Logan Roy entra a un karaoke. La oración parece el inicio del chiste que un fan de “Succession” diría, solo para esperar las risas de sus acompañantes. Lo que sigue después de esas palabras no promete tanta diversión como la premisa, por lo que una reacción desapasionada, incluso abucheos, serían de esperar. A menos que la oración haya sido concebida por los guionistas de la serie, tal y como se vio en el más reciente episodio.
Logan Roy (Brian Cox) da una visita sorpresa a ATN, donde promete que el canal volverá a ser relevante. Mientras tanto, sus hijos Roman (Kieran Culkin), Shiv (Sarah Snook) y Kendall (Jeremy Strong) debaten si conviene apoyar la venta de Waystar-Royco a Lukas Mattsson (Alexander Skarsgård) en lugar de presionar para obtener más dinero y así pagar la compra de PGM. Logan, enterado del asunto, se reúne con sus hijos, incluyendo Connor (Alan Ruck), para que entiendan su posición. Ignorado por la mayoría, Logan se retira y llama a Roman para pedirle ayuda con ATN.
Cuestión de confianza
Los personajes de “Succession” viven atrapados en un círculo. Obsesionados con el pasado, nada les alcanza para saciar la sed que tienen. Al mismo tiempo, sus conductas no cambian, condenándolos a repetir lo que está mal con ellos. Que una serie tan centrada en las causas y consecuencias de las decisiones económicas se sostenga, al mismo tiempo, en las carencias afectivas de los personajes es el mayor truco que Jesse Armstrong y su equipo de guionistas han conseguido. En el segundo episodio de esta temporada final, Logan Roy es el primero en requerir este amor de familia; no lo obtiene en ATN, donde da un discurso digno de entrenador de béisbol; tampoco con sus consejeros actuales. Acercarse a su familia parece un gran “no”, considerando lo ocurrido.
Sus hijos no están en posición distinta. Connor, destrozado por el aparente abandono de Willa (Justine Lupe), quiere ahogar sus penas primero en el alcohol, luego con el canto, para lo que necesita a sus hermanos a pesar de que el cisma que propició Logan los haya separado aun más. Estos últimos, más enfocados en obtener el mejor trato de la venta de Waystar-Royco a Gojo, no parecieran tener tiempo para una charla de corazón a corazón.
Pero de que necesitan hablar de sus penas, lo necesitan: Shiv tiene problemas para conseguir un abogado de divorcios competente, Roman y sus conversaciones secretas con Logan lo muestran como alguien necesitado de afecto, Kendall también, a pesar de que se las da de distanciado y frío. Él lleva ya tres temporadas tratando con sus problemas psicológicos, sin éxito, por lo que su actual actitud es entendible. Aun así, si hay algo que lo une a sus demás hermanos eso es la desconfianza mutua.
Ese Kendall de mirada perdida y “memeable” regresa cuando Lukas Mattsson lo llama para advertir que cualquier intento por demorar la venta de Waystar-Royco a Gojo ocasionará el fin del trato. Pero Kendall no dice nada, mantiene esa llamada en secreto y su rostro, impenetrable, no deja ver qué planea. Este silencio en la información clave, mantenido a lo largo del episodio, refuerza que esta unión de hermanos contra su padre no sería tan fuerte como ellos quisieran. Incluso Roman revela que ha hablado con Mattsson, y que su lectura no difiere mucho del tono que el sueco empleó con Kendall. Aun así, este último se sienta en la información clave.
¿Qué podría descubrirse al saber que Mattsson llamó a Kendall? Solo se puede especular. Donde no hay duda es que estos hermanos, que tuvieron suficiente inteligencia para extrapolar el interés de Logan por comprar a los Pierce por un dato aleatorio, podrían leer de otra manera las llamadas del empresario. Así, con Shiv decidida a atacar, Roman en duda y Kendall atento a la dirección en la que sopla el viento; Logan los busca para solucionar lo que ya es un problema real.
Diálogo trunco y familia elegida
Ahora sí, Logan Roy entra a un karaoke. Dentro encuentra a sus cuatro hijos, a los que les dice dos palabras que los alertan: “lo siento”. Herido por no haberlos visto en la fiesta de cumpleaños, el patriarca intenta balancear su rol de padre comprensivo (que ha ejercido escasamente) y el de empresario curtido. Con lo primero, sus hijos no muerden el anzuelo, incluso le recuerdan las injurias recientes y lejanas. Con lo segundo tampoco, por lo que hizo en Italia y que separó definitivamente a la familia.
En esta escena, con los grandes jugadores de la familia en una sola habitación, los problemas embotellados se destapan pero solo a medias. Hay demasiados resentimientos, e insuficiente voluntad de hablar de los mismos por todas las partes. Logan intenta razonar, pero lo que obtiene es un no donde sus hijos quieren más dinero para concretar así la compra de la compañía de los Pierce. Entonces Logan dice la frase del tráiler, que ama a sus hijos, pero que estos no son gente seria. Irónicamente, si se ha llegado a esta situación es producto de una vida entera de menosprecio, violencia y escaso afecto; el mensaje final es que perjudicar al padre, de manera justa o no, pesa más que la razón.
El final del episodio, con Logan proponiéndole a Roman asumir el mandato de ATN, no existiría sino fuese por dos cosas: que el hijo todavía siente algo de cariño por su padre y que el anciano no encontró lo que buscaba en las relaciones contractuales, pues sea Tom (Matthew Macfayden), Greg Hirsch (Nicholas Braun) o cualquier otra persona no le dice las cosas como son. El video de Kerry como terrible presentadora de noticias, que recorre la compañía como si se tratara de una filtración pornográfica, es prueba suficiente de que nadie le dice a Logan la verdad.
El resultado de estas desconfianzas es un episodio compacto, que se siente más corto de lo que en realidad es. Las dinámicas familiares de los Roy cosechan todo lo visto en temporadas previas, pero también muestran nuevos aspectos. Entre una familia biológica que solo quiere distanciarse de él y la otra familia “elegida” que solo lo aprecia por su dinero, Logan elije al mal menor. Él está atrapado en el mismo círculo que sus hijos, incapaz de decir lo que debe, y buscando los mismos resultados sin cambiar de táctica. E incluso cuando cambia de enfoque, la bandera del resentimiento izada por sus hijos ya está muy alta. Logan los educó para eso.
Pensamientos sueltos
- ¿Es esta la primera mención a 4 Chan en una serie de HBO?
- “Hice el trabajo”, se dice a sí mismo Greg, cuando sus palabras hacia Kerry por el video no tienen el efecto deseado. ¡Bien hecho!
- Connor, el hermano del que menos se conoce en esta serie, es al mismo tiempo el más reflexivo: entiende perfectamente qué quieren los menores.
- La mirada de satisfacción de Kendall en el automóvil prueba que ha encontrado una nueva droga: perjudicar a su padre.
- Logan Roy sobre las rumas de papeles es referencia directa al magnate Rupert Murdoch en 2007.
- El desafinado Connor Roy cantando “Famous Blue Raincoat” de Leonard Cohen tiene que ser el insulto más grande hecho hacia el fallecido músico. La melancolía del tema, no obstante, puede que sea la forma más sincera en la que el personaje ha expresado sus sentimientos en toda la serie. Eso y la escena donde, al llegar a casa, abraza a Willa y ambos no se dicen nada. Yes, and thanks for the trouble you took from her eyes/ I thought it was there for good so I never tried.
Calificación
4 estrellas de 5
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