Hay demasiado que decir sobre el final de temporada de “She-Hulk”. Apreciada por muchos fans, odiada por otros, los más tóxicos y que en su mayoría tienen un doble estándar para juzgar la historia. La creadora Jessica Gao fue consciente de eso antes de filmar, lo comentó en entrevistas, y gozó al incluir el lado más asqueroso del fandom en la trama. Pero esa no es toda la historia, pues Jennifer Walters apuntó más alto y dio en el blanco con un episodio insólito para esta franquicia, así como para la TV en general.
A continuación, SPOILERS de “She-Hulk” 1x09, “¿De quién es este show?”
La narración clásica
En el nivel más básico, “She-Hulk” sigue a una millennial en busca de la plenitud, no muy distinta al espectador promedio en cuanto a sus deseos. Pero el delicado balance de vida personal y laboral se complica por su obtención súbita de poderes. Aquí es donde la serie hace hincapié en que Jennifer Walters (Tatiana Maslany) pasa por un juicio público a cada momento por ser mujer y tener habilidades sobrehumanas en una sociedad misógina. De ahí que la filtración del video íntimo sea un ataque tan doloroso y realista.
Jen investiga a sus atacantes, pero no hace grandes avances. A la par sus amigos Nikki (Ginger Gonzaga) y Pug (Josh Segarra) descubren que el insoportable Todd (Jon Bass) está detrás de Intelligencia, el grupo misógino que filtró el video. La investigación de ambos expone la trama cómodamente y los lleva a la reunión presencial de los villanos. Por obra y magia del guion, Jennifer también acaba en el mismo sitio, donde descubre que Emil Blonsky (Tim Roth), convertido en Abominación, es el “life coach” de los incels.
El encuentro sorpresa termina con una lucha de todos contra todos, desde Abominación, Titania, Josh (que ahora tiene poderes de Hulk), y el mismísimo Hulk. Una batalla sin sentido, un cruce de personajes forzado, como reconoce la misma Jen, cuyo viaje de autodescubrimiento tuvo otros objetivos. Es entonces cuando ella su otro gran poder: romper la cuarta pared como nunca se había hecho en la historia de Marvel Studios.
El último enemigo a derrotar
¿Qué quiere el fan de una saga de superhéroes? Si seguimos a usuarios de Reddit, Twitter, a youtubers random con teorías incluso más random, este es el común denominador: exigen crossovers, cameos, peleas hasta decir basta. Por años, Marvel le ha dado al fan todo lo que este pide, sea el retorno de Patrick Stewart como el profesor Charles Xavier o la reunión de los tres Hombres Araña. Un sistema insostenible en cuanto a calidad que, en manos de los fans más radicalizados (por motivos que escapan al foco de este artículo), se convierte en bandera de lo que “debe” ser una historia del género y cualquier cambio a la fórmula es recibido con odio.
Me voy por las ramas es porque “She-Hulk” hace lo mismo, y no lo digo como una crítica en desmedro a la serie. Equilibrar tantos tópicos, conversar con el mundo real al mismo tiempo que cuenta su historia, no es tarea sencilla. Pero sin este bombardeo de información, sin ser autoreferencial, la serie no sería lo que es: una crítica a la relación del fan y el creador del contenido, donde el primero comete atrocidades todos los días en redes y el segundo mantienen una posición cómoda para contar la misma historia una y otra vez.
“She-Hulk” se rebela contra eso dentro de sus límites, se sale literalmente de la serie, camina por el menú de contenidos de Disney+ y va en busca de los creadores. En los estudios de Walt Disney, en el writer’s room, pregunta a los creadores, incluyendo a la showrunner Jessica Gao, por qué le dan un final tan malo. Como no recibe una respuesta concluyente, busca a K.E.V.I.N., un robot/algoritmo/ jefe máximo cuyo nombre se inspira en Kevin Feige, presidente de Marvel Studios.
Este giro no sería posible sin la rotura constante de la cuarta pared en episodios previos, herencia del material original. En uno de los cómics que inspira la serie, escrito y dibujado por John Byrne y editado por Renee Witterstaetter, los autores se convierten en personajes y la protagonista les pide cuentas de las decisiones narrativas. La discusión de Jen y K.E.V.I.N es un homenaje a los orígenes del personaje, así como a los cómics que originaron el negocio multimillonario. No recuerdo un episodio de televisión donde el protagonista haya hecho lo mismo y que incluso cambie cosas que ocurrieron, como anular los poderes para Josh (afortunadamente) y que incluso aparezca otra vez Daredevil (Charlie Cox) para alegría de los fans, pero sobre todo de Jennifer.
“She-Hulk” es consecuente con su propia premisa: no solo confronta a los fans de alienación alimentada por el sistema, sino al mismo sistema, y consigue que el criminal sea procesado por la justicia. No deja de ser irónico que usa las herramientas, códigos y referencias pop creados y aprobados por el sistema que critica. Pero She-Hulk está lejos de ser una crítica cómoda para la industria, pues Maslany y Gao han golpeado con energía el muro que separa a la audiencia y a los creadores. Puede que ese muro jamás se rompa, pero ahora tiene una rajadura que ningún efecto especial puede disimular.
Pensamientos sueltos
- Una millennial en apuros económicos regresando a casa de los padres. Otra vez, “She-Hulk” acierta al representar la realidad.
- Muy apropiado que Jennifer no haya pedido borrar la filtración del video íntimo de la trama. En el mundo real, algo así no es posible. Las acciones criminales tienen consecuencias y las víctimas, a la par de buscar justicia, viven con el daño.
- La conversación de Jen y K.E.V.I.N. es un tesoro de referencias, no solo a Marvel en sí mismo, sino al método de trabajo. Esa crítica a la falta de representación de los deseos femeninos se corresponde con otra trama, también presente a lo largo de la serie.
- K.E.V.I.N. tiene un gorrito, igual que el mismísimo Feige.
- “Lamento que estés molesta”. Abominación, representando la “disculpa” del cobarde, tan común hoy en día.
- En los cómics Skaar, hijo de Hulk, ha tenido escasas y no muy relevantes apariciones. Ojalá le vaya mejor en el cine y la TV.
- Queda confirmado que ahora Daredevil y She-Hulk son pareja. Una decisión muy satisfactoria para ambos, aunque no dejo de pensar qué pasó con Karen Page (insertar emoji de carita llorando).
- Qué difícil ha sido ponerle un titular esta crítica.
- Así como “She-Hulk” expone los fallos de un sistema de entretenimiento, incluyendo lo extenuante que es crear efectos visuales, hace falta algo para que los creadores originales reciban mejores ganancias. Sin Byrne, Witterstaetter y Slott no existiría esta serie y eso debería compensarse con más dinero para ellos.
- Agradecimientos especiales al amigo y colega Juan Luis del Campo, quien asumió las críticas de los episodios anteriores y que ahora tiene unas merecidas vacaciones.
Calificación
5 estrellas de 5
Todos los episodios de “She-Hulk” están disponibles en Disney+.