El caso de la desaparición de Patricia Aguilar tuvo diferentes matices en los medios de comunicación. En España comenzó como el relato de una joven de 18 años desaparecida, pero pronto pasó a ser la historia de unos padres que no respetaban la libertad de una mujer que había llegado a la mayoría de edad y decidido dejar el hogar. En el Perú, ocurrió algo parecido. Cuando se denunció en Elche, la ciudad natal de Patricia, que la muchacha se encontraba en Lima sin contacto con su familia, esta apareció en medios nacionales asegurando que se había ido por voluntad propia porque la pasaba muy mal en su casa. Pero poco se sabía de los motivos que la llevaron a dar esas declaraciones.
En el documental “548 días captada por una secta”, Patricia Aguilar habla por primera vez de manera detallada sobre lo ocurrido: cómo la muerte de su tío, un miembro importante dentro de su núcleo familiar, la llevó a una profunda depresión, pero también a empezar a buscar en Internet sobre la vida después de la muerte y a grupos en los que contactaría con Steven Félix Manrique, el que se volvería su captor.
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En el documental se muestran las técnicas que utilizaba Manrique para convencer a jóvenes, que tenían en común problemas con sus familias. Además, se explica a detalle cómo se resolvió el caso que demoró un año y medio en cerrarse. Entre las claves nuevas se destaca la pista que llevó a la familia a determinar que el destino al que se había escapado Patricia era el Perú y los métodos que usó el falso gurú para lograr que la joven española hable mal de su familia en los medios de comunicación peruanos y españoles.
Para Olmo Figueredo González-Quevedo y José Ortuño, los realizadores detrás del documental, era importante presentar el relato de todas las víctimas en este caso. Por ello, además de Patricia Aguilar, la serie incluye también el testimonio de Maryorie García, otra de las mujeres captadas por Manrique, y Olinda Valverde, su madre. Son tres episodios los que componen la docuserie y con los que esperan dejar un mensaje de luz al final de un camino oscuro. Ellos nos lo explican en esta entrevista:
—¿Cómo fue su primer contacto con este caso y qué los hizo decidir convertir la historia en una serie documental?
Olmo: José y yo llevamos mucho tiempo trabajando juntos y hemos hecho otras docuseries en conjunto. Pero estábamos buscando historias que fuesen un poquito más luminosas y no solo ‘true crimes’ dramáticos. Soy padre, tengo dos niñas, y ellas también me lo pedían, me decían ‘si vas a dedicarte a esto y a echarle tantas horas, al menos haz historias que podamos ver también nosotras’. Así marcamos una línea editorial nueva de intentar tratar temas más en femenino y también que pudiesen llegar más a los adolescentes. Y en un momento, en el verano de 2018, sale la noticia de Patricia Aguilar, que había sido encontrada en la mitad de la selva del Perú tras varios meses lejos de su familia. Yo había seguido el caso por la prensa y no tenía ninguna esperanza de que la encontraran, porque estas historias suelen terminar muy mal, hay chicas desaparecidas a las que nunca encuentran. Pero ella apareció y sentí que allí podía estar esa historia con un final feliz. Entonces, llamé a José para decirle que había encontrado una historia para contar.
José: Él me llama y me cuenta un poco por encima lo que había pasado. Yo no conocía la historia, quizás había oído hablar del tema, pero no me había detenido a seguirlo. En ese momento, estábamos trabajando en otra docuserie y, cuando uno está involucrado con una historia, te concentras en eso las 24 horas del día y el mundo desaparece. La periodista española Vanesa Lozano había escrito un libro sobre el caso llamado “Hágase tu voluntad”. Todavía no se había publicado, pero Olmo ya tenía una copia y me la pasó. Lo leí en una sola noche y le dije: ‘Esta historia merece ser contada, ojalá que seamos nosotros quienes lo hagamos’.
"Por lo general, los ‘true crimes’ son historias que van de la oscuridad a la oscuridad o de la luz a la oscuridad. En este caso, teníamos una historia que iba de la oscuridad a la luz"
—¿Y por qué deciden trabajarla con Disney?
Olmo: Sentía que este documental no entraba en la categoría de un ‘true crime’ convencional. Por lo general, los ‘true crimes’ son historias que van de la oscuridad a la oscuridad o de la luz a la oscuridad. En este caso, teníamos una historia que iba de la oscuridad a la luz. Era un ‘true crime’ familiar. Así se lo presenté a Disney, como un ‘true crime’ con final feliz, lo que al principio rompió un poco los esquemas. Además, era una historia muy bonita de resiliencia, de cooperación entre dos países, Perú y España, y entre dos familias, la de Patricia Aguilar y la de Maryorie García, que no se conocían de nada y que un día deciden darse la mano porque se dan cuenta que tienen el mismo objetivo: recuperar a sus hijas y nietos. También es una historia que rompe prejuicios, que habla de seguir hacia adelante y, por supuesto, una historia sobre los peligros de las redes sociales y de la persuasión coercitiva. Era una historia que tenía muchos ingredientes y queríamos contarla.
—¿Cómo fue el trabajo con la familia, consideran que fue algo sanador para ellos volver a recordar lo vivido para la docuserie?
Olmo: Creo que la palabra es la adecuada: sanación. Es una palabra que usamos al principio, cuando nos pusimos en contacto con ellos y les hicimos ver que nosotros queríamos contar su historia de la manera que ellos quisieran contarla, no pretendíamos que fuera un reportaje corto, hacer 4 preguntas e irnos. Tampoco buscábamos el morbo. Por eso también trabajamos con Disney, porque sabíamos que no nos iban a pedir amarillismo. Sabíamos que las familias Aguilar y Valverde tampoco lo querían y a nosotros nos interesaba enfocarnos en el componente humano, no entrar en otras cosas, porque una historia de sectas y temas sexuales podría irse por componentes que no nos interesaban.
—¿Cómo fue el proceso de la familia?
Olmo: Fue una labor larga, tuvimos que ir poco a poco hablando con ellos. Primero con la familia Aguilar y luego con Patricia, que entendió que era importante que diera su testimonio para que, quizás, pueda servir a otras personas que se encuentran en ese momento de captación y se den cuenta. Pero también para ese proceso de sanación del que hablábamos. A veces recordar duele, reabrir heridas es duro, pero cuando se hace de una manera orgánica, pausada, meditada y sin presión, se consigue ese proceso de cerrar círculos y liberar fantasmas. La docuserie tiene declaraciones por parte de los padres y por parte de Patricia y de Mayi (Maryorie García) muy generosos, muy valientes y autocríticas, porque todos reconocen sus propios errores. Creo que alguien en cualquier rincón del planeta puede ver esta docuserie y darse cuenta que están cometiendo errores parecidos de fallos de comunicación interfamiliar, que es importante que se atajen cuando antes.
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"Era imprescindible ir al Perú y estar con los protagonistas para contar esta historia. Para nosotros era muy importante que lo que pasó se cuente en primera persona"
—El documental también nos permite conocer a héroes hasta ahora anónimos, como son los dos policías que ayudaron a rescatar a Patricia y Maryorie. ¿Cómo fue el trabajo en el Perú para contar esa parte de la historia que ocurrió aquí?
José: Era imprescindible ir al Perú y estar con los protagonistas para contar esta historia. Para nosotros era muy importante que lo que pasó se cuente en primera persona. El ‘slogan’ de la serie es: “Esta es mi historia”. La mitad de los protagonistas son peruanos y gran parte de la historia tuvo lugar allá. Nosotros debíamos ir y darle voz a esos héroes anónimos que esperemos que ya no lo sean más.
Olmo: Es verdad que aquí el captor, el manipulador, que es Steven Manrique, es un peruano, pero yo no quisiera que se interpretase, y creo que lo hemos hecho con el mayor de los respetos, que el malo es del Perú. Creo que si hemos sacado una conclusión de esta historia es que gracias al Perú se encontró a Patricia y a Mayi. Fue gracias a la colaboración institucional de Perú, desde la fiscalía, hasta la policía y la Dirincri y a dos personas fundamentales como son el técnico (Luis Alfonso) Capcha y el técnico (Cristian) Huarcaya. Ojalá este documental sirva para que reciban todo el reconocimiento del Perú y de España. Ellos no dieron el 100%, dieron más de lo que tenían, dieron el 200%, dedicando 25 horas al rescate. Ellos entendieron, como padres que son, que ellos también podrían haber perdido a un hijo y se comprometieron mucho más allá de lo institucional, se comprometieron de manera personal con el caso. Perú ha sido fundamental a tal punto que creo que es posible que, si Patricia hubiese sido captada en una secta en España, todavía seguiría en la secta.
—¿Por qué?
Olmo: No tengo muy claro si en España, en el momento en el que nos encontramos , en el que hay un concepto muy claro de la libertad religiosa que se respeta firmemente pero que también ayuda a que haya recovecos para que mucha gente aproveche esas fisuras con las sectas, no tengo muy claro si aquí hubiéramos conseguido rescatarla. En ese sentido, en hora buena porque creo que el trabajo que se hizo desde Perú fue fundamental.
—Al cierre del documental explican que se buscó el testimonio de Steven Manrique, pero que se negó a participar.
Olmo: Para nosotros es importante darles voz a todas las personas. Hicimos todo lo posible para ponernos en contacto con él, pero claramente no hubo interés alguno en hablar. Nos hubiera gustado al menos haber hecho la entrevista para luego decidir si contaríamos o no con su testimonio. Si de algo puede presumir este documental es de tener unos protagonistas que no han ocultado nada. Las personas siempre tendemos a guardar nuestras mierdas y dejarlas en privado, pero todos han hecho un ejercicio de autocrítica enorme para hacerle ver a la sociedad los problemas en los que se pueden caer. Si entrevistábamos a Steven, esperábamos poder encontrar quizás algún viso de autocrítica, de revisión de su pasado, de culpa, pero la realidad es que no hubo interés. Y llega un momento en el que uno ya no puede insistir. Pero la historia queríamos que la contarán las víctimas, sean directas o colaterales, y las tenemos.
—En la docuserie usan el recurso de animación en varios momentos. Personalmente, me pareció impresionante su uso en la escena en la que Patricia da a luz en la selva. ¿Por qué deciden usar este recurso?
José: En el estilo de la serie quisimos reflejar la personalidad de Patricia. Todos esos elementos que configuraban su personalidad y gustos queríamos que formarán parte. Ella es una amante del manga, del anime, del black metal, de bandas como Rammstein. Por eso tomamos la decisión de narrar algunos momentos a través del anime y esa estética que había formado su personalidad y gusto. Esto, además, coincidía con que en la serie hay unos momentos concretos, en los que este personaje se evadía. Por ejemplo, eso queda muy claro en el segundo capítulo ,cuando ella, estando ya captada, muy lejos de casa, por un momento, gracias a la música, escapa de esa realidad en la que estaba. Lo narramos a través del gusto de la niña que fue, porque en el tiempo que estuvo captada, no podía escuchar música ni ver anime ni todas esas cosas. En la escena final, igualmente, hay un momento de evasión mental. Al tener ella a su niña en brazos, ve cómo se abre esa jaula en la que se encuentra encerrada y ve ese cielo estrellado, sueña con un futuro mejor para ella y su hija.
Olmo: También hemos intentado trasladar al espectador al momento preciso. Todas las decisiones de edición, animación, etc, que hemos tomado, intentan llevar al espectador al momento exacto. Cuando hablamos con los padres de Patricia solían usar una palabra que se nos quedó marcada: ‘A contrareloj’, porque sabían que cada día que pasaba se hacía más difícil encontrar a Patricia, era una lucha contra el tiempo, contra los medios de comunicación, contra todo. Entonces, estos recursos nos ayudan a que el espectador sienta en persona lo que pasó. Cuando hablamos con Mayi y Patricia ellas tenían los recuerdos tan frescos que, por momentos, usaban el tiempo presente. Cuando nos hablan de presente en conceptos emocionales sobre, por ejemplo, cómo se vive un viaje de ayahuasca o cómo se conectan al oír música o cómo se siente tener que dar a luz a tu primera hija sin ningún tipo de recurso en medio de la selva, a todo eso que nos parece de película o surrealista, le dimos esta forma. Intentamos que el espectador lo viva en primera persona.
—¿Qué reacción tuvieron las familias al ver el documental? ¿Sus familias también ya lo vieron?
Olmo: Sí, todos han visto la serie. Ha sido como un proceso de catarsis, porque pudimos proyectarle la serie a toda la familia junta y, como puedes imaginar, lloramos mucho, pero lloramos también de felicidad al ver cómo Mayi y Patricia son hoy dos mujeres recompuestas y unas madrazas espectaculares. Emociona también ver que Olinda, la madre de Mayi; y Alberto y Rosa, los padres de Patricia, están recuperando el tiempo perdido y lo que no pudieron vivir con sus hijos lo están viviendo ahora con sus nietos. Mayi y Patricia están felices con la serie, sabían que querían contar su caso para que sirviera para otros y no se arrepienten.
José: Si a ellas no les hubiera gustado, hubiera sido una frustración. Eran para nosotros los primeros espectadores a los que queríamos satisfacer. Que nos dieran las gracias, además, fue como sentir que habíamos cumplido una misión.
—¿Qué esperan de la reacción en el Perú?
Olmo: Tenemos muchísimas ganas de volver al Perú, casi que tenemos una nueva familia allá. Esperamos que el documental sea acogido con ganas en el Perú y que sepan que lo hemos hecho con el mayor de los respetos y las admiraciones.
La docuserie "548 días captada por una secta" se puede ver en España por Disney+. En América Latina, la producción ingresó al catálogo de Star+ el 30 de junio del 2023.
"548 días: captada por una secta"- Star Plus
Episodios: 3 capítulos.
Detalle de los capítulos:
Capítulo 1: “La huida” (52 minutos)
Capítulo 2: “El viaje” (47 minutos)
Capítulo 3: “El rescate” (62 minutos)
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