“Sin novedad en el frente”: ¿Le alcanzará a la película alemana para ganar el Oscar? | RESEÑA

El delegado alemán en las negociaciones para el fin de la Primera Guerra Mundial está claramente en minoría cuando, a bordo del vagón de un tren, intenta exponer los motivos por los que el país al que representa debe abandonar el conflicto. En algún momento alguien señala que ante el inminente invierno “los hombres morirán de hambre, en vez de morir con honor en el campo de batalla”, a lo que él responde: “Mi hijo murió en la guerra. No creo que sienta honor”.

Interpretado por el famoso actor hispano-alemán Daniel Brühl, el político Matthias Erzberger es una de las pocas voces mesuradas a lo largo de los 150 minutos que se prolonga “Sin novedad en el frente”, la cinta alemana considerada por muchos como la rival más sólida de “Todo a todas partes al mismo tiempo” (cinta de Daniel Kwan y Daniel Scheinert que protagoniza la versátil Michelle Yeoh) en la carrera por el Oscar 2023 a la Mejor Película.

Lo primero que habría que decir, si se trata de contextualizar, es que estamos ante el tercer intento por adaptar al cine la novela que el escritor alemán Erich Maria Remarque publicara en 1929. En esta ocasión, la tarea fue asumida por su compatriota Edward Berger. Los dos intentos anteriores corresponden a 1930 y 1979. El primero de estos dos se llevaría dos premios de la Academia.

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“Sin novedad en el frente” tiene chances de pelear la principal categoría de los Oscar 2023 porque presenta fortalezas en el guion y en la forma en como este se ejecutó. Sobre lo primero, la cinta nos presenta la historia de unos jóvenes alemanes que terminan inmersos en la llamada ‘Gran Guerra’ sin imaginar las consecuencias de su aventura. Destaca en este grupo, primero que todos, Félix Kammerer como Paul Baumer, luego están Aaron Hilmer como Albert Kropp, Adrian Grünewald como Ludwig Behm y Moritz Klaus como Franz Muller. Todos ellos lucen lo suficientemente sonrientes al comienzo de la historia, principalmente frente a los gritos que sus superiores les dedican, animándolos a dar inclusive la vida por el Káiser y por la patria (“El futuro de Alemania está en manos de esta generación”).

La película de Berger está llena de breves momentos simbólicos en cada una de sus distintas fases. Sobre los jóvenes combatientes, tenemos por ejemplo una escena en la que Paul va a recibir su uniforme y encuentra que el saco asignado tiene una insignia con un nombre ajeno, sin imaginar que seguramente antes fue usado por un colega ya muerto. “Tal vez no le quedó y lo devolvió”, le mienten sus superiores. Segundos después, la insignia es lanzada sobre otras, correspondientes a más jóvenes que –como pasó con Baumer—terminaron sumándose a un conflicto absurdo.

En otro momento el joven soldado Baumer lee al analfabeto Katczinsky/Kat (Albrecht Schuch) una emotiva carta enviada días atrás por su esposa. Ambos comparten segundos en lo que sería una especie de silo en medio de la nada. Precisamente entre estos personajes se construye una férrea relación de compañerismo/amistad que incluye escapadas para robarle aves de corral a unos granjeros franceses en medio de un territorio en disputa. La felicidad del grupo de soldados al saborear ya cocido el ganso que se robaron antes sus compañeros es un notable respiro de humanidad en medio de una película esencialmente dura.

Decimos respiro de humanidad porque, efectivamente, “Sin novedad en el frente” dedica gran parte de su trama a los enfrentamientos por una porción de territorio ubicada en el frente occidental del entonces territorio alemán. Superados en armamento y probablemente en experiencia, los jóvenes soldados se ven sometidos en más de una ocasión por sus enemigos. Vemos entonces cómo granadas, disparos y hasta lanzallamas acaban con sueños e ilusiones de forma espeluznante. A estas alturas la película –que se ha estrenado en medio de la aún invasión de Rusia a Ucrania- parece haber cumplido su primera tarea: desnudar la sinrazón de las guerras.

Al inicio destacamos al delegado alemán Matthias Erzberger. Él probablemente encabeza el casi inexistente grupo de hombres razonables que busca dejar las armas para detener de inmediato el derramamiento de sangre (“Lo único que nos separa del armisticio es un falso orgullo”). Del otro lado está el batallón de los jóvenes soldados que, con casi inofensivas bengalas en mano, intentan doblegar poderosos tanques franceses. Pero hay un tercer grupo –minúsculo, aunque con poder-- conformado por los decisores. Aquí surge la figura de Friedrichs (Devid Striesow), un alto mando militar que no tiene en su diccionario la palabra paz, y que cada cierto tiempo señala a los “socialdemócratas” como responsables de todos los males de la Nación. Bajo su perspectiva, no hay justificación alguna para capitular en favor de los enemigos.

Conforme avanza la historia, Baumer va perdiendo uno a uno a sus amigos del batallón. No parece haber mucho tiempo para sentarse a llorarlos porque corre el riesgo de que un enemigo le vuele los sesos o lo apuñale sobre una superficie del barro más asqueroso que uno pueda imaginar. Nuestro protagonista pasa rápidamente del más vivo terror a la envalentonada fiereza. Así pues, se salva de cientos de disparos que llueven de izquierda a derecha, y cuando tiene la oportunidad ni si quiera duda en desfigurar con su casco a un francés que segundos antes logró doblegar. La maldad representada en el mismo joven que en otra secuencia aparece plenamente feliz sorbiendo la yema de un huevo crudo que robó junto al inseparable Kat.

Tal vez ese reflejo de lo inexplicable de la naturaleza humana en medio de los contextos más adversos es el principal aporte de una cinta que, aunque no es para nada única en su esencia (se nos vienen a la cabeza propuestas similares, aunque ciertamente superiores como el clásico “Senderos de gloria”, la taquillera “Rescatando al soldado Ryan” o la costosísima “Dunkerque” de Christopher Nolan), ha sido capaz de posicionarse –con notable justicia-- como lo más destacado a lo largo del último año, logrando, entre otros premios, nada más y nada menos que siete Bafta.

¿Podrá esta tercera adaptación cinematográfica de una emblemática novela publicada casi un siglo atrás llevarse el Oscar 2023 a la Mejor Película? Aun ostentando un guion correcto y desplegando una ejecución sobria, “Sin novedad en el frente” encaja muy bien fundamentalmente en lo suyo, (lo bélico). Ahora, ¿no hemos visto ya propuestas de este tipo en algunos de los títulos citados en esta nota? Tal vez la cinta de Edward Berger podría quedarse a unos puntos de distancia de “Todo en todas partes al mismo tiempo”, ese adictivo y estrambótico boceto de lo que podría ser la industria de Hollywood en el futuro cercano.

SIN NOVEDAD EN EL FRENTE/NETFLIX

Director: Edward Berger

Elenco: Felix Kammerer, Albrecht Schuch, Daniel Brühl

Sinopsis: Cuando Paul, de 17 años, se une al frente occidental en la Primera Guerra Mundial, su entusiasmo se derrumba rápidamente ante la dura realidad de la vida en las trincheras.