Inicios bisoños de Gian Marco, Christian Meier y los Arena Hash.(Foto: Archivo El Comercio)
Inicios bisoños de Gian Marco, Christian Meier y los Arena Hash.(Foto: Archivo El Comercio)
Christian Meier

Son las 12 del mediodía y, tal como habíamos acordado, Gian Marco pasó a buscarme a mi hotel en Miami. Lo acompañaría a los estudios de Emilio Estefan para terminar un par de canciones que escribió para el nuevo disco de Chayanne. Desde el portero hasta el mismo Emilio recibían con cariño al nuevo prodigio de la compañía. Era el 2003.

Apenas entró, puso mi canción "Alguien" a todo volumen. “¡Esta es
la mejor balada de rock en español! ¡Emilio –gritaba–, tendrías que firmarla!”. Yo solo buscaba un lugar donde esconderme. Luego comenzó lo que sí era realmente bueno: verlo componer. Gian Marco es un excelente guitarrista, conoce ese instrumento como nadie, se pasea por el diapasón con la misma naturalidad como quien camina de su cama al baño, adivinando las notas como lo haría David Gilmour en "Wish you were here".

Mientras secretamente lo admiro, trato de recordar cuándo nos vimos por primera vez. Definitivamente no fue de niños, a pesar de que vivíamos en la misma calle. Pero recordé que en el 93 me buscaba por las tardes para irnos a comer hot dogs a Dasso, al cine o simplemente a relojear en su Suzuki blanco. Íbamos al karaoke del Country a deleitar a coreanos y sus escorts –las que más nos aplaudían– con canciones de Toto o Billy Joel. Luego yo debía volver al bistró francés
donde trabajaba como maître. El mismo restaurant donde le reservaba una mesa para que llevara a esa chica que tanto le gustaba y
que luego sería su esposa. 

Una noche del 91 nos invitaron a varios a cenar al Costa Verde. Asistimos –además de los Arena Hash– nuestro productor, Julio Andrade, Gian Marco y Joe, su padre. Éramos como 15 en la mesa. Comíamos y tomábamos ilimitadamente, hasta que en algún momento empezamos a cantar. La jarana terminaría siendo liderada por él. Nosotros –todos ya populares y famosos– fuimos callándonos poco a poco, dejándonos asombrar por el talento de un Gian Marco que no necesitó más que sus manos, cucharas y su carisma para entretenernos. El más maravillado de todos fue Joe. Lo seguía en las armonías y le celebraba cada uno de los magníficos chistes que contó (su repertorio es infinito). Lo miraba con una sonrisa, con la fascinación propia de los padres orgullosos, con ojos aguados. Yo recuerdo esa escena y pienso en mis hijos. Cada vez que me sorprenden con alguna manifestación de talento, me siento como
Joe Danova esa noche, una de las pocas que le quedaban junto a su hijo.

Estoy seguro de que Joe brilla en cada una de las 10 nominaciones
al Grammy de Gian Marco, en los dos que ganó, en las notas de los valses de Señora cuénteme (porque él se los enseñó de niño), en cada palabra de su libro La madera del alma (sí, señores, también escribe y además dibuja), en los sueños de los estudiantes de la escuela de música que fundó y en el corazón de Nicole, Fabián y Abril, los nietos que no conoció.

Siempre he dicho que hay que ser muy valiente para bailar sobrio "Domitila", pero él lo hizo con huevos de acero, con los que se enfrentó a faltosos y borrachos en el Canta Rana de Barranco con 17 años. La misma valentía con la que resistió una operación de vesícula que casi se lo lleva en el 2006.

Chayanne no llegó a grabar ninguna de las canciones que Gian Marco compuso esa mañana del 2003. Prefirió un bodrio llamado Boom Boom. No sabe lo que se perdió. En cambio, Marc Anthony fue más astuto. Decidió incluir tres de sus canciones en un disco llamado "Libre". Una sería "Hasta que vuelvas conmigo", tal vez la mejor salsa que el ex de JLo ha grabado en su vida. Pero Marc puso una condición: aparecer como uno de los autores. “Conchudo el flaco, ¿no?”, le dije. Gian Marco me respondió: “Mejor ser dueño de una parte de algo, que del 100% de nada”. Y no se equivocó. "Libre" vendió más de dos millones de unidades y lo mismo pasó con Gloria cuando
grabó Hoy. Por eso no me extrañó que Estefan quisiera renovarle el
contrato cuando este se acabó, pero era demasiado tarde. Gian Marco ya podía volar solo.

Este 17 de agosto no solo cumplirá 42 años, sino que celebrará 20 años de carrera. Pero eso no es del todo cierto. Te mentiría si te digo que son 20, tampoco 25, porque a los 16 años ya cantaba solo con su guitarra en La Palizada. La carrera de Gian Marco tiene los años que él vaya cumpliendo porque él nació artista. Fue concebido como tal, en una época en la que Joe y Regina se amaron al ritmo de la Nueva Ola.

Esta columna fue publicada el 14 de julio del 2012 en la revista Somos.

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