En una entrada en el blog oficial de la compañía, el equipo responsable de seguridad en Twitter explicó que los contenidos se generaban desde 5.929 de las cuentas, que constituían el “elemento central” de la operación, mientras que la función del resto era ayudar a propagar y multiplicar su alcance.
Desde estas cuentas -en su mayoría automatizadas, es decir, controladas por robots- se difundían mensajes positivos acerca del país árabe y sus autoridades, y se ayudaba a “promover los intereses geopolíticos de Arabia Saudita en el mundo”, como por ejemplo la aplicación de sanciones a su rival Irán.
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“Aunque la mayoría del contenido de esta red era en árabe, una parte del mismo era relevante para las audiencias occidentales, incluyendo el debate sobre las sanciones a Irán y las apariciones de autoridades del Gobierno saudí en medios de Occidente”, apuntaron desde Twitter. La empresa con sede en San Francisco (California, EE.UU.) determinó que el origen de las cuentas se hallaba en Smaat, una compañía de mercadotecnia saudí que trabaja en la gestión de las redes sociales para el Gobierno de ese país.
El cierre de cuentas por parte de Twitter o de su principal rival, Facebook, que participan en campañas gubernamentales para difundir información falsa es algo que ocurre periódicamente, especialmente en los casos de Arabia Saudita, Irán y Rusia. A mediados de año, Facebook desmanteló una macrocampaña en línea en la que individuos con vínculos con el Ejecutivo saudí se hacían pasar por nacionales de otros países para influir en la opinión pública de esos lugares a favor de Riad.
El origen de esta campaña coordinada se encontraba en Arabia Saudí, mientras que los países a los que los mensajes iban destinados eran Qatar, Emiratos Árabes Unidos (EAU), Baréin, Egipto, Marruecos, el Líbano, Palestina y Jordania. Los contenidos, en su mayoría en árabe y algunos camuflados bajo grupos mediáticos inexistentes, se referían al plan de reforma económica y social del príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salman, Visión 2030, y a los éxitos de las Fuerzas Armadas saudíes, en especial en el conflicto del Yemen.
Además, a menudo criticaban a países como Irán, Catar y Turquía, ponían en duda la credibilidad de medios como el canal catarí Al Yazira y de la organización sin ánimo de lucro Amnistía Internacional, muy crítica con el Gobierno saudita.
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