Controlar a los operarios de Kinloch Bravo, la plataforma (estación) petrolera escocesa que dirige en el Mar del Norte, es una tarea ardua para el director Magnus (Iain Glen). Se trata de intentar ejercer autoridad entre un grupo nutrido, pero sobre todo aislado del mundo durante meses. Tal vez por ello cuando, en el inicio de la serie “La plataforma”, les indica que el retorno a tierra ha sido pospuesto por razones de fuerza mayor, las reacciones son de frustración y rabia.
Creada por David Macpherson, esta propuesta de seis episodios en Prime Video cuenta la historia de todos esos trabajadores petroleros. 95% hombres y 5% mujeres. Pero esa proporción indica poco, pues frente a Magnus está Rose (Emily Hampshire), una supervisora valiente que se ha involucrado sentimentalmente con el jefe de comunicaciones, Fulmer (Martin Compston).
Resulta fácil ir definiendo uno a uno los personajes de esta propuesta. Además de los tres ya mencionados, hay un viejo cascarrabias llamado Hutton (Owen Teale), quien no duda en increpar y faltarle el respeto al director Magnus, cuestionando casi la totalidad de sus decisiones. Asimismo, en la estación petrolera trabajan los operarios Easter (Abraham Popoola), la enfermera Cat (Rochenda Sandall), la ayudante Heather (Molly Vevers), pero, sobre todo el obrero Baz (Calvin Demba). Este último personaje es clave a lo largo de los seis episodios que tenemos por delante.
El primer gran reto para los televidentes de “La plataforma” es que te plantea un obstáculo que linda con lo inverosímil: la estación pierde abruptamente contacto con tierra. Esto se extiende durante casi la totalidad de la serie (aunque en una ocasión la Internet vuelve por segundos y permite, supuestamente, mandar alertas).
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El punto es que, a la par de que se pierde comunicación con tierra, raros movimientos comienzan a ocurrir en ese punto ubicado al medio de la nada. ¿Se trata de temblores? ¿Tsunamis? En algún momento todos sienten que las turbulencias los ponen en riesgo, por lo que deciden indagar. En dicho propósito es Baz quien termina herido, tanto que se temió lo peor. El carismático operario salva la vida, pero se transforma. Aquí empieza claramente la parte de ciencia ficción en “El terminal”.
De la nada Baz comienza a presentar un comportamiento extraño. No desea estar recluido (para evitar expandir el supuesto ‘virus’). En algún momento todos pensamos si acaso fue picado por un animal o bicho marino que lo dejó ‘zombie’. Y como los movimientos siguen remeciendo el Kinloch Bravo, se desatan nuevos operativos para poner a todos bajo protección. A partir de aquí, la vida de los desafortunados encargados de solucionar problemas termina expuesta a la muerte.
A estas alturas de la serie somos totalmente capaces de cuestionar o no lo que tenemos al frente. ¿Qué tan real se ve el inmenso océano donde está ubicada la plataforma de la empresa Pictor? ¿Los oleajes lucen lo suficientemente creíbles? ¿O es que acaso se ha abusado del uso de las pantallas croma?
Salvo aquellas dudas sobre lo técnico, “La plataforma” es una serie ambiciosa. En un segundo nivel de lectura, aquella fuerza poderosa que remece todo en el medio del océano es un “ancestro” que se hace presente como reacción ante los intentos del hombre por sacar dinero hasta de los lugares más recónditos (he aquí el tono político, por decirlo de alguna manera, en la propuesta).
¿Llega realmente el ancestro a ser malévolo? ¿”La plataforma” presenta una retahíla de muertes entre fierros y llaves de emergencia? Antes que atribuir el mal a esta ‘energía’ que ha reaparecido de la nada, lo que intenta decirnos la serie de Prime Video es que muchas veces lo malo tiene rostro de humano. En este punto se presenta un giro rotundo: de la nada –en medio la total incomunicación—aparece un bote con tripulantes.
Si el ancestro representa una fuerza desconocida, aunque incapaz de matar, dentro de la mencionada nave hay un hombre que es todo lo contrario: Coake (Mark Addy). Presentado como el villano de la historia, este alto funcionario de la empresa petrolera tiene un plan: acabar con el ancestro a costa de lo que sea. En dicho propósito intentará quebrar el grupo en el Kinloch Bravo, subvertir la autoridad de Magnus y engatusar incluso a los más cínicos como Hutton.
Frente al intento de supervivencia, a los constantes remesones dentro de la estación y a las incursiones de Baz, Leck, Fulmer y demás en las ‘entrañas’ de ese ‘monumento al fierro’ surge un tema muy bien delineado a lo largo de seis episodios: en nuestro afán de sobrevivir, los seres humanos somos capaces de ir con todo y contra todos. Aunque en algún momento la enfermera Cat grita que a ellos “sí les importa lo que ocurra con los demás”, gran parte de esta serie de Prime Video es un crudo viaje por las falencias y carencias de nuestra condición humana.
Aunque sus aspectos técnicos merman notoriamente el producto final, “La plataforma” sí tiene otros aspectos ciertamente positivos. Aunque Iain Glen es el protagonista, Emily Hampshire no se queda atrás, redondeando el rol de una mujer tan valiente como sensible a las expresiones de la naturaleza (ella es quién descifra al ‘ancestro’). Owen Teale es sumamente convincente como el viejo renegón y testarudo, aunque para ser sinceros, el trabajo de Mark Addy como un villano cínico y materialista nos resulta a ratos algo exagerado.
Por todos estos detalles, queda claro que la serie creada por David Macpherson es ambiciosa desde su concepción, pero trastabilla cuando alarga el drama más de lo debido mediante giros no siempre resueltos. Así pues, como todo indica habrá una segunda parte, tocará hacer varias mejoras que favorezcan a los televidentes.
LA PLATAFORMA/ PRIME VIDEO
Creador: David Macpherson
Reparto: Iain Glen, Emily Hampshire, Calvin Demba
Sinopsis: Cuando la tripulación del Kinloch Bravo se ve aislada de toda comunicación con el continente escocés por una niebla misteriosa, deben luchar para encontrar el camino a casa mientras manejan las presiones ambientales, la paranoia y las tensiones crecientes. Pero a medida que la amenaza revela ser algo más allá de su imaginación, la tripulación dividida debe formar una alianza para poder sobrevivir.
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