“Cada vez es más difícil escribir ciencia ficción”, dice James Cameron, el realizador detrás de las futuristas “Terminator”, “Alien” y “Avatar”, en una de las escenas del primer episodio de la docuserie de Netflix “¿Y ahora qué?” (“What’s Next?”) en la que Bill Gates, genio tecnológico responsable, entre otras cosas, de la popularización de las computadoras personales, explica cómo cree él que la humanidad enfrentará algunos de los grandes retos de los próximos años. Y, en efecto, hoy en día la tecnología avanza tan aceleradamente que cualquier guión que pueda elaborar Cameron difícilmente resistiría los tres años que, como mínimo, demora una película en hacerse realidad. “¿Cómo será relevante si las cosas cambian tan rápido”, se pregunta el cineasta. Y aunque esa es la sensación general que embarga al espectador que le da ‘play’ a este título en busca de respuestas, para Bill Gates todo parece ser cuestión de cálculo.
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Así, en la producción ya disponible en streaming, el cofundador de Microsoft demuestra ser un anfitrión bastante dinámico y muy positivo sobre lo que viene para la humanidad, aunque muchas veces los datos que se muestran las casi 4 horas de duración de la temporada completa del documental suelen tener el efecto contrario.
Con Bill Gates como hilo conductor, la docuserie aborda 5 grandes tópicos y su impacto sobre el futuro de la humanidad: la Inteligencia Artificial, las fake news, el calentamiento global, la brecha salarial y las enfermedades infecciosas. Con voces autorizadas en cada uno de los respectivos temas, y apariciones de personalidades del espectáculo como Lady Gaga, Bono de U2 y James Cameron, además de familiares del genio tecnológico, se nos van presentando posibles soluciones a través de la tecnología, aunque también cifras que pueden resultar poco esperanzadoras.
Un buen balance en la mesa
Los temas que aborda la docuserie son bastante complejos. Es más, daría para hacer un documental de cada uno de ellos de manera individual y puntualizada, pero lo que se presenta en la producción resulta en buena medida ilustrativo e interesante, sobre todo por las voces que complementan cada tópico.
El primero de esos temas es probablemente el que más resuena en la actualidad: la Inteligencia Artificial. La serie arranca con Bill Gates en las oficinas de OpenAI contando cómo fue testigo del desarrollo de la potente ChatGPT. A partir de ello, se discuten temas sobre cómo la IA repercutirá en nuestras vidas, siendo la principal preocupación el impacto en la fuerza laboral. Aunque buena parte del capítulo trata de ir por los aspectos positivos, como su uso en la mejora de la educación o de soluciones médicas y de macro problemas que no puede resolver el hombre, la duda la siembra Tim Urban, autor de “Wait But Why”, cuando explica que la IA dará paso a la superinteligencia artificial, es decir, una inteligencia por mucho superior a la humana. “Puede que no seamos capaces de entender lo que hace o cómo lo hace y mucho menos de hacerlo nosotros mismos. ¿Y por qué se detendría allí?”, plantea el conferencista.
Esa ambivalencia constante entre las luces y sombras de la tecnología es parte del motor que empuja hacía adelante la docuserie y que genera grandes momentos como cuando esa dicotomía se plantea en los dos rostros protagónicos del capítulo: Bill Gates, como el entusiasta que abraza por sobre todo las cosas buenas de la IA, y James Cameron como el pesimista que ve claras señales de peligro y que por algo escribió y creó “Terminator”.
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Otras temáticas interesantes que se tratan en el documental y que se resaltan más por tener a Bill Gates como narrador son las fake news y la brecha salarial. En el capítulo dos, titulado “Verdad o consecuencias”, el empresario asume la primera persona en el relato para enfrentar algunos de los mitos sobre su figura pública y que se han extendido más en la era de hiperconexión que él ayudó a cimentar. La narrativa va desde la parte más relajada de lo que generan estos bulos -incluso en lo audiovisual se apuestan por dibujos animados- para contar, por ejemplo, cómo hay quienes creen que él es parte de una raza de reptilianos que incluyen también al actor Tom Hanks y a Lady Gaga, quien aparece en el documental para bromear sobre el asunto con Gates. Pero toman un cariz más solemne, por ejemplo, cuando abordan la extendida teoría conspirativa de que implantó chips con las vacunas contra el COVID-19.
Allí aparece Phoebe Gates, hija de 22 años del empresario, para contarle a su padre cuánto tiempo se conecta desde su smartphone a la red, cuántas horas le dedica a videos de TikTok y que desinformaciones sobre él le han llegado a través de esas plataformas. Ella cuenta cómo perdió amigos “por los rumores de las vacunas” y luego le explica a su padre cómo ella, en su actual situación de estudiante de salud pública en Stanford, cree que se debería comunicar información sobre salud y datos científicos, lo que genera otro nuevo debate de polos opuestos: Bill cree que las redes sociales pueden ser también un espacio para compartir información valiosa y su hija le refuta: “Creo que una cosa que no entiendes sobre el Internet es que allí no gana la lógica y los hechos, la gente quiere escapar, reírse y alejarse de la aburrida realidad”, le dice y procede a contarle que, precisamente por ello, el video más popular asociado al nombre Bill Gates es cuando el desarrollador hizo el ‘dab’, un paso de baile viral.
Estos balances de opiniones por especialidad y hasta intergeneracionales proveen de un buen ritmo al relato: hay ciencia, pero también enfoques personales y entretenidos que a nivel narrativo funcionan bien.
La autocrítica de los multimillonarios
Los episodios 3 y 4 son distintos, pero se conectan de alguna manera por el relato de la ambición desmedida del hombre y el modelo capitalista que Bill Gates discute con invitados como Bernie Sanders y Mitt Romney. En el episodio 3, titulado “¿Podemos detener el calentamiento global?”, se muestra un diagrama de pie de las cinco industrias que más contaminan que Gates presentó en su libro del 2021 “Cómo evitar un desastre climático” y se discuten las posibilidades de cambiar con otro tipo de energías renovables. Pero se lanzan hechos como que para que eso funcione, hay un periodo en el que se habrá contaminado de manera récord. “Nos movemos tan rápido como podemos para reducir las emisiones en cada una de las cinco categorías, pero antes de llegar allí habremos liberado mucho más CO2″, dice el empresario.
En el siguiente episodio, “¿Se puede ser demasiado rico?”, se abordan las brechas salariales y de cómo un porcentaje muy pequeño de la humanidad concentra casi todas las riquezas. Bill Gates nuevamente se pone en primera persona, incluso Bernie Sanders lo señala cuando habla de esa población de escasos beneficiados. Así, el empresario habla de cómo ha logrado convencer a 300 acaudaladas personas a ceder sus fortunas al final de sus vidas y cómo él mismo ha ido donando dinero para causas mejores. Un tema interesante que se aborda en este episodio es la visión de Gates sobre los impuestos a las riquezas y cómo él vislumbra un mundo sin multimillonarios y con más facilidades para la redistribución de la riqueza.
En este episodio es muy impactante una escena en la que Gates trata de llenar un formulario para acceder al Crédito Fiscal por Ingreso del Trabajo (EITC, por sus siglas en inglés), uno de los programas que disponen los hogares con ingresos bajos y moderados en los Estados Unidos o, como lo describen en la docuserie, el “programa más importante contra la pobreza en el país”. Se trata de un formulario de dos hojas que viene con un manual de 100 hojas debido a lo complejo que puede ser llenarlo, como el mismo Gates comprueba. Aquí resulta muy entretenido tener ese otro punto de vista de Gates ya no como genio tecnológico sino como hombre acaudalado que se enfrenta a problemas más terrenales. Y aunque Gates cree que el futuro debe ser sin gente con grandes fortunas, nuevamente la sensación hasta este episodio es más de desesperanza que optimismo.
La tecnología y la salud
En el quinto y último capítulo, titulado “¿Podemos vencer a las enfermedades?”, se toca un tema en el que se ha vinculado mucho tanto Gates como su esposa Melinda en su rol filantrópico: la malaria. Es el episodio más científico de todos, porque se muestra cómo, buscando una posible erradicación de la enfermedad, se está trabajando en alterar genéticamente a los mosquitos de la malaria para, por ejemplo, hacer que todos los mosquitos sean machos y se extingan, pero también se plantean los posibles consecuencias de una alteración de ese tipo.
Este es el episodio más personal de Gates, porque aborda también las causas humanitarias que ha asumido en África a lo largo de más de dos décadas, y termina con una reflexión sobre cómo el empresario confía en que la humanidad logrará enfrentar los retos que se vengan con inteligencia, tecnología y trabajo conjunto. Aunque ya queda en el espectador elegir si mirar el futuro con optimismo o preocupación.
"¿Y ahora qué? El futuro según Bill Gates"
Título original: "What's Next: The Future With Bill Gates".
¿Dónde? Netflix.
Duración: 5 episodios
Temporadas: Miniserie de 1 temporada.
Sinopsis oficial: "En ¿Y ahora qué? El futuro según Bill Gates, el visionario tecnológico y filántropo defensor de la salud mundial y el clima, invita a los espectadores a unirse a él en un viaje de aprendizaje para explorar los problemas más urgentes a los que se enfrenta el mundo hoy en día".
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