Más que órdenes, ahora son considerados consejos de buena fe católica. (Foto: Rede Record)
Más que órdenes, ahora son considerados consejos de buena fe católica. (Foto: Rede Record)
Redacción EC

Llega la y en la conversación no puede faltar la mención a los . Llevados a los creyentes de la mano de Moisés, tiene especial incidencia en el comportamiento de los seguidores del Catolicismo. Pero, ¿cómo surgieron, cuáles son y cuál es el significado de cada uno de ellos? Aquí la historia.

Tienen su origen en el antiguo Israel, cuando el pueblo huía de la esclavitud condenada por Egipto. Según las sagradas escrituras, los hebreos -con Moisés a la cabeza- llegaron a los pies del monte Sinaí, donde el profeta decidió subir a la cima de aquel lugar para hablar con Dios; sería ahí donde el Todopoderoso le entregaría esas dos tablas con los 10 mandamientos.

Sin embargo, con el pasar de los años, este término causó controversia, pues los católicos aluden que no son ‘órdenes’, sino consejos para el buen comportamiento de las personas; aquel que debería ser respetado para preparar al pueblo para la llegada del mesías. Cada uno con un significado particular, están separados en los que profesan su amor por Dios (los tres primeros) y al prójimo (los siete restantes). Estos son:

Amar a Dios sobre todas las cosas

Es parte de la creencia que asegura que solo existe un Dios creador y todopoderoso. Por ello, el cristianismo solo reconoce y venera a una sola figura como ente divino, sin comparación a nada ni nadie, por lo que es al único que se debe adorar, como lo expresan sus líneas, por sobre todas las cosas.

No tomarás el nombre de Dios en vano

El nombre de Dios no se toma a la ligera; usarlo para maldecir, blasfemar o jurar es sinónimo de un mal uso de su nombre. El creador de todo merece respeto y emplearlo en algún discurso solo debería ser para contribuir en su glorificación.

Santificarás las fiestas

Dentro de las creencias religiosas, especialmente para el cristianismo, este mandamiento se refiere a cumplir incluso con los días señalados para la práctica cotidiana en que se trabajarán seis días y al séptimo se descansará. En este último, también será importante el asistir a misa los domingos.

Honrarás a tu padre y a tu madre

Tal vez uno de los consejos más importantes del Decálogo, en que se manifiesta la práctica constante de las relaciones familiares y personales. Como base de la vida de una persona creyente, tanto el padre como la padre representan los cimientos para seguir el camino de Dios, con amor y respeto.

No matarás

Dentro de los preceptos dictados por Dios, este acto es uno de los más condenables y que van en contra del amor por el prójimo que profesa esta religión, debido a lo que la vida significa para ellos: el regalo más preciado que se nos ha entregado. Por ello, no nos está permitido arrebatarle la existencia a nadie.

No cometerás actos impuros

Este mandamiento está enfocado en ir contra los actos sexuales que realizan las personas fuera del matrimonio, lo que representa la deslealtad al cónyuge. El catolicismo está en contra de todo tipo de traición y condena aquellos comportamientos que resultan inaceptables al estar relacionados con la sexualidad.

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No robarás

Así como otros delitos al que las personas están malacostumbradas, el robo también es condenado debido a que se tiene la idea de que aquel que lo comete irrespeta a sus hermanos. Además, se considera que prometer algo y no cumplirlo es un acto inadmisible ante los ojos de Dios.

No mentirás

Esta indicación apela a la honradez de las personas, las cuales no deben mentir ni levantar falsos contra nadie; incluso está relacionado con lo mencionado líneas arriba al mencionar que no es correcto prometer y no cumplir. Una actitud sincera con los demás se reflejará en la honestidad que tenemos con nosotros mismos.

No tolerarás pensamientos y deseos impuros

El que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón”, reza Mateo 5:28. Y es que el creyente no debe tener pensamientos de este tipo hacia otras personas, pues incluso en privado se debe seguir la voluntad de Dios, evitando los deseos relacionados a lo sexual ni de ninguna otra índole similar.

No codiciarás los bienes ajenos

La avaricia y la envidia están ligados a este mandamiento, pues incluso en tiempo de necesidad no se debe desear las posesiones del prójimo. De hacerlo, se sucumbe ante el mal y las consecuencias están relacionadas a la infelicidad, odio y soberbia.