Angel Hugo Pilares

El New CX-5 se lanzó en Perú el último martes. Hace una semana fue lanzado en Sudamérica a casi cero grados. El paisaje predominantemente blanco de la fue testigo de cómo se desempeñó en condiciones extremas este buque insignia de la marca japonesa.

El , el último modelo de la , que cumple 10 años, llega al Perú en tres nuevas versiones: Active, Sport y Signature, que busca dar diferentes prestaciones según el tipo de usuario. Estas tres versiones son las que pudimos probar en las latitudes más septentrionales de Sudamérica.

El trayecto, una vez en Santiago de Chile, nos llevó en avión unos 1750 km al sur hacia el aeródromo de Balmaceda, donde la promesa de los pronósticos del tiempo hablaba de nieve y temperaturas cercanas a los cero grados. Desde este aeropuerto, ubicado a cinco minutos de la línea fronteriza con Argentina, tomamos las New Mazda CX-5 y partimos hacia Coyhaique. Una hora manejando la versión Signature por una carretera resbalosa y difícil fue suficiente para entender que el vehículo podía responder a las condiciones más complicadas.

El convoy de 10 autos llegó a Coyhaique y, tras pernoctar en esa ciudad, salió cerca de las 10 a.m. para evitar las pistas congeladas que había dejado una noche fría. Fuimos rumbo a Puerto Chacabuco, una salida al Océano Pacífico, aunque primero había que salir de la carretera y entrar a unos caminos poco amigables donde -esta vez- el barro y el agua fueron los protagonistas de una mañana sumamente lluviosa en el Lago Riesco.

UNA VUELTA A LOS ORÍGENES

Fuera de las mejoras estéticas, lo que ha ocurrido con la New Mazda CX-5 ha sido una revalorización de sus orígenes. En la presentación, en el primer día de nuestra estadía en Chile, se habló del lugar de nacimiento de la marca, Hiroshima, y del ejemplo de resiliencia que representa esto en un momento en que la industria del automóvil se enfrenta a problemas como la pandemia, la escasez de chips, el aumento de precios de materias primas y los riesgos geopolíticos como lo que ocurre en Rusia (uno de los mayores productores de catalizadores) y Ucrania (uno de los grandes productores de cableado automotriz).

El diseño de la New Mazda CX-5 cumple con la filosofía de la marca. Signada por el ‘jinba ittai’ (la conexión instintiva entre un caballo y su jinete) lo que la compañía trata es de generar una sinergia entre el conductor y el vehículo. Lo que se traduce en cada una de las versiones de este modelo.

Todas son potenciadas por el motor SKYACTIV-G, (2.0, de 154hp y 2.5T, de 228 hp), 20 focos led (en modelos anteriores eran 12) y 10 parlantes, además de cargador inalámbrico y conexión con Apple CarPlay y Android. Sin embargo, las pequeñas grandes diferencias están por todas partes.

La versión Signature, acaso la más sofisticada de la marca, está diseñada para el comfort en la ciudad y tiene todas esas pequeñas cosas que hacen más cómodo andar por la ciudad al tiempo que lleva faldones del mismo color de la carrocería para darle un aire más imponente.

En tanto, la versión Active de la New Mazda CX-5 resulta siendo ideal para las personas que tienen la necesidad de acercarse más a la naturaleza o a los viajes largos. Tiene detalles verde lima en varios elementos del diseño y un maletero reversible que hace fácil su limpieza tras un largo trayecto.

Finalmente, la versión Sport está diseñada para el disfrute del manejo y es la única que tiene el sistema MyDrive con tres posibilidades: el modo Normal es para terrenos frecuentes, mientras que poner el vehículo en modo Sport ayuda a una mejor gestión de la velocidad y el modo Off Road da un mayor balance.

Ese ha sido el camino de Mazda, la empresa japonesa que cumplió 100 años en el 2020 y que espera pelear el mercado con marcas premium dentro de una década.

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