A largo plazo, el azúcar también se convierte en una amenaza invisible. “La diabetes, el hígado graso y los problemas cardíacos se encuentran entre las consecuencias más graves del consumo excesivo de azúcar”, explica, por otro lado, Gutiérrez.
Estos efectos, que podrían parecer lejanos, comienzan a incubarse en las primeras etapas de la vida. El organismo de un niño, que debería estar ocupándose de crecer y fortalecer su sistema inmunológico, pasa a centrarse en lidiar con la sobrecarga de azúcar. Y aunque no provoca infecciones parasitarias, Gutiérrez aclara que sí afecta la barrera intestinal, aumentando la permeabilidad y debilitando la capacidad del cuerpo para defenderse de agentes externos, lo cual eleva el riesgo de infecciones.
Derrumbando un mito
La Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP) y la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) corroboran que la idea de que los dulces provocan parásitos carece de evidencia científica.
Sin embargo, ambas entidades concuerdan con diferentes especialistas de la salud que la infección por oxiuros, un tipo de lombriz intestinal, ocurre por contacto con huevos depositados en superficies, y no por el consumo de dulces.
@tupediatra.cb ¿Comer Dulces Produce Parasitosis? 🪱 Las infecciones parasitarias intestinales, son frecuentes en edad escolar. Sin embargo, en contra de lo que se suele creer, comer golosinas no se relaciona con la aparición de estos parásitos. 👶🏻 Esto no significa que debamos permitir a nuestros peques consumir golosinas de manera habitual, pues su consumo sí está relacionado con otros problemas de salud como caries dentales, desequilibrios nutricionales, obesidad e inapetencia. 📌A los dos años tu bebe puede empezar a consumir azuca, pero no debe consumir mas de 25 gramos al día. 🪱 El parasito más común son los oxiuros son unos gusanos muy pequeños y finos. Solo infectan a las personas y se contagian fácilmente al ingerir sus huevos 👉🏻 En resumen, el consumo de dulces no causa parasitosis. Mantener buenos hábitos de higiene es clave para prevenir la infección por parásitos #mama #mamaprimeriza #niños #niñas #parati #fyp #pediatria #tips #padres #parasitos #consejos #bebe #bebes ♬ sonido original - tupediatra.cb 🇵🇪
En artículos publicados por estas instituciones se señala que el parásito Enterobius vermicularis encuentra su camino hasta el intestino, pero este viaje es propiciado por condiciones de higiene deficientes, no por una avalancha de caramelos.
Así que, a diferencia del mito, estos gusanos no anidan por atracones de azúcar, sino que la transmisión tiene más que ver con manos sucias y malos hábitos higiénicos.
Hay salvación
Para evitar los efectos negativos del azúcar en la salud infantil, Gutiérrez sugiere que los padres asuman su papel como guías en la alimentación de sus hijos. Esto implica dar el ejemplo y construir un ambiente donde las opciones saludables sean las primeras en la lista.
“Ellos son los responsables de guiar y ofrecer de manera consciente alimentos saludables a los niños. Si mamá o papá lo consumen, ellos lo harán”, comenta la especialista.
“Los niños a partir del año buscan copiar mucho a la imagen adulta que tienen como referencia, en un proceso de autonomía y autorregulación".
Koral Gutiérrez, docente de Nutrición y Dietética en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC).
“Los niños a partir del año buscan copiar mucho a la imagen adulta que tienen como referencia, en un proceso de autonomía y autorregulación. Muchos deben haber vivido que su hijo quiere comer del plato del papá o mamá, a pesar de que sea lo mismo que tiene en su propio plato. Y esto mismo pasa con las bebidas endulzadas o con la oferta de galletas o postres”, resalta la especialista.
La recomendación, entonces, es clara: reducir el consumo de dulces en el hogar, en la medida de lo posible, y optar por frutas y alimentos naturales como alternativas.
“Estamos en un momento de mucha información sobre prevención y salud”, recalca Gutiérrez, y aconseja que los padres busquen la asesoría de un nutricionista para comprender qué y cuánto ofrecer a sus hijos.
En este proceso, es clave recordar que el gusto por el azúcar es innato, pero no inmodificable. Existen otras maneras de estimular el paladar infantil, combinando alimentos de distintos sabores para que el niño no dependa solo del dulce como fuente de placer. La educación alimentaria debe ser una constante en el hogar, un hábito que no solo mejora la salud física, sino que también previene las complicaciones más graves en el futuro.
“Lo que sí podemos hacer es estimular los otros sabores recepcionados en la lengua para ampliar sus gustos, preferencias y costumbres. Esto no significa que no vamos a ofrecer nada dulce, ni siquiera un mango. Significa que vamos a optar por alimentos con un dulzor natural, no añadido, al igual que otros alimentos con otros sabores para mantener variedad y balance”, dice.
“Busquemos alternativas y lleguemos preparados a momentos que tarde o temprano ocurrirán. Tengamos en nuestra cartera opciones de alimentos ‘procesados’ pero versión saludable".
Koral Gutiérrez, docente de Nutrición y Dietética en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC).
Finalmente, Gutierrez advierte que los padres tienen que estar preparados para las festividades en donde sí o sí habrá presencia de dulces de fácil acceso a menores de edad, ante ello, las nuevas tendencias pueden dar un respiro a cualquier padre.
“Busquemos alternativas y lleguemos preparados a momentos que tarde o temprano ocurrirán, como un cumpleaños. Tengamos en nuestra cartera opciones de alimentos ‘procesados’ pero versión saludable, aprovechando tantos emprendimientos hoy en día que se preocupan full por la alimentación de ellos. Lo veo con muchos pacientes, que cuando los niños no están expuestos a alimentos o bebidas ultraprocesadas en el día a día, ni siquiera les llama la atención tocarlo o probarlo en eventos como un cumpleaños”, recomienda la nutricionista.
En un mundo donde el consumo de dulces es parte de casi todas las celebraciones, construir un paladar variado en un niño parece una tarea de enorme relevancia y cuidado.
Si bien las historias de gusanos por comer dulces son solo mitos, el riesgo de daño es real y permanente. Las opciones saludables, la moderación y la educación son las mejores herramientas para educar a niños sanos, que puedan disfrutar de la dulzura de la vida sin necesidad de sacrificar su salud en el proceso.
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