Conforme pasan las horas y nos encontramos cada vez más cerca de ver una nueva ceremonia de los Oscar nos preguntamos si acaso habrá sorpresas en la categoría principal. Entre la elogiadísima “El poder del perro”, la controvertida “Dont’Look Up” o la muy emotiva “Rey Richard”, se presentan otro tipo de alternativas como “Drive My Car” y, por supuesto, “Licorice Pizza”, cinta de Paul Thomas Anderson que intentaremos comentar a continuación.
Reconocido por películas como “Boogie Nights” y “Magnolia”, Anderson nació en California en junio de 1970. Es precisamente esa ciudad estadounidense y esta década del siglo pasado las que sirven como base de “Licorice Pizza”, una historia protagonizada por Gary Valentine (Cooper Hoffman, hijo del fallecido actor Philip Seymour Hoffman), un aspirante a artista de 15 años de edad que ya desde las primeras escenas quedará cautivado por Alana (Alana Haim), una joven judía, asistente de un fotógrafo escolar que le lleva nada menos que 10 años de distancia.
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La edad no resulta un detalle menor si tenemos en cuenta que desde el primer flirteo de Gary, Alana bloqueará cualquier posibilidad de relación. Sin embargo, lejos de amilanarse, el protagonista de esta cinta intenta encontrar la forma de mantenerse siempre cerca de su ‘musa’. Lo logra cuando, por ejemplo, le pide que lo acompañe fuera de la ciudad para una actuación en público. Sin embargo, jamás imaginó que --sin ni siquiera haber llegado al lugar-- la joven judía ya había puesto los ojos sobre uno de sus compañeros de reparto: Lance/Skyler Gisondo.
Dos detalles insoslayables a lo largo de la cinta. El primero, vinculado al sinuoso vínculo afectivo entre Gary y Alana. Aunque nunca se reconocen como pareja, durante casi toda la película ambos protagonizan escaramuzas motivadas por los celos. Él la cela a ella. Ella lo cela a él. Inicialmente el recurso parece útil y por momentos pícaro, pero poco a poco va luciendo algo desgastado. El segundo detalle es la sensación de movimiento que nos deja casi toda la cinta. Si no es corriendo, los protagonistas de este filme están sobre un carro, o un viejo camión.
¿Qué particularidades presentan los protagonistas de esta candidata al Oscar? En primer lugar, si hablamos de lo físico, debemos mencionar su frescura y naturalidad. Paul Thomas Anderson acierta al retratar una época muy diferente a la actual. Sin Photoshop ni obsesión por las operaciones estéticas, Gary y Alana lucen todas las imperfecciones de un ser común y corriente. El sobrepeso del protagonista es un factor que nadie intenta ocultar. Lo mismo con sus imperfecciones en la piel, motivadas por el acné adolescente. En el caso de Alana, tenemos a una ‘musa’ singular, que sufre los mismos daños cutáneos de su pretendiente, aunque claro, nada de esto importa pues ambos viven en la flor de la juventud y el amor lo perdona todo.
Otro elemento clave, que probablemente fundamentó esta nominación al Oscar, tiene que ver con el conjunto de personajes secundarios, todos ubicados en situaciones rocambolescas y no por ello menos entrañables. Desde Sean Penn interpretando al hablantín actor Jack Holden, subido a una motocicleta e intentando realizar una maniobra de riesgo sobre fuego, pasando por Bradley Cooper en un rol brillante, como el destornillado Jon Peters (productor y novio de Barbra Streisand que pierde la cabeza buscando petróleo para su automóvil en plena crisis de escasez de dicho hidrocarburo). A estos dos habría que sumarle un político gay (en la sociedad setentera estadounidense) Ben Safdie/Joel Wachs y una lúcida Christine Ebersole dando vida a la diva Lucille Dolittle.
En medio de situaciones por ratos delirantes protagonizadas por los personajes secundarios (que por el CV de los actores que los interpretan bien podrían ser protagónicos) “Licorice Pizza” continúa relatando las vicisitudes de un amor que tarda mucho en concretarse. En el camino, la pareja de ‘amigos’ (Gary y Alana) abrirán los más curiosos emprendimientos, como ponerse a vender colchones de agua hasta que, claro, la crisis de los hidrocarburos sepulta sus ilusiones.
Ciertamente, los grandes elogios que ha cosechado esta cinta en la crítica especializada tienen claros fundamentos. Estamos ante una propuesta consistente: la historia de un amor adolescente que se prolonga en los años más especiales de la década del 70. Como protagonistas, dos jóvenes actores que derrochan soltura y juventud. Cooper Hoffman ni siquiera ha cumplido 20 años y, sin duda, tiene todo para ser la gran atracción de Hollywood por muchos años más. Alana Haim (30) no se queda atrás. Ambos protagonizan escenas con un pie en la ternura y otro en el erotismo. A todo esto, lo ya mencionado: ‘cameos’ de verdaderas estrellas de Hollywood. ¿Podrá este cocktail de ideas nostálgicas y hormonas ebulicientes prevalecer sobre sus otras nueve rivales? El jurado tiene la palabra.
LA FICHA:
Sinopsis: La historia de Alana Kane y Gary Valentine creciendo, explorando y atravesando el traicionero camino del primer amor en el Valle de San Fernando en 1973.
Título original: “Licorice Pizza”
Duración: 133 minutos
Clasificación: +13 años
Género: Comedia
Calificación: ★★★★
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