“Eva Perón es un personaje que genera mucha pasión: la idolatran, pero al mismo tiempo la odian”

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En la serie “Santa Evita”, la trama gira en torno a la muerte de una mujer muy importante: Eva Perón, personificada por Natalia Oreiro. La esposa del expresidente argentino Juan Domingo Perón soñó con hacer historia como política, pero obtuvo algo mejor: la inmortalidad a través de la leyenda. El año 1952 es el punto de partida de la línea de tiempo de esta producción que empieza cuando la primera dama muere a causa de un cáncer y su esposo, con tal de preservar su memoria, impulsa la construcción de un monumento que nunca se concretó. Su cuerpo, instalado en la sede del sindicato de trabajadores, pasa una temporada embalsamado hasta que el golpe de Estado cambia los planes de Perón opta por desaparecerlo.

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“Si bien los actores trabajamos con nuestras emociones, revisamos todo el tiempo nuestro pasado y presente, pero imaginarse muerta es algo súper duro”, dice la actriz uruguaya sobe las escenas en las que encarna el cuerpo ya inerte de Eva Perón. Natalia Oreiro, una actriz “más alta de lo que la gente cree”, ríe cuando recuerda que no entraba en la camilla de Eva Perón al hacer de cadáver.

“No encuentro cómo definirlo. Miedo es la palabra, pero también cierto respeto. Había una distancia que intentaba tomar. El tema de su enfermedad y de su poder, tal como ella se sentía, en este mundo tan masculino”, comenta sobre la sensación que le provocó la historia desde que leyó la novela homónima de Tomás Eloy Martínez, inspiración de los productores Salma Hayek Pinault y Pepe Tamez para crear “Santa Evita”.

En los siete capítulos que componen esta ficción, el director colombiano Rodrigo García atraviesa distintas etapas de la vida de Eva Perón: su infancia de pueblo, su paso por la actuación y el matrimonio que la lanzó a la fama con Juan Domingo Perón, un argentino odiado y adorado, al igual que ella. “Vivo desde los 16 en Argentina y su cultura es mi cultura. Me apasionaba Evita, lo que había logrado siendo tan joven y cómo su causa sigue viva en el pueblo. La aman, la idolatran, pero al mismo tiempo la odian, porque es una mujer que genera mucha pasión”, apunta Oreiro sobre esta visión polarizada de su personaje, una dualidad que también se traslada a otros personajes que mueven la historia.

Si bien la trama principal de “Santa Evita” es la controversia sobre su cuerpo (¿a dónde fue a parar?, ¿será enterrado?), hay un hilo conductor interesante que se dibuja en los personajes del Coronel Moori Koenig (a cargo de Ernesto Alterio) y el doctor forense Pedro Ara (interpretado por el catalán Francesc Orella). Al primer personaje, el gobierno militar opositor —el que dio el golpe de Estado a Perón— le pidió a Moori que desaparezca el cuerpo de la mujer; al segundo, le dieron la misión de encargarse del cadáver hasta las últimas consecuencias.

Hay una marcada evolución en la performance de los reconocidos actores, también serios durante la entrevista, que ambos comentan. “Cuando me pasaron el material para interpretar a Moori, sentía que tenía un mundo por descubrir y había un trabajo apasionante por delante”, dice Ernesto Alterio, quien interpretó a un militar argentino de ascendencia alemana e ideología autoritaria. “Era un militar inusual: un melómano, un tipo refinado, amante de las artes. (…) Este personaje existió realmente, se hizo cargo del cadáver de Eva Perón muchos años, se obsesionó”, cuenta Alterio, quien leyó el libro de Rodolfo Wash “Esa mujer”, y “El caso Eva Perón” del Dr. Pedro Ara, para estudiar su rol.

“Pedro Ara es un personaje que existió en la vida real, pero en España no teníamos mucha información sobre este doctor español”, comenta Orella. “Este anatomista especializado en embalsamamiento, que tenía el trabajo de mantener un cuerpo prolongado en el tiempo e insuflarle, de alguna forma, vida. El encargo de ocuparse del cuerpo de su esposa, que le hizo Juan Domingo Perón al forense, le cambió la vida”, continúa, algo indiferente, sin mucha interpelación hacia el tema de la muerte, sin saber mucho qué expresar de la experiencia de operar un cadáver, pero concentrado en la respuesta. “Bueno, en el oficio de actor, a veces tienes que tomar acciones a las que no estás nada acostumbrado, pero de todo se aprende”.

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