Es viernes y Anthony Bourdain lo sabe, donde quiera que esté. La estrella culinaria que el 8 de junio del 2018 decidió poner fin a su vida a los 62 años, vuelve a ser protagonista de la escena terrenal vía “Roadrunner: A Film About Anthony Bourdain”, cinta dirigida por el ganador del Óscar Morgan Neville (“20 Feet from Stardom” fue Mejor Documental en 2014), y que se estrenó comercialmente este 16 de julio en salas de Estados Unidos.
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“Una mirada íntima al detrás de cámaras de un chef anónimo que se convirtió en ícono cultural de renombre mundial”, anuncia la distribuidora Focus Features, propiedad de Universal Pictures, sobre esta producción que por ahora no veremos los peruanos, pero a cuyo protagonista recordamos muy bien. Llegó por primera vez el 2006, para grabar el tercer episodio de la segunda temporada de “No Reservations”. Aventurero como era, Bourdain se internó en la reserva del río Tambopata, para luego conocer Cusco y Machu Picchu, guiado por la periodista Bibiana Melzi. Antes de ello, en una Lima gris y en compañía de Gastón Acurio, la entonces estrella de Travel Channel probó la frescura del cebiche y sus derivados donde la recordada Sonia Bahamonde.
“Anthony Bourdain fue de los primeros personajes de la gastronomía mundial en contarle al mundo acerca de la magia de la cocina del Perú. Y lo hizo con afecto y con generosidad, despertando con ello la curiosidad de muchos otros amantes de la gastronomía que decidieron venir a esta tierra a descubrir aquello que él les había revelado”, lo recordó Gastón Acurio en una columna de homenaje al chef, publicada en El Comercio tras la noticia de su muerte.
Lo lleva el diablo
Con cámaras también regresó el 2013, para grabar con su amigo, el chocolatero Eric Ripert, un capítulo de “Parts Unknown” para la cadena CNN. Detallamos su periplo en esa ocasión: Llegaron a Lima, estuvieron con Coque Ossio y Marisa Guiulfo en Pucusana, y luego volaron a Chiclayo para desde ahí enrumbar hacia la selva de Jaén por vía terrestre; su destino eran los valles cacaoteros del Alto Marañón, donde un productor de cacao porcelana los esperaba.
“Él difundió la gastronomía del mundo de una manera lúdica, irónica y divertida. Cambió un poco los parámetros serios de la cocina”, lo recordó en El Comercio la experta en postres Astrid Gutsche, quien compartía con Bourdain y Ripert el secreto de uno de los mejores cacaos del país, con el que ellos producían la barra de chocolate Good & Evil.
“Muy sencillo el tipo”, nos dijo Javier Wong cuando lo conoció. En este tercer viaje -el segundo fue personal, en 2011, junto a su segunda esposa Ottavia Busa- Bourdain fue a su casa de Santa Catalina para disfrutar su sazón. Tras la noticia de su muerte, el cebichero lo recordó así: “Era irreverente con todos, pero nunca con nosotros. Creo que el cebiche fue el detonante para que le gustara nuestro país. Comía como no tienes idea [...] La íbamos a hacer linda con él, con su apoyo, porque le encantaba el Perú”.
Volverlo a ver
Mencionamos al inicio de esta nota que los peruanos no veremos el documental “Roadrunner: A Film About Anthony Bourdain” por ahora, al menos no en los cines de este país que tanto cautivó al ‘bad boy’ de la cocina global. Quizás haya opción vía ‘streaming’, pero ni el canal CNN ni el servicio HBO Max -ambos coproductores de la cinta- han anunciado aún fecha de emisión.
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El filme de Morgan Neville es un entretejido hecho a partir de más de 20 mil horas de material seleccionado de todos los programas que el autor de “Kitchen Confidential” (2000) grabó, y suma las intervenciones de chefs como David Chang y Eric Ripert, su productora Lydia Tenaglia, su agente Kim Witherspoon y su ex esposa Ottavia. El realizador ha confesado que nunca conoció a Bourdain, y que eso le permitió tomar distancia para lograr un producto más objetivo.
Una decisión controversial
Ahora bien, mientras la cinta llega por estos lares, a modo de abrebocas o tentempié nos quedan los comentarios que la crítica hizo luego del pre-estreno de “Roadrunner”, hace un mes, en el Festival de Cine de Tribeca. Dijeron, por ejemplo, que la producción indaga sobre ciertos enigmas en la vida del cocinero y autor de numerosos best-sellers. También que es un documental crudo y esclarecedor, que revela su ascenso a la fama pero también momentos dolorosos no exentos de reflexión, cual era su estilo. Todo positivo, al inicio, hasta que un detalle fue revelado: que el realizador utilizó inteligencia artificial para reconstruir, en ciertos pasajes, la voz del chef. Bourdain leyendo un e-mail dirigido a su amigo David Choe, en el que (quizá) el chef anticipaba su fatídica decisión: “Mi vida es una mierda ahora. Tú tienes éxito y yo tengo éxito y me pregunto: ¿eres feliz?”. El muerto habló, literal.
Neville dijo a “The New Yorker” que creó un modelo de su voz con inteligencia artificial. El realizador tuvo autorización de los herederos del chef para usar 10 horas de grabación de su voz y así generar algunas frases (tres) que la malograda estrella escribió alguna vez, pero nunca verbalizó. “Solo estaba tratando de hacerlas volver a la vida”, le dijo Neville a la revista “GQ”. ¿Es ético esto? ¿Especialmente cuando se trata de un documental? La sensibilidad de los críticos se vio tocada, y su mirada varió al punto de que algunos consideraron esta práctica manipuladora y, el producto cinematográfico, un fraude. Una polémica que el propio Bourdain disfrutaría, y que representa el marco perfecto para echarle un vistazo a la producción. A esperar, ni modo.
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