“Cien años de soledad”: “Leímos el libro de Gabriel García Márquez al menos 7 veces”, así se prepararon los actores de la serie

“Cien años de soledad”, una serie de 16 episodios, dirigida por el argentino Alex García López y Laura Mora, está basada en la obra cumbre de García Márquez, quien buscó transmitir la magia y la complejidad de Macondo, una supuesta tierra prometida. En la primera parte de 8 capítulos, la historia de la familia Buendía cobra sentido. La serie comienza con la odisea de José Arcadio Buendía (Marco Antonio González) y Úrsula Iguarán (Susana Morales), primos y esposos, quienes huyen de su pueblo natal tras desafiar las convenciones de los padres de la novia y huir de la sombra de un muerto que los persigue día y noche. A ellos, los sigue un grupo de familias aventureras, entre quienes está la matrona Pilar Ternera (Viña Machado), una mujer jubilosa, con cualidad para la lectura de cartas.

¿Cómo se siente estar dentro de "Cien años de soledad"?

“Susana, leyó el libro al menos siete veces; Viña, cinco veces; y yo probablemente el que menos lo hizo”, admite con una sonrisa Marco Antonio González, actor colombiano de teatro que fue elegido entre cientos de perfiles para ser la versión joven de José Arcadio Buendía. Encarna el rol de un hombre aventurero y líder, que no teme a la incertidumbre y lo desconocido en los primeros capítulos de la serie. Los siguiente episodios muestran al reconocido actor colombiano Diego Vásquez en la versión adulta del personaje, que evoluciona a ser tan genio de la alquimia y el latín como a estar bajo la tormenta de su propia mente.

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Un Macondo auténticamente colombiano

La producción de Dynamo y Netflix recorrió diversos pueblos de Colombia para capturar la esencia de Macondo, desde Aracataca, lugar que inspiró a García Márquez para escribir el libro, hasta Ibague y Alvarado, en Tolima, donde se realizaron la mayoría de las grabaciones.

En esta historia, hay una travesía hacia lo desconocido. La pareja Buendía funda Macondo, un utópico pueblo que será testigo de la grandeza y las miserias de siete generaciones de la familia. Después de recorrer varias ciudades, el equipo técnico evaluó hasta 10.000 perfiles para interpretar los 24 personajes principales y secundarios de la historia. En esta adaptación, José Arcadio Buendía es interpretado por dos actores, mientras que Úrsula Iguarán evoluciona de ser una joven enamorada, en el cuerpo de Susana Morales, a la matriarca indomable de la familia, interpretada por la laureada actriz colombiana Marleyda Soto.

La actriz Viña Machado, por su parte, se encuentra con su lado más maternal como Pilar Ternera, un personaje clave que trasciende los límites de bruja, amante y madre desde que se enamora del segundo hijo de la pareja Buendía. “Para interpretarla, me leí el libro siete veces, más la ayuda del guión y el trabajo de lectura en mesa con los actores. Era ir y volver siempre al libro. Después, solo quedaba entregarse a las fauces del set de rodaje”, comenta la actriz.

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Los actores tuvieron el desafío de ser parte del ADN literario del nobel colombiano que dio a luz una obra universal en 1967, “Cien años de soledad”, y esta tuvo el éxito de 50 millones de ejemplares vendidos y traducciones a más de 40 idiomas. “Volvíamos al libro constantemente”, explica Susana Morales, y continúa. “Tuvimos un apoyo magnífico en el trabajo de los guionistas. No podía creer cómo hicieron para coger esta historia, que está así, toda enredada, y poner eso en un guion para que nosotros pudiéramos entenderlo”.

Una maternidad que trasciende generaciones

La maternidad y el desamor es uno de los temas centrales en el inicio de la serie. Tanto Morales como Machado profundizan en sus personajes desde esta perspectiva. En el primer caso, Úrsula Iguarán es pilar económico y emocional de los Buendía. “Entendí la humanidad de Úrsula a través de lo que sus hijos significaban para ella. Era entender cómo funcionaba su psique para permitirle vivir a través de mí”, explica la actriz.

“Justo por que no soy madre, fue una responsabilidad enorme y un ejercicio muy hermoso interpretar a Úrsula Iguarán, pero también un encuentro con la maternidad. Aparte, el trabajo que hicieron en efectos visuales era maravilloso, y los prostéticos con una barriga que yo tenía para simular el embarazo era muy realista. Tenía pelitos y todo. Úrsula Iguarán me regaló un hermoso proceso, de mujer y madre gestante, que nunca había experimentado de cerca”, agrega la actriz.

Por otro lado, Machado, quien ya es madre de un niño de 8 años y estuvo a punto de perder a su hijo durante el embarazo, encontró en Pilar Ternera un personaje lleno de matices: desde la amistad hasta la culpa y el dolor. “Me atravesó mucho la maternidad de mi personaje”, reflexiona la actriz.

“Pilar Ternera no solo le entrega un hijo a Úrsula Iguarán, ¡sino dos hijos!”, resalta Machado. Al inicio, la historia sigue la indignación de Úrsula Iguarán, puesto que su hijo José Arcadio, que llevaba el mismo nombre de su padre, huye de Macondo tras tener un amorío con Pilar, gran amiga de su madre. Aunque era varios años mayor que él, se enamoran y consuman su amor varias veces, sin que nadie lo sepa. Como consecuencia, Pilar concibe un hijo de José Arcadio. Más tarde, el joven huye del pueblo y Úrsula guarda mucho rencor por ello, siente que ha perdido un hijo. Entonces, Pilar decide entregar al recién nacido a su abuela, quien a regañadientes acepta, con la promesa de que el niño jamás sabría quién es su madre. A este niño, lo llaman Arcadio y crece sufriendo el rechazo de su abuela. Más tarde, Pilar tiene un par de encuentros pasionales con el menor de los Buendía, Aureliano. Nuevamente, concibe un bebé, y cabizbaja, toca la puerta de los Buendía para regalar un hijo por segunda vez.

“Pilar Ternera le entrega a su hijo a Úrsula, no a razón de no poder cuidarlo, porque ella tenía varios hijos, sino por el cariño que le tiene como amiga. Hay una relación de amistad entre ellas que está contada desde el capítulo uno. Cuando Úrsula se va, y después regresa, a Pilar le sorprende mucho ese nuevo carácter con el que regresa. No le permitió saber quién era su madre y Pilar carga con ese dolor. A mí, como madre que soy, me duele. ¿Entregar un hijo? No me imagino entregando uno a nadie”, explica Machado.

El peso del realismo mágico y el desnudo en “Cien años de soledad”

Desde las tensiones iniciales de su matrimonio hasta la pasión que los convierte en los fundadores de Macondo, Úrsula Iguarán (Susana Morales) y José Arcadio (Marco Antonio González) se atacan entre sábanas, en un inicio sexual algo trastabillado, debido a los miedos de Úrsula Iguarán de concebir hijos con colas de animales. Una maldición que la atormenta de por vida. Porque, en el libro de García Márquez, basado en un realismo mágico o la manera de jugar con la realidad, ese tipo de creencias son una verdad.

“Las escenas de intimidad eran completamente necesarias para contar la historia de Úrsula Iguarán y José Arcadio Buendía. Y esto lo hablamos entre nosotros, los actores. ¿Quizá, en algún punto, como hasta qué lugar es necesario el desnudo? Porque, claro, eso hay que pensarlo de la mano del equipo de filmación y la coordinadora de intimidad”, comenta Morales.

Las escenas íntimas entre Úrsula y ‘José Arcadio padre’, claves para el desarrollo de la trama, se abordaron con un delicado balance entre el guion y la dirección. Por un lado, el puertorriqueño José Rivera, nominado a los premios Oscar por “Diarios de motocicleta” (2004), de la mano de Natalia Santa (“El robo del siglo” de Colombia), Camila Brugés, Albatros González y Camila Arias y Albatros González, se encargaron de darle pasión al momento más íntimo de la pareja Buendía. Por otro lado, los actores siempre estuvieron a cargo del consejo y apoyo ético de Andrea Peláez, coordinadora de intimidad en escenas de sexo durante el rodaje.

“La coordinadora de intimidad siempre estuvo en el set, cuidándonos todo el tiempo. Nosotros estábamos desnudos y en pantalla, pero detrás había un montón de gente, entonces no deja de ser incómodo, porque tenemos un pudor con la desnudés y nuestros recatos como seres humanos. Pero nos hemos entregado tanto a contar la historia y entender que estábamos en otra piel, y que esta piel no nos pertenece, sino enteramente a los personajes, que fue fluyendo también”, añade Morales.

“Como toda relación, la nuestra tuvo un camino”, continúa Marco Antonio González. “Para mí, la obra de Gabriel García Marquéz era como mi maestro guía. Era importante ver los cambios desde la intimidad. Era entender el año de sufrimiento para José Arcadio Buendía, sin poder consumar el matrimonio con mi esposa (se refiere al personaje), después su furia pasional, y de un momento a otro, lo rápido de ser una pareja con hijos que ya se establece en un pueblo. Para darle forma y componer la relación de los personajes ejes de ‘Cien años de soledad’ era necesario también matizar su intimidad como pareja”.

¿Qué pensaría Gabriel García Márquez de la adaptación de su libro? Tal como dijo su hijo Rodrigo García, productor principal del proyecto que honra el legado literario de su padre, “estaría apretando para que todo saliera bien”, resalta Viña Machado”. “Desde la visión artística de Gabo, también es válido rescatar que estaría pendiente de que todo salga bien, porque reconoce el esfuerzo de tantas vidas en esta historia y de tanto amor del equipo. Y desearía que esta ‘vaina’ (la serie) les funcione a todos estos soñadores, a estos valientes, a estos guerreros”, profundiza González sobre el increíble esfuerzo de los técnicos detrás de cámaras.