Los espíritus de la isla
2022
Star Plus
Director:
Martin McDonagh
Actores:
Colin Farrel, Brendan Gleeson, Kerry Condon, Pat Shortt
Género:
Drama, Comedia
Duración:
116 minutos
Clasificación:
+16
"The Banshees of Inisherin" (Fuente: 20th Century Studios)
"The Banshees of Inisherin" (Fuente: 20th Century Studios)
José Silva

Todo parece transcurrir sin contratiempos en la isla ficticia de Inisherin, frente a la costa de Irlanda, hasta que el compositor musical Colm (Brendan Gleeson) le informa a su amigo de siempre, el granjero Pádraic (Colin Farrel), que la amistad entre ambos llegó a su fin.

Preocupado por las circunstancias que motivaron a Colm retirarle la confianza como amigo, Pádraic decide buscarlo y preguntarle qué pasó. “Si estuve borracho y dije algo indebido, te ofrezco disculpas, pero estoy seguro de no haberte dicho nada malo”. Pero el músico está muy seguro de su decisión. Y cuando le insisten por sus razones atina a decir: “Dejaste de caerme bien”.

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Este rompimiento de una amistad, que no tendría nada aparentemente novedoso, es la génesis de “Los espíritus de la isla”, cinta de Martin McDonagh que para muchos puede dar la gran sorpresa y llevarse la estatuilla en la categoría Mejor Película de los Premios Oscar 2023.

Drama gótico, tragicomedia o comedia negra, esta cinta puede clasificarse según el espectador y sus gustos. Lo concreto es que durante casi dos horas seremos testigos de la forma en cómo el abrupto final de una relación de amistad puede devenir en decisiones ilógicas y hasta trágicas.

Pádraic y su amigo Colm en un momento de la película "Los espíritus de la isla".
Pádraic y su amigo Colm en un momento de la película "Los espíritus de la isla".

Antes de continuar, toca situarnos un poco. Primero: estamos en los inicios de la década del veinte correspondiente al siglo pasado. La Guerra Civil en Irlanda va camino a extinguirse. Aunque en Inisherin propiamente no hay enfrentamientos, cada cierto rato se oyen detonaciones a lo lejos que nos jalan forzosamente al tiempo y espacio histórico. Segundo: el título en inglés de la cinta es más exacto que su traducción: “Las brujas de Inisherin”. En sí, esta hace alusión a una leyenda relacionada a una especie de hada que al aparecerse puede advertirte de una muerte cercana.

Volviendo a la trama, a Pádraic lo acompaña su hermana Siobhan (Kerry Condon), seguramente el ser más inteligente en la isla. Ambos crían ganado, pero es nuestro protagonista quien ha forjado un especial vínculo con Jenny, una burrita a la que no solo le permite entrar a su hogar, sino que además la lleva al bar (el único en toda Inisherin) y, por si fuera poco, le habla como a una hija.

Rodeando a estos tres protagonistas habitan una serie de curiosos personajes secundarios. Dentro del bar está Jonjo (Pat Shortt), el dueño que no cesa de preguntarle a Pádraic los motivos por los que Colm dejó de frecuentarlo. También hay un cura (David Pearse) que aprovecha las confesiones a los fieles para extraer uno que otro chisme. En esta línea podríamos ubicar también a la señora O’Riordan (Bríd Ní Neachtain), bodeguera y administradora de los correos que no puede con su tentación de abrir las cartas ajenas. Cada uno aporta, a su manera, los ingredientes para lo que se nos viene: una historia lúgubre.

Pero hay alguien que se roba la atención de todos en gran parte de la cinta: Dominic (Barry Keoghan), un joven vecino que, atormentado en su soledad, se acerca a Pádraic y a su hermana Siobhan. Con cada uno tiene intenciones distintas, pero con los dos se expresa de la misma forma: sin pelos en la lengua. Por eso tal vez muchas de las cosas que nosotros podríamos pensar sobre el comportamiento de nuestro protagonista terminan expresadas por este muchacho. Frases como “¡Parece que tú también te has quitado una persona de encima!” o “¡Es solo un gordo pelirrojo más!” nos resultan un alivio en medio del retrato de la obsesión de nuestro protagonista por lograr el ‘perdón’ de quien fuera su inseparable amigo.

Como en toda la cinta, los protagonistas desarrollan una relación especial de cercanía con los animales.
Como en toda la cinta, los protagonistas desarrollan una relación especial de cercanía con los animales.

Si hubiera que considerar a “Los espíritus de la isla” como una comedia esta sería una sobre lo irracional. En algún momento el acercamiento de Pádraic hacia Colm se vuelve tan intenso que este último lo amenaza con frialdad: “Si vuelves a acercarte a mí me cortaré un dedo de la mano izquierda con la que toco el violín”. La frase suena absurda, pero en algún momento todo en esta película lo es. Dominic –sentado en la mesa de nuestro protagonista y su hermana—los reta: “Tal vez deban probar si es capaz de cumplir su amenaza”.

“¿Era un ave?”, pregunta Siobhan cuando su hermano regresa de ver qué sonó hace segundos en la puerta principal de casa. Lo que encontró fue el primer dedo auto-mutilado por Colm. La amenaza se hizo realidad y, más allá del grito horrorizado de su hermana, Pádraic redobla la apuesta. “Me han aconsejado que sea violento al hablarle a Colm”. Lo hace y, por supuesto, todo empeora.

Hay dos detalles que resulta imposible no mencionar al hablar de “Los espíritus de la isla”. La presencia del hada que mencionamos al comienzo se torna intermitente. “Calla, vieja loca”, le grita en algún momento Pádraic cuando esta le advierte una inminente tragedia. Por otro lado, Siobhan –consciente de lo deprimido que se encuentra su hermano—decide intermediar con Colm y preguntarle por qué ahora no quiere frecuentarlo más.

Siobhan y Dominic en una escena de "Los espíritus de la isla".
Siobhan y Dominic en una escena de "Los espíritus de la isla".

“¡No puedes dejar de ser amigo de alguien así de la nada!”, increpa. “Me aburre y no tengo más espacio en mi vida para el aburrimiento!”, exclama el músico. La respuesta de Siobhan parece explicarlo todo: “¡Pero vives en una isla en la costa de Irlanda, qué demonios esperabas!”.

Son varias las fortalezas del largometraje de McDonagh. Llevar al extremo el absurdo puede ser lo primero. Los diálogos –concretos, directos y lastimeros—son lo segundo. Habría que sumarle la presencia de elementos como el mar (inmensamente visible en cada desplazamiento de los personajes desde sus casas hacia el bar o hacia el pueblo). También los animales, por supuesto. Vacas, toros, pero fundamentalmente el perro de Colm y, evidentemente, la yegua de Pádraic. Por fuera, nada en Inisherin encaja en el mundo actual. Pero viéndolo en profundidad, esta tragicomedia es capaz de desnudarnos como seres eternamente al borde del precipicio emocional.

En la categoría Mejor Película de los Oscar, “Los espíritus de la isla” la tendrá difícil ante “Todo en todas partes al mismo tiempo”, “Los Fabelman” o “Sin novedad en el frente”, sin embargo, quien tal vez sí pueda tener mejor suerte es Colin Farrel. Tal vez en su gran momento de madurez artística, el actor irlandés de 46 años ha logrado con Pádraic construir un personaje absolutamente inherente a la propuesta del guion. Su frustración al no recobrar la amistad perdida de forma injusta, la honestidad con la que reclama a Colm por sus silencios y el vínculo tan particular que logra con cada uno de los elementos presentes en Inisherin lo elevan como el estandarte de una propuesta no solo bien escrita, sino además bien ejecutada.

LOS ESPÍRITUS DE LA ISLA/CINES

Director: Martin McDonagh

Elenco: Colin Farrel, Kerry Condon, Brendan Gleeson, Pat Shortt

Sinopsis: La trama se sitúa en una remota isla del oeste de Irlanda. Allí viven dos amigos de toda la vida: Pádraic (Farrell) y Colm (Gleeson). Un día, de repente, Colm decide poner fin a su amistad, dejando a Pádraic estupefacto. Con la ayuda de su hermana y de un colega, intenta reavivar los lazos de amistad con Colm. Sin embargo, los esfuerzos de Pádraic no hacen sino aumentar la determinación de su ahora antiguo amigo de poner fin a cualquier tipo de relación entre ellos. Cuando Colm le da un ultimátum, las consecuencias para ambos empiezan a suceder.

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