El personaje de la ‘La Teresita’ dio la oportunidad a Magdyel Ugaz de aparecer 1575 veces en la pantalla chica. La serie “Al Fondo Hay Sitio”, que tuvo su última transmisión en 2016, fue la experiencia más profunda que ha vivido en su carrera. Y no acaba, porque este año regresa con el mismo rol en una nueva temporada que se transmitirá por América TV. Por eso, la actriz, muy entusiasmada con el nuevo elenco y set de rodaje, resalta las primeras épocas del boom que causaron las familias Maldini y González. Es así que, después de 6 años, ve con mayor importancia la interpretación de personajes femeninos empoderados y mira la posibilidad de una carrera internacional.
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Teresa Olibama Elena Concepción Collazos Camacho, ‘La Tere’, fue uno de sus goles y un rol de mucho aprendizaje. Pero ‘la Tere’ no es el único reflejo de la nueva Magdyel Ugaz, sino también Sofia, el primer personaje lésbico de la pantalla grande peruana. Este aparece en la película “Encintados”, que se estrenó el 26 de mayo en cines, y comprende la historia de una pareja de mujeres que desean tener un bebe y consolidar su familia.
—En las redes sociales te muestras como una mujer que prioriza el amor propio, la libertad y la vida sin creencias sociales. De alguna manera, Sofia y Teresita también cubren esas dimensiones. ¿Buscas ese tipo de personajes?
Sí, tal cual, y qué bueno que se perciba. Creo que los personajes no tienen que ser perfectos, porque lo imperfecto es lo maravilloso y real. Busco que mis personajes tengan quiebres con los que me sienta identificada. En el caso de la película “Encintados”, la lucha de Sofía en un país tan homofóbico como el nuestro, uno de los que menos atiende las leyes de unión civil, donde la comunidad LGTBIQ+ se ve muy perjudicada, me permite ponerme en los zapatos de otra persona que probablemente me debo haber cruzado por la calle o tenido una conversación. Porque yo soy así. Imagino a mis personajes y las vivencias que han tenido. E imagino a Sofía, que ocultó que es lesbiana y pasó por un proceso para poder verbalizar su orientación sexual, pero ya no lo oculta. De todas maneras, creo que eso incomoda en este país.
—Cuando salió el tráiler de la película, llovieron las críticas.
Fue brutal. Críticas homofóbicas con las que quedé impresionada. Me ponía a pensar en que soy heterosexual y miro las cosas desde mi privilegio, pero imaginaba el dolor de lo que vive la comunidad LGTBIQ+, es muy fuerte. (En redes sociales) Me hablaban a mí como si yo fuera Sofía, y me decían que iba a arder en el infierno, que se vivían las épocas de Sodoma y Gomorra, que me iba a arrepentir de llevar la historia de dos mujeres enamoradas a la pantalla grande. ¡Pero por eso! Porque esto pasa: las familias homoparentales no son un proyecto: existen, están, merecen ser visibilizadas, merecen los mismos derechos que tenemos todos; y eso no sucede.
—¿Por qué crees que se dan estas críticas?
Creo que los comentarios homofóbicos vienen del miedo al cambio, a que pasen cosas a las que no estábamos acostumbrados o aprendimos en nuestra niñez. Entendimos que la familia y el amor era de una manera y nos da miedo, nos hace sentir que no pertenecemos, porque no queremos que pase. Entonces, automáticamente reaccionamos a la defensiva. A mí, los cambios me parecen hermosos, pero sé que también requieren de mucha valentía.
—¿También te tocaron críticas fuertes con el personaje de ‘La Teresita’?
¡Muchas! Estamos viviendo otros tiempos. Cuando se estrenó “Al fondo hay sitio”, no existía el ‘body positive’ ni se hablaban de los ‘cuerpos reales’, romper las etiquetas o los estereotipos. Por eso, lo que me ha llevado a hablar de esto es que, en algún momento, estuve en otro lugar, donde soltaban calificativos durísimos y no tenía idea del dolor que podían ocasionar. Porque, en el medio, te dicen que como artista tienes que estar preparada para la crítica, pero nadie está preparado para que le digan cosas sobre su físico. Y yo era súper joven cuando empecé “Al fondo hay sitio”.
Tenía 22 años y, de hecho, había pasado un cuadro de depresión muy fuerte. Había estado con una medicación bastante fuerte, y cuando entré a hacer ‘La Teresita’, sentí que este personaje me hacía encontrarme con mis grandezas. Eso fue maravilloso. Cuando me ponía el traje de ‘la Tere’ me sentía poderosa. Yo era grande, poderosa e inquebrantable. Cuando me lo sacaba y llegaba a casa y leía comentarios, me tumbaba. Por eso, para mí, este personaje es un regalo y luego vuelve a estar en mi vida hoy.
—¿Hay distancias en el personaje de la Teresita del 2016 y del 2022?
¡Sí! ¡Y es que yo no soy la misma persona! Para todos. Estamos en otro lugar y otro momento de nuestras vidas. Me he encontrado con mi familia de la vida, con algunos menos contacto que con otros, en esencia, somos los mismos, pero una parte de nosotros ha permitidos cosas. Siento que estamos repotenciados. Hoy, en el rodaje, lo veía. Ahora estamos haciendo muchas escenas grupales y vemos cómo nos damos la mano entre todos. Vemos cuando a alguno le falta un texto y queremos salvar la escena. Vemos que uno está sin energía y sale a ayudar el otro. Es bien bonito. Siempre agradezco los elencos con los que trabajo, pero siempre pasa algo especial con los Gonzáles.
—Otra cosa que pasa con “Al fondo hay sitio” es que ya no es el mismo set.
¡Ya no! Ahora está en Pachacamac, todavía no estamos grabando ahí. Nosotros grabábamos en Lince. Era maravilloso. Teníamos un mercadito al costado de comida chiclayana. Era nuestra casa. Las rutinas eran súper temprano, a veces hacíamos giras al interior y exterior del país, entonces trabajaba de lunes a domingo. Me acuerdo que trabajaba un montón. Ahora, son raros los fines de semana para mí. Pero ahora soy una señora que está en su casa. ¡Y me gusta ser una señora! ¡Me encanta ponerme mis polares, tomar mi chocolate caliente, estar con mis poodles y ver una película!
—Definitivamente has cambiado. Pero te lo preguntaba, porque la otra vez Aaron Picasso, que hace de Jaimito en “Al fondo hay sitio”, publicó un video donde lamentaba el nuevo edificio de la sede de Los Mirlos en Lince. Decía que lo tenían que haber convertido en un museo.
He pasado por ahí y es muy loco verlo convertido en un edificio. ¿Te imaginas? ¡Un museo! Me acuerdo que una vez me preguntaron si tenía algún vestuario de la Teresita para ponerlo como subasta en la Teletón. Pero tanto así como un museo, no creo.
—Otro talento de la telenovela que me llamó la atención es Nataniel Sánchez, que me parece que está en España.
¡Sí! Ella vive en España hace tres años y he conversado algunas veces con ella. Está en una escuela donde enseñan el método del ping pong, que yo amo, la técnica Meisner. Habla de la memoria emotiva y trabaja con lo que afecta o impacta al actor. Es tratar de estar súper vivo. Nataniel apostó por hacer la carrera con eso que dura algo de cuatro años, ya la terminó. Hizo una apuesta muy importante y valiente. Además, me encanta ese método. Yo quiero seguir trabajando, de hecho, ahora que fui a España tres meses, tomé un taller intensivo de actuación, pero me encantaría irme más tiempo y estudiar más.
—Tú te encuentras en el catálogo de talentos de los representantes internacionales con una nueva agencia, CVRManager.
Sí, porque, si bien en un momento de mi vida buscaba la internacionalización, luego ya me dejó de quitar el sueño. Pero, ahora que fui a España, no viajé con la expectativa de buscar cosas allá. Quería que la vida me sorprendiera y pase lo que tenga que pasar. Y si no, está bien, porque ya he pasado demasiado. Pero, en el camino, conocí gente, apareció una manager y le mostré mi material. Me dijo que quería trabajar conmigo, pero le dije que yo estaba grabando “Al fondo hay sitio”. Aún así, ella quería mirar cosas juntas. Le gustaba saber que soy una actriz que trabaja la comedia y también el drama, ese mix le pareció muy atractivo. A ella la conocí por el actor que hizo de mi hijo en “Colorina” (telenovela, 2017), Luis Guillermo Blanco, un peruano. La gente cree que es colombiano por el acento del país en el que hizo toda su carrera. Estuvimos juntos en España y él me presentó a quien hoy es mi nueva representante en el extranjero.
—Es algo que no se sabe o entiende mucho, el tema de los representantes internacionales.
Sí, es una conversación que tenemos entre amigos del medio en el Perú. Creo que está bueno ir a mirar oportunidades afuera. Lo conversaba mucho con Gianella (Neyra), porque ella vivió una época larga a Argentina. Ella fue quien me motivó a viajar, conocer y deslumbrarme. De hecho, a mí me encanta nuestro país y mi rutina aquí, pero sí me provoca irme una temporada más larga a España y ojalá trabajar allá también.
—Es una oportunidad, porque esta agencia que te representa, por ejemplo, también se encarga de Mauricio Abad, que actuó en el reparto de “Luis Miguel, la serie” de Netflix.
Exacto. A él lo conocí. Fuimos a cenar con nuestra manager. Es encantador. Él es un chico que va por el mundo. Ha estado en España, vive en Argentina, también trabaja en México. Son decisiones de actores que no les gusta estar en un solo sitio. Yo no siento que podría moverme tanto. O sea, creo que, de ir a España, me quedaría ahí, porque hago mucho vínculo y me cuesta moverme.
—¿Los actores y actrices peruanos buscan este tipo de inversión hacia una carrera internacional o prefieren no hacerlo? Ya que tener un manager extranjero significa una retención fuerte de las ganancias de los artistas.
¡Totalmente! Eso también lo hablamos un montón con amigas. Tener un manager internacional es dar el paso, hacer una inversión y prácticamente dar el salto al vacío. Tengo amigos que se han quedado años en el extranjero, no les sale nada y al final regresan, porque no pasó nada. O algunos que hicieron la apuesta, empezaron a hacer muchas cosas y se quedaron por allá. Entonces, es arriesgado, importante y valiente. En mi caso, creo que cada vez tengo más ganas de tomar el riesgo, pero no es fácil migrar, contactarte. Por ejemplo, acá, tengo los contactos, he crecido en este medio, pero allá no. Y lo vi cuando fui. Capaz, te tienes que sostener haciendo otras cosas que no tienen que ver con la actuación. Esta carrera se trata de riesgos.
—¿Pero se logra o no se logra?
Solo el hecho de intentarlo ya es ganancia para un actor. Porque la única forma de hacer papeles con humanidad, corazón y verdad es teniendo experiencias, viviendo. Si no nos atrevemos, no vamos a tener cómo contar las historias de nuestros personajes. Darte la oportunidad de incomodarte, de todas maneras, va a ser un logro.