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Gran Circo de Moscú
Miguel Villegas

Cinco minutos antes del último acto, el domador de los diez tigres blancos y dos leones africanos está aquí, en el backstage, con buzo y zapatillas. Como quien va al supermercado de tarde y no a enfrentarse a doce animales capaces de devorarlo en cinco minutos. Como quien ya se va a dormir. Es el Circo Estatal Ruso, conocido en todo el mundo como el Gran Circo de Moscú, y el detrás de cámaras antes del show. Es su naturalidad ante el peligro, que también puede ser ilusión. Y es domingo: afuera cae la peor tormenta de los últimos 50 años en Rusia, pero el show no se detiene. El domador escucha la bulla de la gente que ha colmado el teatro, cuatro malabaristas ensayan detrás una pirámide, una TV está prendida con la Copa Confederaciones (que no importa). Nada lo mueve a este hombre. Una pared de espejos lo separa de los doce felinos enjaulados y dientudos. Cualquiera diría que no tiene miedo o que nada lo preocupa o que terminará el último show a casa llena y él se irá a ver cómo paga las cuentas.

–Это волшебное –dice él, pero solo con la traducción se entiende el mensaje. “Esto es mágico”. Sí.

Se llama Edgard Zapashny, apenas pasa los 40 años y viene de una dinastía de cirqueros. Busca su nombre en Google. Grandote como Thor, se despide, da la mano y corre a quitarse el buzo, a ponerse el traje. Cuando todo termine, habremos confirmado uno de los secretos mejor guardados del Circo de Moscú. En dónde reside su fantasía y profesionalismo. Zapashny no solo es un simple domador.

EL CIRCO POR FUERA Y POR DENTRO
Un ovni estacionado en el centro del país más grande del mundo. Eso es lo que parece el coliseo donde 80 artistas cumplirán hasta ocho actos de malabarismo, equilibrio y juego con animales esta tarde.

Cualquier turista puede comprobarlo desde el Tsvetnoy, el boulevard en el que está construido, a 40 minutos del centro de la ciudad. Para entender dimensiones: Rusia es 13 veces más grande que Perú, según una práctica web que compara países. Acaba de cumplir 45 años de creado y las guías turísticas dicen que, además de visitar el Kremlin, la Plaza Roja o el Museo de Cosmonáutica, el Circo Ruso más antiguo del país es una parada obligada en la ciudad. Como ir a Eiffel en París, como ir al tango en Argentina. “Viene mucha gente y se queda de pie, aplaudiendo”, dice Anastasia Bargman, encargada de organización y PR del circo, mientras continúa con un breve tour por el teatro. Se detiene en una foto donde hay llamas en un acto de equilibrismo. En el Perú verán actos increíbles de malabarismo (18) y otros nuevos porque de eso se trata, de renovar. De grande quiero ser un niño se llamará el show que empieza el 12 de julio. “Nunca es el mismo espectáculo. La magia es la misma, el circo”, dice Askold Zapashny, director artístico de la obra. 

–Добро пожаловать в будущее
(Bienvenidos al futuro).


Un hombre con voz de robot abre el show del Circo Estatal de Moscú con esta frase, que es el anticipo de lo imposible. Desde 1971, año en que se creó, esta compañía circense quiso caminar de la mano de la obsesión rusa por conocer el espacio y hallar el punto exacto en que te conoces por dentro. Halló en la cama saltarina la chance de volar; ese quizá sea el mejor resumen. Y en la orquesta que acompaña sus actos, la banda sonora de las emociones de su público. El circo ya no es solo acrobacia o perritos dando saltos o payasos mimo: es una postal de estos tiempos de luces psicodélicas y robots. El show dura dos horas y así todo el año y mientras los acróbatas Ivan Goryavhev y Maxim Moiseev vuelan a una altura de cuatro metros, los niños rusos de 45 años se quedan con cara de que todo es posible.

Descubre más sobre el circo, sus artistas y acrobacias mañana en la revista Somos. 

EL DATO
El reconocido Gran Circo de Rusia abrirá el telón nuevamente este año para presentar su más reciente producción: De grande quiero ser niño. Más de 50 estrellas de los dos principales circos de Rusia (Bolshoi Circus y el Gran Circo Estatal de Moscú) serán los protagonistas.

Por primera vez en el Perú, contará con una orquesta en vivo, dirigida por el talentoso director Petr Khizhnichenko, del Circo Estatal de Rusia, y con un ballet dirigido por la bailarina y coreógrafa Aleksandra Krikunova. Además, estará el premiado grupo de payasos Trío Equivikee, ganador de los principales festivales del mundo, incluyendo el Festival de Montecarlo.

El show transcurre dura dos horas e incluye 18 actos; más de 50 artistas en escena, 97 años de tradición. El Gran Circo de Rusia va desde el 12 de julio al costado del Jockey Plaza. Las entradas ya están a la venta en Teleticket.

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