Las civilizaciones antiguas se asentaron cerca a los ríos. La facilidad para conseguir agua, especies de caza e incluso una forma rápida de transporte los hacían sitios estratégicos para prosperar. No sorprende entonces que la familia Roy haya sido invitada a un retiro de GOJO junto al río; detalle no menor que refuerza la idea de estar en un reino enemigo, de costumbres primarias e incluso peligrosas. Puede que los personajes de “Succession” sean cualquier cosa salvo sutiles, pero se mueven en un mundo de símbolos.
Lukas Matsson (Alexander Skarshard) solicita la presencia de los hermanos Roy, pero también de nombres clave en Waystar-Royco, a un retiro en Noruega; táctica interpretada como una forma de probar al personal clave y así saber a quiénes despedir tras la compra de la empresa. Mientras unos temen ser ejecutados, otros hablan con el “rey”, en este caso Roman Roy (Kieran Culkin) y Kendall Roy (Jeremy Strong), quienes van con la idea de pedir más dinero y se encuentran con la contrapropuesta de Matsson: él quiere adquirir también ATN, la plataforma de noticias de la familia.
Entre ceder a los pedidos del empresario y proponer algo distinto, los Roy no se ponen de acuerdo. En un momento clave, Roman y Kendall maquinan para sabotear la venta de la compañía, aunque ambos parecen tener razones distintas. Shiv (Sarah Snook), por su parte, le muestra otra cara de la compañía a Matsson. Cuando el negocio parece haberse frustrado, Matsson hace una propuesta final, imposible de rechazar. Todos son felices, menos Roman y Kendall.
La memoria del padre
La propuesta de Matsson tiene sentido por el lado del negocio: ATN, una plataforma de noticias de tendencia extremista, que exacerba el sesgo informativo de su anciana base de espectadores, vale más como un activo de venta que por sí misma, en especial por su cercanía a cierto candidato presidencial. La pragmática Shiv está de acuerdo, pero Kendall no. Una lectura es la necesidad del ‘Number One Boy’ por establecerse como un peso pesado, de estar a la altura de su padre. Su negativa a vender es más un acto metafórico, de subrayar su nombre.
¿Pero es esto lo que Logan Roy hubiese querido? Esa pregunta resuena en Roman, el hermano que durante el velorio mostró más ecuanimidad, pero que dijo estar en shock y que su quiebre emocional vendría después. Adivinen qué: ya es después. Junto al fuego, en una especie de campamento de vanguardia, Kendall le propone fundar su propio imperio sin venderlo a nadie. Roman le hace caso no por las ideas de grandeza, pero sí por otras. La conversación que Roman sostiene con Matsson puede leerse desde dos lados: primero, el desahogo por la muerte de su padre; segundo, que de verdad odia a “Popeye”.
Cómo culpar a Roman de sentir tal cosa. Matsson es un tipo impredecible, tóxico incluso por lo que revela la cultura corporativa. Aquí la performance de Alexander Skarsgard es clave al hacer maromas con un sujeto agresivo con su aproximación a los negocios, pero sereno en sus palabras. Él no necesita decir siquiera un “fuck off” para ser intimidante, pues todo su lenguaje corporal muestra a un hombre de otra época: ligeramente inclinado, lo suficiente para no parecer encorvado, con los brazos listos para tomar un arma e ir a la carga en combate. Si todavía quedase un vikingo vivo, se movería como Matsson. Incluso al entrar en escena parece ser peligroso, con ese cortaviento con capucha que lo acerca más a personaje de “Assassin’s Creed” que a CEO de compañía de streaming.
Todo el viaje muestra detalles claros, pero también sutiles, del modo de actuar de esta empresa: las habitaciones con amplias ventanas que dan la sensación de transparencia, el lanzamiento recreacional de hachas y flechas, la ropa considerablemente más barata que la de sus interlocutores. Una combinación extraña que hace eco del mismo Matsson, contradictorio, y por eso impredecible como Logan. No sorprende que algunos medios lo llamen el “villano”, a pesar de que todos los personajes de la serie podrían llevar tal sustantivo con holgura.
¿La reina del episodio?
Si alguien ha destacado este episodio ha sido Shiv Roy. Al enfocarse en lo que de verdad importa supo ganarse cierta confianza de Matsson, quien le revela detalles clave de su empresa que podrían ponerlo en peligro ante los ojos de la prensa estadounidense. Shiv, especialista en relaciones públicas, resulta una aliada valiosa para él y viceversa. Ella es también el personaje con más rango de acción en el episodio, sea por los negocios como por lo personal.
Por un lado está el coqueteo con Matsson, pero también con su todavía esposo Tom Wambsgans (Matthew Macfadyen). La escena donde ella le ensucia los zapatos, a lo que él responde tocándole el lóbulo de la oreja, muestra que todavía hay cierto grado de atracción mutua (más de él hacia ella que de ella hacia él). Además, está la evidente manipulación que Shiv ejerce sobre Tom para mantener cierto control sobre el canal ATN, que ahora más que nunca es un activo importante en los negocios.
Por si esto fuera poco, sus palabras consiguieron el efecto de mantener en posiciones clave a Gerri, Karolina e incluso Tom; mientras que Karl, Frank y Hugo se irán cuando se concrete la compra. El vínculo con Matsson se sostiene más cuando ella envía la foto de sus dos hermanos, casi impertérritos por la noticia de que el sueco comprará todas sus operaciones en los Estados Unidos por una cantidad considerablemente mayor a la esperada.
Es inusual ver a los hermanos Roy obtener una victoria, ni siquiera ellos mismos lo esperaban. Cuando consiguieron lo que querían a inicios de la temporada, no pasó mucho tiempo para que su padre muera, con lo que gran parte de sus vidas se derrumbó. La posibilidad más evidente es que, con esta victoria, todo empeore. Es apropiado que los rostros de Kendall y Roman no sean particularmente felices a pesar de lograr el negocio de sus vidas. ¿Pero eso sería demasiado fácil, cierto?
“Succession” parece ir en dirección opuesta al colapso empresarial, que garantiza conflicto. La metáfora precisa la tiene Kendall: “Es una p*** caminata en la cuerda floja sobre una navaja afilada”. A un lado del equilibrista está la victoria, al otro derrota, pero no siempre la diferencia es tan clara. La realidad más compleja y matizada, como el mundo donde estas personas se mueven y al que intentan enfrentar con cinismo, pero donde la sensibilidad no desaparece.
Pensamientos sueltos
- No, Connor. No hace falta que envíes fotos del cadáver de tu padre para ver cómo lo acomodaron en el féretro.
- “CE-bros”. Por ideas como esa no sorprende que Hugo haya sido nombrado para el despido.
- El episodio empezó con Kendall en el auto, con su música. Como al principio de la temporada 1. Ya sabemos cómo quedó él emocionalmente al final de esa tanda.
- “Puede que ellos se crean vikingos, pero nosotros hemos sido criados por lobos. Expuestos a un patógeno llamado Logan Roy”. Gerri, con la segunda mejor frase del episodio.
- “We’re snakes on a plane”. Hugo, con la mejor frase de la noche.
- “Tom de Siobhan”. “El chico de Vaulter”. “Son una banda tributo”. Matsson no habló; disparó balas con forma de palabras.
- Realmente Tom le dijo a Greg “ulalá, señor francés”.
- Ver a Roman y Kendall atropellarse verbalmente en su primera reunión con Matsson fue doloroso. Su padre aun no está bajo tierra y ya empezaron a meter la pata.
- “Hannah-Barbera fucking business school”. ¿No les digo? Matsson entró a matar.
- ¿Enviarle tu sangre a la mujer que te gusta? Matsson, tienes problemas. Y no me refiero solo con el área de Recursos Humanos.
- La existencia de un bodrio como “Kalispitron Hibernation” me hace cuestionar cómo funciona el negocio audiovisual de los Roy. ¿Quién aprueba esas historias?
- “Eres como tu padre”. Y así fue como Matsson se metió a Shiv al bolsillo. O eso es lo que ella quiere que el sueco crea.
- Se desconoce si Shiv piensa completar su embarazo. Por lo pronto, ella simula que bebe, pero en realidad tiene la boca cerrada.
CALIFICACIÓN
4.5 ESTRELLAS DE 5
Puedes ver nuevos episodios de “Succession” todos los domingos a las 8:00 p.m. por el canal HBO y el servicio HBO Max.