RALPH ZAPATA

Si hay algún calificativo que le calza perfecto a Constantino Aucca Chutas es ser fuerte. Incansable, pese a que tiene las rodillas fracturadas y los tendones maltrechos, y aunque su médico le haya dicho que no puede seguir aventurándose por el mundo como si fuera un chiquillo todoterreno.

A él poco le importan esas advertencias. Es cusqueño, tiene 49 años y un amor apasionado por lo que hace: conservar lo maravilloso. Por eso el Ministerio del Ambiente , Conservación Internacional y otras instituciones lo han reconocido con el Premio para la Conservación Carlos Ponce del Prado en la categoría de artífice de la conservación.

Este es un merecido premio que recibirá el próximo 20 de agosto. Es halagador, pero nunca he trabajado para conseguir premios. A mí me motiva es mi trabajo, comenta Aucca, jefe de la ONG Ecosistemas Andinos (ECOAN), mientras viaja hacia la provincia cusqueña de Anta, donde ayudará a arreglar una iglesia que se cae a pedazos. “Es un promesa que hizo mi madre”, añade.

Aucca, al mando de ECOAN, desarrolla labores de conservación en Cusco, Amazonas, San Martín, Huaraz, Junín y Tingo María. En Amazonas y San Martín gestiona un área de conservación privada llamada Abra Patricia-Alto Nieva, que alberga a la lechucita bigotona, un búho que se creía extinto por muchos años. Allí además hay colibríes, orquídeas raras y bellas, monos choro cola amarilla, entre otras especies. También administra, junto a la comunidad, la servidumbre ecológica Huembo, famoso por cobijar al colibrí maravilloso, único en el mundo.

En Cusco trabaja en la reforestación del humedal Lucre-Huacarpay, en la cordillera del Vilcanota, conservando bosques de polylepis. Esta es la quinta edición del Premio para la Conservación Carlos Ponce del Prado, financiado también por la Fundación Blue Moon, reconoce a los defensores de la biodiversidad de nuestro país y fue instaurado en honor a Carlos Ponce, un excelente conservacionista peruano.