“Wang-ta” es un término en el idioma coreano que se usa para definir el ‘bullying’ o acoso escolar, un problema con tasas en aumento en ese país, así como en el resto del mundo. El tema es tan controversial a nivel de Estado en el país asiático como lo es en el mundo de “The Glory”, la serie coreana que lleva varios días liderando el top 10 de Netflix en la categoría de habla no-inglesa. Sus personajes resultan tan complejos como atractivos en ocho episodios, que empiezan con la imagen de Moon Dong Eun, una joven víctima de violencia escolar interpretada por la actriz Song Hye Kyo.
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En la serie, Moon sufre ataques en la piel con una plancha de risos. Ella era la rehén de un grupo de adolescentes de familias acomodadas con quienes estudiaba en el colegio: Jeon Jae Joon (Park Sung-hoon), Choi Hye-jeong (Cha Joo-young), Lee Sa-ra (Kim Hieora) y Son Myeong-oh (Kim Gun-woo). Harta de la maldad de la élite de amigos y las artimañas que tenían para saltarse la justicia, la joven se traza como objetivo conseguir la vida soñada de la líder de la pandilla, Park Yeon Jin (Lim Ji-yeon), para completar una próxima y muy larga venganza.
En la vida real, ocurrió un caso parecido en 2006. Este se publicó en el medio Newsis bajo el título “Tengo miedo de mis amigos”. Al igual que en la serie del director surcoreano Ahn Gil-ho, una joven de la provincia de Chungcheong del Norte sufrió de quemaduras graves con planchas de cabello, aunque en ese caso real también con pinzas para la ropa y libros. Un grupo de estudiantes acosaron a la adolescente durante un mes para conseguir su dinero. A diferencia de la historia de Netflix, donde la protagonista jamás obtiene justicia de las autoridades, la historia original continuó en un proceso judicial. La realidad escarapela la piel mil veces más que la ficción, ¿no es así?
En la ficción, la reconocida guionista Kim Eun-sook coloca muchos flashbacks de la joven malvada Park Yeon y sus amigos quemando a Moon. La escritora no repite sin sentido la crudeza de la violencia, pero en la serie se combina el dolor del personaje en sepia con los colores naranjas y azules de una mujer adulta deseosa de vengar a quienes le arruinaron la vida. Esto carga a las primeras escenas de desconsuelo, impotencia, desolación. Ya en los capítulos del final, viene el desconcierto, al no reconocer los límites de los personajes femeninos.
Por un lado, la protagonista Moon piensa en la muerte, como se aprecia en una de las escenas más fuertes de la serie cuando ella está en el techo de un edificio. Tiempo después, no teme morir y es despiadada llevando a cabo una venganza que implica mucha investigación de las vidas de sus enemigos, como seguirlos durante el día para descubrir sus secretos más oscuros. Por otro lado, la villana y victimaria Park Yeon no se arrepiente de sus errores, pero con una hija pequeña en su vida siente la gravedad de sus actos en el pasado. Aunque muchos de los personajes muestren maldad, son difíciles de descifrar.
Además, actitudes desconcertantes alrededor del sufrimiento se repiten en personajes como Jeon Jae Joon, uno de los miembros de la pandilla ‘bully’. En su caso, el hombre con arrogancia no ha cambiado en su adultez, pero ahora tiene más que perder. También hay una contradicción casi cómica de ver en otros, como Lee Sa-ra, que es una drogadicta obsesionada con el perdón de Dios. La mayoría de amigos se muestra con su lado más psicótico para adaptarse a sus nuevas realidades años después de la agresión a Moon.
Sin embargo, la serie mantiene un equilibrio entre la pureza y la maldad. Por ejemplo, Moon es un personaje ‘tsundere’, un término japonés perfecto para la ocasión, pues define la transformación de un ser oscuro que luego va mostrando su lado más dulce. Para esto, el un joven médico con una madre influyente, Joo Yeo Jung (Lee Do-hyun), y la ayudante secreta en la venganza, Kang Hyeon-nam (Yeom Hye-ran), una empleada del hogar obsesionada con matar a su esposo, son dos puntos clave en esos momentos refrescantes para Moon.
Ver la evolución de la actriz surcoreana Song Hye Kyo (Moon Dong Eun) puede ser la mejor parte de la serie de Netflix, que culminó con una primera temporada sin revelar los secretos detrás de la venganza y seguirá con la segunda parte mostrando más giros y obsesiones del personaje.
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