Aunque le gustaría tomarse menos tiempo para hacer realidad su segunda película, Felipe Gálvez Haberle (Santiago de Chile, 1983) no se reprocha nada del tiempo que le llevó concretar su ópera prima. Con “Los colonos”, cinta que aborda el genocidio del pueblo Selknam perpetrado a principios del siglo XX en Tierra del Fuego, la atención que recibió el cineasta chileno cinco años atrás por su cortometraje “Rapaz” alcanzaría niveles aún más altos.
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En una entrevista con Saltar Intro de El Comercio a propósito de su participación en el Hay Festival Arequipa, este montajista devenido en director rememora algunos momentos previos a las nominaciones, los galardones y demás reconocimientos que, según confiesa, no son para él una carga, sino un privilegio, pues le permiten tener ciertas armas para encarar próximos proyectos.
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Una historia que fue madurando en el tiempo
Si de plazos se trata, Gálvez Haberle tiene las cosas meridianamente claras. Antes de que “Los colonos” llegase a la pantalla todo se divide en dos. Y el financiamiento –como pasa en Perú o en cualquier país-- jugaría un papel importante. Aunque no fue lo central.
“El financiamiento muchas veces me obligó a reescribir. Tal vez si hubiera ganado con ese primer guion que postulé a algunos fondos, entonces se hubiera dado otro resultado final. Es más, te diría que del año cinco al diez, el resultado es la misma película, pero los primeros cinco es algo bastante diferente, donde no existe, por ejemplo, el último acto; hay otros personajes y, claro, yo estoy feliz de que el tiempo haya permitido toda esa maduración”, considera.
Aunque su director prefiere no verla como un Western, “Los colonos”, ciertamente, posee muchos elementos propios del género. La cinta muestra al teniente británico MacLennan (Mark Stanley) cumpliendo el encargo del terrateniente español José Menéndez (Alfredo Castro): buscar una ruta para que su ganado pueda llegar al Atlántico. En dicha empresa, sumamente compleja por las condiciones del terreno y factores como el clima, entre otros, el protagonista de esta historia no escatima en arrasar con todo lo que se le cruce por delante.
Pero MacLennan no está solo. En su travesía lo acompañan un mercenario norteamericano de nombre Bill (Benjamin Westfall) y un mestizo llamado Segundo (Camilo Arancibia). Los roces entre los tres serán constantes y, aunque el propio Gálvez reconoce que puede resultar inevitable para el espectador valorar los supuestos niveles de bondad y maldad de sus personajes, ese jamás fue el propósito central de su ópera prima.
Así pues, McLennan, Bill y el joven criollo recorrerán a caballo inhóspitos parajes durante varios días y sus respectivas noches. Entre recomendaciones (nunca escuchadas) del segundo, miradas dudosas del tercero, y amenazas del líder, se verán cara a cara con nativos Selknam, autoridades fronterizas, y hasta con militares europeos que los colocarán en diversas situaciones límite.
Del oficio de montajista a la pericia del director
Gálvez responde sobre lo que le consulten con una madurez sorprendente para sus poco más de cuarenta años. Esa virtud, trasladada a su ámbito de trabajo, le debe mucho al tiempo que trabajó como montajista, una función que le permitió acompañar a directores durante muchas horas. Y aprender.
“El montajista trabaja al lado del director durante tres o cuatro meses, se enfrenta al material de una manera plástica, y ve cuánto aguanta. Además, busca las mejores actuaciones, siempre al lado del director. Es un puesto en el que uno aprende mucho de esa labor, y también a ser crítico y decir: ‘entiendo que esto era importante, entiendo la importancia que tiene para tu relato, pero quizás hay que sacarlo’. También aprendes mucho de guion, de ritmo y, en lo personal, me entrenó para pensar en el espectador, que para mí resulta clave”, refiere en otra parte de la charla.
Pensar en el espectador, efectivamente, es una preocupación real para este cineasta santiaguino. A lo largo de nuestro diálogo vía Zoom, toca varias veces el tema, especialmente cuando es consultado sobre si películas como “Los colonos” buscan dejar mensajes políticos o sociales. Comparativamente, no hace falta realizar búsquedas exhaustivas, pues en el mismo año en que la cinta de Gálvez veía la luz, “Los asesinos de la luna” de Martin Scorsese alzaba la voz sobre atroces hechos de violencia en la comunidad Osage en los Estados Unidos de la década del 20.
En una de las escenas más potentes de la película del cineasta chileno, un personaje (Francisco Moreno/Mariano Llinás) cuestiona ante el iracundo teniente las decisiones que ya por ese entonces tomaban los gobernantes de las nacientes repúblicas. “Esta gente debería ir a las universidades, señor McLennan. A Oxford, a convertirse en ingenieros o abogados. ¡Eso es lo que un país necesita con su dinero, no rejas para las ovejas!”, expresa refiriéndose a un pequeño nativo Selknam que atestigua atento el cruce verbal al pie de una fogata.
“Esas son provocaciones. Y lo puedo explicar con una metáfora: es, como cuando uno tiene una herida muy pequeña y la aprieta suave a ver si le duele. Creo que la película está llena de esas provocaciones, porque es una cinta hecha desde los colonizadores, desde el punto de vista de los blancos, de los que vivimos y habitamos los países latinoamericanos, y que desplazamos a los pueblos indígenas, entonces, somos todos de alguna manera hijos o nietos de ese tipo de personajes. Por eso me parece interesante ir haciendo provocaciones”, explica Gálvez.
“Me interesa que la película tenga muchas cosas críticas, pero que le guste a todos, o sea, que alguien pueda decir ‘por fin la hija de José Menéndez (el terrateniente español con cientos de hectáreas de terreno entre Argentina y Chile) defiende lo bueno que se hizo’. Y también que haya otro que piense ‘lo que está diciendo Moreno es el camino’. Es decir, presentar distintos puntos de vista dentro de esta historia atravesada por ciertos personajes, que son los protagonistas”.
Necesidad de ficción y perspectivas a futuro
Gálvez dice sentirse muy alejado de la denominada ‘no ficción’. Ese es el principal motivo por el que “Los colonos” no terminó siendo un documental, pese a que se basa en hechos reales y teniendo en cuenta los años que al director y guionista le tomó indagar en torno al genocidio de los Selknam.
“No soy del mundo documental. Si uno ve ‘Los colonos’, de hecho, la ficción está exacerbada. Ni siquiera es una película que intenta ser realista. Algunos dicen que es algo ‘pretenciosa’, pero en mi defensa diría que para mí lo pretencioso es imitar la realidad. Decir ‘así fue’. Entonces, no solo es que nunca me llamó la atención la ‘no ficción’ de una película como esta, sino tampoco el intentar ser realista. Por ejemplo, los colores de los vestuarios o la exacerbación de la música, son todas decisiones conscientes para tratar de alejarse de la premisa ‘esto es la realidad’. A mí me interesaba la ficción. La información, los libros de historia, existen, son valiosos, también lo son aquellos documentos que a veces la película critica, así que, hacer algo que pretenda ser ‘la historia oficial’ nunca me cerró”, sostiene.
Uno pensaría que en un proyecto que tardó una década en ver la luz, el factor suerte no tuvo mucha cabida. No obstante, al percatarse de los aciertos en elementos como la fotografía o la musicalización, salta una curiosidad natural. ¿Cómo dio Felipe Gálvez con el equipo perfecto en su primera aventura como director de cine?
“En el cine y en el arte en general hay gente que está toda la vida dándole y dándole. Así como yo estuve 10 años, hay actores, fotógrafos, gente que está en la misma, y de pronto ocurren las coincidencias, de que uno quiere hacer un proyecto, de que es la pandemia, de que vas saliendo, de que alguien está buscando hacer una película porque venía haciendo muchas series, no sé. O alguien con una fisionomía interesante y además maneja idiomas. Todo eso es la simultaneidad”, manifiesta el cineasta sureño invitado al Hay Festival Arequipa 2024.
“Cuando es tu primera película uno quiere darlo todo, pero no necesariamente el equipo quiere lo mismo, porque está la idea de ‘ok, es tu primera película, está bien que estés entusiasmado, pero es un trabajo también, ¿no?’. Creo que tuve la posibilidad de encontrarme con un equipo que, si yo llegaba ansioso, ellos triplicaban la apuesta. ‘Los colonos’ se filma en Tierra del Fuego, que es totalmente inhóspito, difícil, complicado, se trabaja contra el viento, con un clima complicado, etc. Y eso requiere ser muy generoso”, añade.
Aunque el ecosistema actual le brinda muy poco tiempo en cartelera a películas como esta, Felipe Gálvez persiste y prefiere mirar de lejos el streaming. Hoy “Los colonos” es ofrecida en Mubi y en AppleTV+, dos opciones que integran dicho universo, algo que para el director nacido en 1983 es (y será siempre) siempre un paso posterior a las salas.
“La plataforma es un medio de difusión importante, pero es posterior a las salas. ‘Los colonos’ se mostró en más de 30 países en salas de cine. Cumplió un ciclo y después fue a una plataforma. Y yo estoy interesado en eso. Preferiría no hacer películas que vayan directo a plataformas. Tampoco me gustaría (hacer) películas que vayan -- para hacer una campaña publicitaria-- una semana al cine para después ser emitidas en plataformas. El telefilme nunca fue una película, sino un telefilme. Y creo que las películas de plataforma son películas de plataforma. No tiene nada de malo, pero es un tipo de películas más de entretenimiento. El cine tiene otro tipo de intereses. Yo me considero alguien que quiere ser director de cine”, considera.
Finalmente, consultado sobre sus planes a mediano plazo, el laureado director chileno adelanta que viene trabajando en una película que persiste en lo coral (múltiples voces y puntos de vista), pero llevando al espectador a un tema, digamos, reciente: el juicio al fallecido dictador Augusto Pinochet. Un tema de origen político que aspira a contar como una película de espías.
“Me gusta decir que ‘Los colonos’ surge de una página borrada de la historia oficial de Chile, y (pienso que) el juicio a Pinochet es una página que se la robaron. Está escrita, pero alguien la sacó. Y sí, me interesan mucho los proyectos corales, porque eso va con la audiencia, le permite elegir con quién quiere conectar, con quién está de acuerdo. A mí no me interesa a salir a defender un discurso, sino tratar de poner dos o tres diferentes y que el espectador diga con cuál se siente más cómodo. Esa discusión me parece interesante”, finaliza.
LOS COLONOS/CINES
Sinopsis: Chile, principios del siglo XX. Un rico terrateniente contrata a tres jinetes para delimitar el perímetro de su extensa propiedad y abrir una ruta hacia el océano Atlántico a través de la amplia Patagonia. La expedición, compuesta por un joven mestizo chileno, un mercenario estadounidense y dirigida por un temerario teniente británico. Esta misión se convirtió en el violento genocidio de Los Selk'nam.
Director: Felipe Gálvez
Elenco: Mark Stanley (MacLenan), Camilo Arancibia (Segundo), Benjamín Westfall (Bill), Alfredo Castro (Menéndez), Mishell Guaña (Kiepja), Agustín Rittano (Ambrosio), Mariano Llinás (Moreno), Sam Spruell (Colonel Martin), Adriana Stuven (Josefina), Luis Machín (Priest), Marcelo Alonso (Vicuña)
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