(Foto: AP)
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Isaac León Frias

Isaac León Frías, crítico de cine de la revista "Somos", hace un repaso por las más significativas transformaciones del séptimo arte en estas tres décadas. A continuación su balance:

1. Cambió el soporte del registro audiovisual. De la imagen fílmica revelada en laboratorio se pasó a la imagen digital. Con algunas excepciones que se resisten a dejar las filmaciones con celuloide (Tarantino, por ejemplo), la mayor parte de lo que se hace hoy en el mundo es con cámaras y edición digital.

2. La proyección parece ser la misma, pero ya no lo es, pues hoy se proyectan las películas en disco (el DCP, Digital Cinema Package) y con proyectores digitales. En el Perú no hay ninguna sala comercial que conserve sus equipos de antes y solo unas pocas salas fuera del circuito (la Sala Azul del Centro Cultural de la PUCP, la sala Ventana Indiscreta de la Universidad de Lima y alguna otra) mantienen sus proyectores fílmicos operativos.

3. Desaparecieron por completo las viejas salas que durante muchas décadas ofrecieron el espectáculo cinematográfico. Al menos, desaparecieron, no siempre como construcciones, pero sí como espacios de proyección. No existen más los cines de barrio ni en Lima ni en el resto del país. Desde mediados de los años 90 los multicines tomaron la posta.

4. La producción de películas en el Perú, que antes era escasa, ha aumentado considerablemente. La tecnología digital ha facilitado la producción. El apoyo del Estado con premios ha puesto igualmente lo suyo. Se realizan muchas películas en diversas ciudades del interior para el público regional y en Lima se han venido haciendo otras que han obtenido altas concurrencias. El nivel de calidad se puede discutir, pero no hay duda de que se ha avanzado.

5. El modo de ver cine se ha diversificado de una manera impresionante. Hace 30 años la televisión de señal abierta y el video analógico (el VHS y el Betamax) eran las alternativas a la visión en las salas. Luego la televisión por cable, el DVD y el Blu-ray, el streaming y la descarga de los archivos por Internet han multiplicado la oferta a tal punto que se puede acceder a casi todo lo que se hace ahora o se hizo antes. No siempre en las mejores condiciones, pero aun así se tiene al alcance una inmensa filmoteca virtual.

6. La pantalla grande y la sala oscura siguen siendo las mejores opciones, pero las posibilidades de ver cine que se tienen en estos tiempos no se podían aún prever hace 30 años. Esa apertura a las nuevas pantallas está haciendo que muchos prefieran escoger allí lo que quieren ver y a eso contribuye también la pobreza de la cartelera comercial. Cada vez hay más multicines, pero al mismo tiempo menos películas porque unos pocos títulos copan los espacios. Nunca como en los últimos tiempos la exhibición pública estuvo tan restringida en nuestro país. En este campo no se ha avanzado nada, se ha empobrecido la oferta. Peor aún, con el nefasto aumento de los doblajes.

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