Fabián Delmar, otrora galán de la TV mexicana del siglo pasado, debe empezar de cero para recuperar su fama y fortuna, pero en el camino se le presenta una tarea aún más difícil: ponerle orden a su vida personal. La vimos y este es nuestro comentario.
Tan rápido se ha movido el mundo de la televisión en los últimos años que, de un momento a otro, tal vez sin darnos cuenta, tenemos una oferta tan variada que combina en distintas magnitudes viejas producciones -incluso de la segunda parte del siglo pasado- con otras, mucho más recientes, plagadas de efectos especiales, innovaciones narrativas y elencos de procedencia global.
Pero recientemente Star+ se ha atrevido a lanzar una serie capaz de combinar ambos modelos de entretenimiento. Se trata de “El galán. La TV cambió, él no”. Protagonizada por el actor mexicano Humberto Zurita, esta producción de 12 episodios de aproximadamente 40 minutos de duración, es una comedia dramática cuyo argumento resulta agradable y fresco para el público general.
Cancelada en el mejor momento por el propio dueño del canal que la transmitía, “Serás mía” fue el gran éxito que Fabián Delmar (Humberto Zurita) protagonizó a fines del siglo pasado en la TV mexicana. Casi con un brazo adelante y otro atrás, el artista –un ferviente creyente de que la ‘facha’ está por encima del talento—huyó para convertirse en un cantante de cruceros a tiempo completo. Aquí pues termina cruzando mares y océanos, cantándole al oído a señoras rusas que alguna vez disfrutaron de su telenovela traducida a su idioma por la vieja industria televisiva.
Pero como nada dura para siempre, inesperadamente Delmar es llamado a la oficina de su jefe en el crucero. Se le informa que sus shows no van más, porque como el público se renueva y hoy busca cosas virales, ahora el plan es reinventarlo y convertirlo en el protagonista de un espectáculo con muertos vivientes. “¿Es en serio? Yo soy actor, no soy un payaso. ¡No me chingue!”, responde inflando el pecho antes de renunciar.
Hasta aquí hemos contado el puntapié inicial de “El galán”. Nuestro protagonista debe volver a su país, imaginando inicialmente que la fama que le dio “Serás mía” le bastaría para ser recibido por todo lo alto. Grave error. En los años que se mantuvo de crucero en crucero (y he aquí la primera exigencia al televidente si de verosimilitud hablamos) él no siguió la forma en cómo México cambió. Por supuesto que él sigue siendo el de antes. No solo mantiene su gusto por las camisas de seda multicolores, sino que además sigue usando un celular convencional (ladrillo o ‘zapatófono’ se diría en Perú). Pero más allá de eso, en su cabeza poco o casi nada evolucionó.
Como dijimos líneas arriba, esta serie de Star+ bien se puede presentar como una comedia dramática. El primer punto queda fundamentalmente a cargo de Fabián Delmar, un personaje pintoresco de la cabeza a los pies, un hombre anclado en el siglo pasado, desde sus gestos hasta en la forma en cómo decide sus próximas decisiones. Ver cómo esta estrella hecha polvo descubre que nadie en la calle lo reconoce ya, es absolutamente humorístico. Y en este “aterrizaje” forzoso lo ayuda claramente Charly (Darío Ripoll), su querido representante.
El trabajo de Ripoll merece un punto aparte. Como agente, amigo o compinche de Delmar, el personaje de Charly aporta una chispa notable. El recurso de ‘burlarse’ de un famoso actor convertido en nada no aburre jamás. Conseguirle ‘chambitas’ en eventos dentro de asilos o en cumpleaños infantiles resultan esfuerzos sobre todo entrañables. Tal vez por eso mismo podemos decir que el peso y tiempo de participación de este manager resulta mucho menor de lo deseado. Incluso en una de las historias paralelas de la serie –que protagoniza junto a su novia Piedad (Dolores Heredia)—todo parece transcurrir demasiado rápido.
El segundo pie de la serie de Star+ nos presenta un drama partido en dos. El primero es vinculado al pasado de Delmar. ¿Cómo así el dueño de Olimpo TV, el canal que lo llevó a la fama, destruye su carrera sin mayores explicaciones? Aquí surge un bucle visual que ciertamente se torna muy repetitivo. Un hecho que vivió el joven Fabián en su momento cumbre: en pleno viaje en su automóvil se le aparece Melina Leclerc (Ana Claudia Talancón), la hija --entonces menor de edad-- del dueño del canal, para seducirlo. Esto ocasiona un brutal accidente de tránsito del cual él recuerda todo muy difusamente.
La segunda parte del drama tiene que ver con una revelación. En algún momento de su juventud, Delmar viajó a Cuba, donde quedó cautivado por una bella mulata (así la describe él mismo) que lo enamoró perdidamente. Tiempo después esta mujer daría a luz a una niña de nombre Cristal (América Valdés). Esta última, una actriz cubana que busca abrirse paso en el mundo de la actuación en Hispanoamérica, tiene un desempeño correcto. Su papel es el de una adolescente que tiene en la música y el feminismo sus dos motivos de vida.
Precisamente, este último factor es el que de alguna u otra manera se verá cuestionado cuando descubra el vínculo entre su mamá y Fabián Delmar. Un actor que –como ya se dijo—sigue creyendo que el machismo le ayudó “a que las rusas se le peguen como moscas”, o que “todas necesitan un varón apasionado que les haga sentir mujeres”. Pero lejos de crear roces violentos o incluso peleas sin solución, la serie de Star+ se acerca a esta disyuntiva de una forma distinta, por ratos apelando al humor, colocando siempre el presunto vínculo sanguíneo por encima de todo.
Conforme Fabián busca reengancharse en el canal que lo echó abruptamente en los noventa, mientras busca además acercarse a quien cree es su hija, la serie de Star+ presenta una cadena de personajes secundarios muy completos. Desde la mamá del protagonista, la celosa y entrañable Rocío (Patricia Reyes), pero también a Yadira (abuela materna de Cristal), una cubana que dispara frases a toda velocidad con el único objetivo de proteger a su nieta de cualquier peligro.
Si al comienzo de este artículo hablamos de una combinación del modelo del siglo pasado de entretenimiento versus el actual, sería incorrecto terminar esto sin mencionar que cada uno de los doce capítulos de “El galán” tiene una especie de escenas post-créditos. Aquí vemos lo que hubiera sido la telenovela “Serás mía” con todas las peculiaridades de la TV fines de los noventa. Fabián Delmar es interpretado esta vez por un joven Sebastián Zurita, quien a ciencia cierta luce bastante habituado a los gestos, expresiones y movimientos atribuidos a los galanes de la época que interpreta.
“El galán” es una combinación de momentos sumamente emotivos, humor sano en casi todas sus particularidades, también de un elenco correcto, (Talancón interpreta a una villana obsesionada, perfecta para esta historia y Ripoll confirma su capacidad humorística en cada escena), pero fundamentalmente de una historia que, aunque empieza algo débil por los roces ya mencionados con la verosimilitud, va fortaleciéndose capítulo a capítulo, generando el deseo genuino de una segunda temporada.
LA FICHA
SERIE: "EL GALÁN, LA TV CAMBIÓ, ÉL NO"
PLATAFORMA: STAR PLUS
Directores: Mariano Cohn, Gastón Duprat
Actores: Humberto Zurita, Darío Ripollo, Sebastián Zurita, Dolores Heredia, Ana Claudia Talancón
Género: Comedia
Duración: 12 episodios
Clasificación: 16
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