Ansiedad, estrés, traumas, cualquiera lo sufre en silencio. Desde sacarse conejos en los dedos hasta la intolerancia por la lentitud, las personas, sean los padres, el colega de la oficina o una madre primeriza, son propensos a dañar su razón por sucumbir a los estímulos de estos tiempos veloces. Por lo menos, esa es la reflexión de la serie coreana de Netflix “Una dosis diaria de sol”. La historia tiene un aire a la exitosa “Grey’s Anatomy”, pero en una versión que se concentra en los pacientes y expone un mensaje contundente sobre la salud mental.
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Las enfermedades mentales llegan a la vida de las personas por muchas razones. Sin embargo, todavía hay quienes piensan que pasar por la consulta de un psiquiatra o un psicólogo, sea por una crisis de pánico o delirios, una conducta de autolesión, entre otros temas, es algo lamentable. El director surcoreano Lee Jae-kyoo (J.Q. Lee) deja de lado el terror y el suspenso para darle vuelta a este pensamiento sobre la salud mental en un guion cómico y tierno, porque el valor de su mensaje es que no todos los enfermos psiquiátricos arruinaron su vida y, mucho menos, la sociedad debe rechazarlos o aislarlos.
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En 2017, la enfermera surcoreana Iraha publicó un webtoon inspirado en su experiencia en el hospital donde fue interna de la unidad de psiquiatría por tres años. En los dibujos, ella es una mujer joven y los pacientes son un versión de especies de animales simpáticos que pasan por trastornos mentales similares a los humanos. “Una dosis diaria de sol”, llamado en su versión literaria “La mañana llega a las salas de psiquiatría”, lleva la historia de la autora a un centro de salud con pasillos de colores rosados y naranjas pastel para dotar de cierto realismo al lugar y, además, que haya una sensación de amabilidad y hogar.
La enfermera Jung Da-eun
La persona más amable del centro médico es Jung Da-eun (Park Bo Young), una enfermera de medicina interna que pide su cambio al pabellón de psiquiatría. A cargo de la unidad, está la doctora Song Hyo-jin, interpretada por la recordada actriz de reparto de “Parasite”, Lee Jung-eun. Ella tiene a su cargo enfermeras (os) y psiquiatras para los pacientes. Las actuaciones del elenco son excepcionales en la serie. Bo Young aprendió a poner vías intravenosas y sacar sangre para hacer el papel. La actriz también destaca con su personaje, como la persona más simpática y quien revive la vocación del servicio médico en el corazón de los enfermeros (as) del hospital.
Jung Da-eun entabla relaciones de confianza y respeto con los pacientes. Le tiene cariño especial al joven con trastorno bipolar Kim Seo-wan (Roh Jae-won), presa del delirio de vivir en una tierra de dragones y héroes medievales. Su estancia en el hospital surgió después de la presión excesiva que tenía sobre los hombros, cuando estaba estudiando para la prueba de admisión al servicio civil coreano. La frustración de no pasar la difícil evaluación concluyó en un colapso mental.
Así como “el Sr. Kim”, como le decía su amiga Da-eun, otros pacientes del hospital gozaron de su amabilidad. En los mejores casos, el trato que ella le dio los llevó a una estabilidad mental. Algunos pudieron regresar a su vida en sociedad. Sin embargo, otros enfermos demoraron más tiempo en acostumbrarse a la medicación y reponer su salud para retomar su anterior rutina. A lo largo de 12 capítulos, la enfermera aprende del cuidado e incluso pasa por la depresión y es rechazada por los padres de los enfermeros, pero logra superar el momento y se convierte en una gran enfermera.
El “Grey’s Anamoty” coreano
Siendo este un k-drama, era infaltable la parte melodramática. Da-eun también se encuentra en un triángulo amoroso con el cirujano colorectal Dong Go-yoon (Yeon Woo-jin) y su mejor amigo del barrio Song Yoo-chan (Jang Dong-yoon). El médico tiene un comportamiento compulsivo de chasquear los dedos y solo se calma cuando está cerca de ella. Por su parte, Dong-yoon ha vivido enamorado de su amiga desde que la conoció. Él tiene severas crisis de pánico causadas por el bullying laboral y la presión por la productividad. Todos pasan por terapia psiquiátrica y son medicados, a excepción del proctólogo, para retomar sus trabajos con una buena gestión de emociones.
Tal como en “Grey’s Anatomy”, está la parte melodramática de los doctores teniendo un romance con colegas del hospital. Además, igual que la serie de Shonda Rhimes, hay una historia paralela de las enfermedades de los pacientes y su vida fuera del hospital. Por ejemplo, la muerte de un paciente psiquiátrico detona la depresión de Da-eun, por lo que ella busca un descanso de las relaciones sociales y del hospital. Además, su madre y el cirujano Dong Go-yoon velan por su salud, pero también tienen sus propias preocupaciones.
Por otro lado, uno de los cirujanos, interpretado por Jang Yool, está perdidamente enamorado de la enfermera Min Deul-re (Lee E Dam). Ella rechaza sus primeras propuestas de cita romántica, porque la posición de élite del doctor no combina bien con la vida humilde, según ella, y asegura que jamás podrían entenderse como pareja. Sin embargo, la insistencia del médico rompe ese prejuicio y surge el amor. Para muchos, podría resultar un comportamiento obsesivo, pero pronto este confluye en respeto y aceptación.
Veredicto
Es interesante ver los mismos códigos de las populares series sobre hospitales en “Una dosis diaria de sol”, donde hay médicos corriendo por las situaciones de crisis de los pacientes y se ve la intranquila rutina de quienes trabajan en psiquiatría. Puede ser, incluso, una serie educativa en escenas donde se presenta en texto la explicación de algunos términos del lenguaje médico. También se agradece que la parte romántica no sea excesiva para dar pie a que el director proponga el mensaje de la no discriminación a los pacientes psiquiátricos internados o reincorporados a la sociedad.
Lo malo es que, antes del estreno, el director reveló la intención de dotar de realismo a “Una dosis diaria de sol”, así que utilizó iluminación natural y empujó a los actores a acercarse a sus papeles mediante la experiencia, como que aprendieran la técnica médica. El error fue revelar su intención. Al inicio, el cineasta quiso ser realista, pero después se agregaron pasajes de animación CGI, como el delirio de los dragones de Kim Seo-wan, lo cual es contradictorio con el objetivo de J.Q. Lee. Además, se mencionan medicamentos recetados en algunas partes de los diálogos, lo que incurre en una cuestión ética, porque el público puede sentir muy real una medicación que, en realidad, debe ser cuestión de previa consulta de un especialista. Son pocos momentos donde se escuchan a los doctores recetar medicamentos.
Finalmente, la serie tiene un potente mensaje y, al ser una historia dirigible cuando habla de temas de salud mental, puede ser una buena compañía. E invita a la reflexión, porque de seguro todos los que viven en este mundo caótico y veloz se sienten identificados con los conflictos que viven algunos de los personajes de la serie.
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