Salvo las coloridas marionetas que usan en el programa del titiritero Vincent Anderson (Benedict Cumberbatch), todo parece oscuro en “Eric”, la nueva mini serie del recordado ‘Doctor Strange’ que acaba de estrenarse en Netflix.
Creado por Abi Morgan, este thriller de seis episodios cuenta la historia de dos padres desesperados por la desaparición de su único hijo, Edgar (un casi siempre inexpresivo Ivan Morris Howe) un día cualquiera en la Nueva York del año 1985.
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“Eric” comienza dos días antes de que se reporte lo sucedido con el menor. Vincent y su esposa Cassie (Gaby Hoffmann) viven un día cualquiera. No se precisa de mucho tiempo para certificar que el matrimonio está totalmente roto. Ella no lo soporta, le lanza cosas. Él, la insulta e ignora.
La desaparición, ocurrida el día en que Vincent dejó ir solo al colegio a su hijo, no hace más que elevar la tensión del vínculo a niveles estratosféricos. Se revela, entre otras cosas, que Cassie tiene un amante, un tipo muy opuesto a su marido, es decir, alguien que la escucha, comprende y respeta.
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Empujados por la desesperación, los padres de Edgar deben acudir a las autoridades. En este punto se hace presente uno de los grandes personajes secundarios de “Eric”, el detective Ledroit (McKinley Belcher III), un investigador obsesivo con su trabajo que ha sido incapaz de superar sus fracasos en la búsqueda de menores desaparecidos en ‘La Gran Manzana’.
El thriller que tenemos al frente se abre a través de dos caminos. El primero, anclado en lo concreto, y el segundo más bien en lo subjetivo, emocional, e incluso patológico. La pericia de Abi Morgan para conjugar ambos lados explica en gran parte lo notable de esta propuesta de Netflix.
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En lo concreto podríamos identificar aspectos como la búsqueda que padres y detective hacen del menor Edgar. Vincent decide seguir su instinto y, admitiendo que ignoró cada vez que su hijo le daba ideas para su show de títeres, se propone cumplir sus deseos y exponerlo públicamente (“Si ve esto en la televisión, regresará a casa”, se repite más de una vez). Por su parte, Cassie va por el camino convencional, repartiendo afiches por las calles y pidiendo ayuda a desconocidos.
En esta misma línea se ubica, evidentemente, el detective Ledroit, quien, como pasa con los padres de Edgar, también tiene sus propios tormentos personales, laborales y afectivos. El investigador es un gay afroamericano en los 80s. Su pareja tiene VIH y nada parece salvarlo de un desenlace fatal. Su jefe no hace más que trabar cualquier tipo de iniciativa que tenga en la oficina.
Hay, sin embargo, un segundo camino al que Abi Morgan apuesta y con fuerza: el emocional. Vincent es un padre de familia desinteresado, un esposo incomprensivo, y un compañero de trabajo problemático. Pero por encima de todo eso, el protagonista de “Eric” es un ser atormentado por su pasado, por su infancia, por su propio vínculo con su padre (Robert/John Doman), un exitoso desarrollador con el que no puede sostener una charla por 10 segundos.
¿Cómo es que Abi Morgan ha decidido plasmar todos los tormentos que persiguen a Vincent? A través de Eric, el inmenso muñeco que persigue a nuestro protagonista de arriba abajo como si se tratase de un subconsciente. “Los peores monstruos no son los que están debajo de la cama”, le dice Eric a Vincent en solo uno de los múltiples diálogos en que se enfrascan mientras el padre busca a su hijo por toda Nueva York.
El recurso del monstruo persiguiéndonos como una sombra para recriminarnos “que nuestro hijo se fue porque no nos soporta”, no obstante, está lejos de ser el único acierto de esta miniserie. También “Eric” es sólida al retratar a Nueva York como una ciudad absolutamente oscura, en donde los valores y las buenas personas son, lamentablemente, la excepción. Así pues, si por arriba vemos viviendas y familias resquebrajadas, es bajo las alcantarillas que todo explosiona.
En lo que parece ser una crisis de vivienda eterna, la ciudad estadounidense que da soporte a esta historia parece colapsar entre mendigos, vagabundos y adictos al alcohol y las drogas. Todos buscan refugiarse en parques, puentes o inclusive al interior de las vías del metro (también viejo, pintarrajeado y escenario de situaciones lúgubres). Quizás solo circunstancias como estas podrían explicar la facilidad con la que los niños se pierden allí, porque Edgar, claro, no es el único.
Como si se tratase de otro ‘monstruo’ (pero este metafórico y no de peluche), la culpa de los niños no hallados en su haber como detective castiga a Ledroit, quien, por ejemplo, es increpado por Cecile (Adepero Oduye), la madre de Marlon Rochelle, pues “a él nadie lo busca porque es pobre y negro”. En su intento por dar con el paradero de estos desaparecidos, el investigador nos llevará por un submundo tan o más nauseabundo que el de las alcantarillas: el de la explotación de menores, las perversiones sexuales, pero, sobre todo, el del abuso del poder (político/económico) para tapar verdades desagradables.
Como ha quedado demostrado hasta este punto de la nota, “Eric” plantea varios temas. Tal vez ese intento por abarcarlo todo sea una debilidad que los críticos podrían achacarle en un futuro. En algún momento son tantas las cosas sobre el tapete que el propio personaje de Vincent se desvanece y la búsqueda se apaga. A su vez, Gaby Hoffmann es lo suficientemente notable como para ser opacada en grandes tramos de la miniserie por un guion que la rezaga como una madre más bien paciente, mesurada, que solo explota en el momento del desenlace.
También podría cuestionarse que, más allá de la propia redención que atraviesa el padre Vincent a lo largo de los seis episodios, la propuesta de Abi Morgan presenta sus temas de forma demasiado convencional o clásica, por llamarlo de alguna forma. Esa crítica podría tener asidero en parte. Sí pasa con, por ejemplo, el vecino de los Anderson (George/Clarke Peters), ignorado, acusado, arrestado (y luego liberado) solo por ser un afroamericano adulto mayor que vive solo.
“Eric”, una propuesta difícil de clasificar en un solo género (salta del thriller al drama y viceversa por casi seis horas), consigue, pues, el efecto deseado: enganchar al televidente con la historia de un padre quebrado emocionalmente que tiene en la búsqueda de su hijo tal vez su última oportunidad para hallar su propia paz. En la exposición de dicho recorrido, Abi Morgan y compañía se valen de ciertos elementos (música de fondo, locaciones lúgubres y permanentes desplazamientos de cámara en varios sentidos) que nos mantendrán atentos, pero a la vez, angustiados, esperando un desenlace. Para bien o para mal.
ERIC/NETFLIX
SINOPSIS: Ambientada en Nueva York durante la década de 1980, Eric es el nuevo thriller emotivo de Abi Morgan que narra la búsqueda desesperada de un padre después de que su hijo de nueve años desaparece una mañana de camino a la escuela. Vincent, uno de los titiriteros más famosos de Nueva York y creador de un popularísimo programa infantil de televisión, enfrenta dificultades para sobrellevar la pérdida de su hijo, Edgar. Cada vez más afligido, impredecible y lleno de odio hacia sí mismo y de culpa por la desaparición del chico, Vincent se aferra a los dibujos que Edgar hizo de Eric, una marioneta de un monstruo azul, convencido de que, si logra que Eric aparezca en televisión, Edgar regresará a casa. A medida que el comportamiento destructivo de Vincent aleja a su familia, a sus colegas y a los detectives que intentan ayudarlo, Eric —un delirio que surge de la necesidad— se convierte en el único aliado en la desesperada búsqueda.
Elenco: Benedict Cumberbatch, Gaby Hoffmann, Dan Fogler, McKinley Belcher III, Ivan Morris Howe
Directora: Lucy Forbes
Calificación: 4 de 5 estrellas
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