— “Tu reloj está roto”.
Una frase, y su correspondiente escena, que salen tal cual del videojuego original y llegan al primer episodio de “The Last of Us”. Adaptación tan fiel que al inicio surge la pregunta de si se realmente hubo algún cambio, sino estamos más bien ante el reflejo de lo que ya se vio en PlayStation 3 hace 10 años, pero que parecen menos por lo influyente de la historia.
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En 2003 Joel (Pedro Pascal) vive con su hija adolescente Sarah (Nico Parker) en Texas cuando ocurre el apocalipsis: el hongo cordyceps toma control de las personas, las convierte en muertos vivientes caníbales. En el escape de su comunidad, Joel lleva a una malherida Sarah en brazos cuando se topa con un soldado con órdenes de matar civiles sin asegurarse que estén infectados. Joel termina con una rozadura de bala, pero Sarah muere.
Veinte años después, en Boston, Joel sobrevive como puede en una comunidad donde la paga es mala y las necesidades, muchas. Su objetivo es escapar junto a su compañera Tess (Anna Torv) para buscar al hermano que lo acompañó en Texas, Tommy (Gabriel Luna), pero son engañados por un pillo local. El camino retoma su curso cuando se topan con Marlene (Merle Dandridge), líder del grupo subversivo Las Luciérganas que les encarga llevar de un lado a otro a la adolescente Ellie (Bella Ramsey). Su paga será un motor de automóvil, pero también varias otras cosas. Al salir de la ciudad un soldado los detiene y descubre que Ellie está infectada, pero por alguna razón no se ha transformado en un monstruo. Es inmune al cordyceps.
Cuando vivir es morir
Por regla general las adaptaciones de un medio a otro no son fieles al 100%, en cambio hay libertades para que las historias se ajusten al formato nuevo. Lo que funciona en un lado no tiene por qué funcionar en otro, y son las diferencias, escasas o abundantes, las que definen si habrá éxito, infamia o, lo que es peor, olvido. ¿Pero hay algo más importante que eso en las adaptaciones? Sí, lo mismo que en toda ficción: construir personajes sólidos y únicos. Con eso en mente, los showrunners usan los recursos disponibles y hacen algo con las herramientas que tienen a la mano.
Pero si el material base es tan bueno, no hay que cambiar demasiado. Así pasó con “Game of Thrones”, que recién se vio perjudicada cuando Benioff y Weiss se quedaron sin la ruta trazada por George R.R. Martin. En “The Last of Us” el mapa es incluso más nítido, porque el juego tenía secuencias actuadas por medio de la tecnología de captura de movimiento, intercaladas con los momentos donde el personaje se abre paso a punta de plomo, controlado por el jugador. Ese Joel Miller que por momentos es un hombre tranquilo, pero que ante el estímulo incorrecto pasa a ser una máquina de matar.
El primer episodio tiene ambos momentos. Allí está la escena del reloj, que lo pone como un hombre congelado en el tiempo, muerto en vida en 2003 cuando vio morir a su hija. Lo otro está al final del capítulo, cuando la posibilidad de perder a otra niña a su cargo lo lleva a la violencia extrema. La primera es idéntica al juego, la segunda solo un poco, añade el peso de la culpa. La adaptación, a cargo del creador del juego Neil Druckman y el aclamado guionista Craig Mazin, destaca la impotencia del padre guardada por dos décadas. Algo que recién se ve en el juego más adelante, de manera progresiva, pero que en la serie funciona bien.
En un juego se supone que jugarás (valga la redundancia) todo de inicio a fin, de ahí que gastes aproximadamente 60 dólares al adquirirlo. En TV hay que atrapar al espectador a la primera o no verá el episodio de la semana siguiente. “The Last of Us”, al recordar esa diferencia clave, hace que este episodio inicial sea muy completo. Lo hace sin reinventar nada, solo con las reglas que la televisión ha pulido por años. Ayuda que sea una serie cara, donde cada episodio cuesta más de 10 millones de dólares, pero eso no sirve cuando no se tienen las ideas claras. Este no es el caso.
Pensamientos sueltos
- En pleno apocalipsis, cosas hechas por industrias tan específicas, como cordones de zapatos y bolsitas de plástico, se vuelven algo muy valioso. Me pregunto cuánto valdría la cinta adhesiva que tengo en mi escritorio en ese caso.
- Las drogas que Joel tomaba en el juego para “mejorar” sus funciones corporales, también están en la serie. Solo que funcionan como drogas de verdad, lo aturden para olvidar el horror.
- En esta ficción, Joel es veterano de la Guerra del Golfo. Va a ser interesante el cómo ese conflicto se ajusta a su vida tras la muerte de Sarah.
- Muy buen trabajo de Pedro Pascal, que se come el episodio. Bella Ramsey lo hace bien, pero el episodio no le ha dado mucho espacio. Anna Torv es correcta, pero nada más.
- Solo tengo una queja: las coincidencias. Primero, que se encuentren Joel y Marlene por la casualidad; segundo, que Joel sea atrapado por el mismo policía al que momentos atrás vendió droga.
- Es curioso que la serie haya empezado con un flashback a 1968, donde se habla del peligro de los parásitos. Algo lejano, claro, pero que resulta ser mortal para todo el mundo más de tres décadas después. No distintos a los programas que advertían lo mismo sobre los virus y que luego se hicieron realidad con el Covid-19.
- “Cuando estás perdido en la oscuridad, busca la luz”. Hay que reconocerlo, el publicista de Las Luciérnagas creó una buena frase.
- Ver a la anciana infectada matar a sus familiares que tanto la amaron fue brutal.
- Que las claves que Joel recibe en la radio estén basadas en música dice mucho de él como personaje. Los que han jugado el original, saben a qué me refiero.
CALIFICACIÓN
4 estrellas de 5
“The Last of Us” estrena nuevos episodios todos los domingos por HBO. Serán un total de ocho episodios. El juego original está disponible para consolas PS3, PS4 y PS5. Llegará a PC el 3 de marzo próximo.
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