El Pro-4x del Nissan Frontier es una versión orientada hacia el uso recreativo y nosotros la manejamos hasta el Mirador del nevado Rajuntay, desde el cual se puede observar la montaña que lleva el mismo nombre. Pero, principalmente, hemos conocido el desempeño del vehículo conduciéndolo por la Carretera Central y por un tramo de trocha a 4.800 metros de altura.
Nuestro destino está ubicado a 145 km de la capital peruana y aproximadamente toma cuatro horas en llegar. Desde este punto se puede observar parte del nevado Rajuntay, el cual tiene una elevación de 5.477 metros. Para suerte de nuestro equipo, el cielo estaba totalmente despejado cuando llegamos, por lo que nos llevamos una vista maravillosa.
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Para llegar a este destino se recomienda salir en la madrugada para evitar el tráfico en Chosica y el que se produce por los vehículos de carga pesada en la carretera central. Para rebasar a los camiones con seguridad, no solo se debe tener en cuenta la pericia del conductor, sino también un vehículo de buenas capacidades.
En nuestro caso, el Frontier Pro-4X utiliza un motor diésel de cuatro cilindros y 16 válvulas con una distribución DOHC; es decir, utiliza dos árboles de levas que accionan las válvulas de escape y la admisión del motor. Tiene una cilindrada de 2,5 litros que genera 188 hp a 3.600 rpm y 450 nm de torque a 2.000 rpm. Asimismo, está asociado a una transmisión automática secuencial de siete marchas.
Más allá de estas cifras, hay que decir que el Frontier tiene una respuesta potente desde las 2.000 rpm. Esto se produce porque cuando la turbina del compresor gira a pocas revoluciones, no es capaz de comprimir el aire. Pero, cuando alcanza un cierto rango de rpm, que en este caso es 2.000, se percibe mucho mejor la entrega de potencia.
Lógicamente, la turbina no carga de 0 a 2.000 rpm, ya que en ralentí funciona entre las 1.000 y 1.500 rpm. Por tanto, el rango que le falta para llegar a las revoluciones mínimas es entre 500 y 1.000 rpm.
Una vez que llegamos a ese mínimo de rpm, sabemos que vamos a tener una alta entrega de potencia, con la cual podremos realizar los adelantamientos. Para hacerlo con seguridad, nosotros mantenemos la distancia suficiente con el vehículo que está delante y aprovechamos ese espacio para acelerar hasta que lleguemos a las 2.000 rpm y una vez que percibimos esa entrega de torque, cruzamos hacia el otro carril para realizar la maniobra. Es decir, adelantamos una vez que el turbo ya nos “impulsó”.
Por lo general, el Frontier tiene un desempeño ágil a medianas y altas revoluciones. Como ya lo mencionamos alguna vez en el test que realizamos en 2023, no es un vehículo lento y tampoco es un carro de carreras. Manejando un pick-up no se pretende ir como “Meteoro” en las curvas de la carretera central, ya que hay que tomar en cuenta otros factores como la relación peso-potencia, la rigidez torsional, la transferencia lateral de carga, etc.
Pese a ello, consideramos que la estabilidad del Frontier es una de las mejores del mercado, puesto que utiliza una suspensión de tipo independiente Multilink en el eje trasero. Esta no solo es más confortable con los típicos muelles semielípticos, sino que también le brinda más estabilidad en las curvas. Al ser independiente, las irregularidades que ocurran en un lado del eje no afectan al otro, por lo que nunca se pierde agarre en esa situación. Durante nuestra ruta, en los tramos rectos alcanzamos velocidades de entre 80 y 100 km/h, mientras que en curvas semi-cerradas hasta 80 km/h. No corre tanto, pero es una velocidad considerable para ser un pick-up.
Conducir rápido con un pick-up es diferente, no es comparable la sensación que te brindan los vehículos de bajo centro de gravedad, tal como puede ser como el deportivo Nissan Nismo o el Nissan Silvia. A pesar de que tiene un sistema de suspensión que refuerza la estabilidad, el centro de gravedad sigue siendo más alto que un auto o SUV urbano y, por ende, hay que tener mayor cuidado al tomar las curvas a altas velocidades.
De hecho, la transferencia lateral de cargas es más pronunciada en este tipo de vehículos, precisamente por esa mayor altura del centro de gravedad. Esta transferencia no es más que la aceleración lateral que se produce cuando tomamos una curva. Cuando es cerrada, la aceleración lateral es mayor y, cuando es abierta, es menor. Para evitar esa sensación incómoda en el Frontier, nosotros ampliamos la trayectoria en las curvas solo cuando se podía.
Por otro lado, cuando salimos de la Carretera Central y llegamos al desvío hacia Rajuntay, encontramos que todo ese trayecto de media hora es una trocha carrozable. Este es un tramo en donde incluso vehículos sedán también pueden transitar, ya que no supone un gran riesgo para dañar las partes bajas del vehículo. No obstante, se deben esquivar algunos baches peligrosos.
En cambio, cuando se maneja un vehículo con un buen despeje al suelo, como es el caso del Frontier (227 mm), te olvidas de ese riesgo. Además, la tracción 4x4 con caja reductora te brinda la seguridad de visitar este destino en cualquier época del año. En el modo 4H no se pierde tracción, incluso en pendientes de subida con lluvia. En cambio, un auto o camioneta 4x2 se verá en la obligación de tomar impulso para poder subir, lo que es peligroso en terrenos húmedos. Sin impulso, es probable que las ruedas traseras de un vehículo urbano patinen; sin embargo, no dudamos que conductores experimentados puedan lograrlo.
Ya en Rajuntay, también pusimos a prueba la tracción 4 Low, ya que de forma premeditada nos hemos atollado en algunos bofedales secos, del cual no pudimos salir en 4 High, pero sí en 4L. En ese sentido, el Frontier demostró que en este escenario tiene la fuerza necesaria para superar todos los obstáculos.
Por último, debemos destacar que tuvimos una excelente eficiencia de combustible, ya que obtuvimos un rendimiento de 27 km/g en el consumo mixto. Este resultado es bueno considerando que los motores consumen más combustible en la altura. Aproximadamente recorrimos 500 kilómetros con el tanque lleno (21 galones), dejando 60 km de margen para llegar al grifo más cercano.