En tiempos de huelgas de actores y sindicatos quizás lo mejor sea disfrutar las nuevas temporadas de nuestras series preferidas de a poquitos. Dieciocho semanas después de iniciada la paralización en Hollywood (el choque es entre las mentes y los rostros versus los que ponen la plata, aunque también la reciben en grandes cantidades) el panorama es incierto: las propuestas alcanzadas por los segundos hacia los representantes de los primeros no satisfacen las expectativas.
En esa línea, cada nueva temporada, es más, cada nuevo episodio de nuestra serie favorita sabe mucho mejor que en los tiempos de bonanza. Porque no sabemos con certeza cuándo se retomará la planificación y puesta en marcha de nuevas entregas. ¿Un ejemplo de esto? “Only Murders in the Building”. La serie de Hulu que en Latinoamérica emite Star Plus acaba de estrenar el cuarto de los diez episodios que contiene su tercera temporada.
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La historia creada por Steve Martin y John Hoffman –multipremiada en sus dos temporadas previas—ha asumido el natural desgaste de temas y situaciones, y se ha propuesto presentarnos varias novedades. Aunque no resulta nada spoiler decir que nuevamente hay un crimen (pues esa es la motivación clave de la propuesta: descifrar la verdad detrás de extrañas muertes), en esta ocasión, al menos en los cuatro primeros episodios, tenemos un sinfín de nuevos personajes, pero, sobre todo, un salto con garrocha a otros ámbitos, como el teatral.
Primero, situemos un poco al lector: “Only Murders in the Building” cuenta la historia de tres amigos-vecinos del Arconia, un lujoso y vetusto edificio de departamentos ubicado en el Upper West Side de Nueva York. Charles-Haden Savage (Steve Martin), un solitario actor que vive del recuerdo que generó su protagónico en la serie policial “Brazzos”. Oliver Putnam, un muy venido a menos director de teatro que busca arañar el éxito que alguna vez pudo ostentar. Finalmente, Mabel Mora, una joven que, tras terminar sus estudios, parece ahogada en un vaso de agua: no ha logrado “nada” por sí misma al borde de los treinta años.
En las dos primeras temporadas, nuestros tres protagonistas fueron testigos del revuelo generado por sendos (y misteriosos) crímenes. Motivados por el empuje de un noble y siempre juvenil Oliver, coincidieron en grabar sus descubrimientos para un Podcast. ¡Porque los Podcast están de moda y mucho más los de crímenes! Así pues, primero lentamente y luego a una velocidad inusitada, Oliver, Charles y Mabel se hicieron famosos, logrando una legión de seguidores (tan raros como ellos) que incluso los ayudaron a resolver el crimen de la temporada 2.
Resulta ciertamente complicado señalar a uno de los tres protagonistas de la serie como líder por encima de los demás. Tal vez en este nivel de profesionalismo trabajar en equipo resulta fácil. Oliver, Mabel y Charles congeniaban magníficamente. Si en la primera temporada el primero era un casi adulto mayor que se robaba las salsas ajenas o pedía paciencia en los pagos de la administración, en la segunda lo teníamos como un padre que descubre que no era tal. A su vez, el segundo, pasó de vivir del recuerdo de ‘Brazzos’ a descubrirse como el amante de una asesina, para finalmente encontrar lo que pensaba era el amor con una vieja amiga maquilladora. Por último, Mabel –tres o quizás cuatro décadas más joven que sus amigos del Arconia—siempre estaba un paso adelante en cuanto a reacciones, elucubraciones y valentía ante el peligro.
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Los realizadores de la serie de Star Plus parecen haber sido muy conscientes de que, más allá de los premios y el elogio de la crítica, la propuesta necesitaba tomar algunos riesgos extras. Remecer un poco la zona de confort nunca está mal. Y queda claro, al menos en estos cuatro episodios, que ese es el camino. Aunque obviamente seguimos en el Arconia y nuevamente hay un crimen detrás, son visibles una serie de elementos nuevos que pasamos a comentar a continuación.
Feliz porque tiene nuevamente la posibilidad de dirigir una obra a lo grande, Oliver Putnam ha contratado para su elenco a las dos grandes incorporaciones de la serie: Paul Rudd como Ben Glenroy y Meryl Streep como Loretta Durkin. Él es el protagonista de la puesta en escena. Un tipo egocéntrico, a ratos pedante, aunque sumamente virtuoso, y principalmente dueño de un pasado artístico del cual ninguno de nuestros tres protagonistas es ajeno. Por su parte, ella es una actriz sin mayor renombre, pero que, a costa de su singular capacidad sobre el escenario, cautivará rápidamente al director (“el soltero más requerido en la Gran Ciudad durante las últimas décadas”, según él mismo se auto denomina).
Abriendo nomás la tercera temporada, Ben se desploma sobre el escenario para, en cuestión de segundos, sufrir una terrible hemorragia que hace pensar lo peor. El protagonista de la obra de Putnam parece querer que el desaparecido Podcast “Only Murders in the Building” vuelva a la fuerza. Aunque no resulta tan así porque, unos minutos después aparece vivo y coleando. El shock se transforma en alivio, pero tampoco por mucho tiempo. Ben aparecería (ahora sí) muerto sobre el recién arreglado ascensor del Arconia (donde el director teatral había organizado la fiesta por el debut de la temporada).
Lo primero visible en esta tercera temporada de la serie de Star Plus es que se ha decidido borrar de plano a varios personajes secundarios de las temporadas previas. Desde vecinos hasta fanáticos del Podcast, pasando incluso por el guardián del edificio. Cada uno de los espacios han sido copados más que por otras personas, por ambientes y situaciones. El humor –extremadamente negro en determinados momentos de las dos primeras temporadas—también ha dado paso a una propuesta más bien artística, con momentos de absoluto lirismo en los que Streep se luce cantando, apenas apoyada por un pianista, ante la mirada atónita de su director (y admirador). Todo esto, por supuesto, se explica seguramente porque el centro de la historia está vinculado a una obra de teatro, transformada en musical tras la muerte de Ben y finalmente en algo mucho más cuidado ante la develación del gigantesco talento de Loretta.
Entre ensayos, repasos de letras, salas de vestuario y varias idas y vueltas (porque tras la muerte de la gran estrella del cartel, los financistas quieren darle la espalda a Putnam), “Only Murders in the Building” nos presenta también a tres protagonistas mucho más finos en el arte detectivesca. Mabel Mora –impactada porque en pocos días será desalojada de su departamento—vuelve a cautivarnos con su mágica capacidad para hablar con los muertos. Charles debuta como ‘novio’ y conviviente con su vieja amiga maquilladora (una coleccionista de peces), aunque pronto se cansará y meditará cómo pedirle que se vaya. Finalmente, Oliver protagoniza una incansable carrera contra el tiempo y lo quiere todo: éxito en la obra, pero también en el amor (“Voy a romper mi regla de no involucrarme con gente que trabajo”).
No perdamos, sin embargo, el rumbo. Y aquí sí viene una natural repetición con respecto a las temporadas previas: un asesinado y múltiples sospechosos. La pizarra con las fotografías y sus respectivas leyendas. El descarte. La posibilidad de retomar el Podcast. Grabar el sinuoso camino en la búsqueda de la verdad detrás de la desaparición del insoportable Ben. Al menos hasta el episodio cuatro, “Only Murders in the Building” temporada 3 cumple las expectativas y arroja la suficiente dosis de intriga para mantenernos pendientes del próximo capítulo. Siempre por Star +.
ONLY MURDERS IN THE BUILDING/STAR PLUS
Elenco: Martin Short, Meryl Streep, Steve Martin, Selena Gomez, Paul Rudd
Sinopsis: Mabel, Oliver y Charles intentarán descubrir al responsable de la muerte de Ben (Paul Rudd), el protagonista de la nueva obra de teatro de Oliver Putnam.
Calificación: 4 estrellas de 5
Estreno: Un nuevo episodio cada martes hasta el 3 de octubre
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