La espectacular cifra de 39,3 millones de dólares es lo que han pagado por un Ferrari 250 Testa Rossa que corrió en Le Mans en 1957. Si bien no pudo terminar la mítica carrera, ese mismo año ganó carreras en Buenos Aires de la mano del piloto Phil Hill y en Sebring con Peter Collins al volante.
Este modelo habría permanecido en el museo Henry Ford de Detroit durante 30 años hasta ser vendido por primera vez a fines de los noventa. Tras esto, el Ferrari 250 Testa Rossa se ha convertido en el segundo auto más caro de la historia solo por detrás de un 250 GTO que se vendió a 52 millones de dólares.