Luego de dos años y diez meses llegó el momento de rehabituarnos a las rutinas laborales que teníamos en la era prepandémica. El trabajo remoto, al que tanto nos costó adaptarnos, se fue con el 2022: de acuerdo a ley, solo tenía vigencia hasta el pasado 31 de diciembre. Sin embargo, el Ministerio de Trabajo informó que los empleadores tendrán hasta 60 días para adaptarse a la nueva regulación, que será publicada en los siguientes días.
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En ese contexto, muchos trabajadores peruanos se han visto en la obligación de volver a la oficina. Algunos tienen la flexibilidad de hacerlo en modalidad híbrida, que combina el trabajo remoto y presencial, pero otros han tenido que regresar a sus centros de labores los cinco días de la semana. “Este cambio repentino nos puede llevar a una situación de estrés y ansiedad”, nos dice Carlos Bromley, médico psiquiatra de la Dirección de Salud Mental del Minsa.
El especialista comparte cinco claves para hacerles frente a las nuevas demandas que nos pide el retorno a la presencialidad.
1.- Planificar y organizar nuestro tiempo
Es la primera recomendación del doctor Bromley, si nos vamos a someter a un cambio de rutina drástico. “Hay que evitar los pendientes y dejar cosas a la deriva. Para ello es importante calendarizar nuestras actividades y elaborar un plan para su realización”, explica. “Esto implica, por ejemplo, tener mapeado lo que vamos a hacer en las mañanas, antes de ir al trabajo. Lo recomendable es tener el tiempo suficiente para desayunar, asearnos y alistarnos. Si tenemos hijos es probable que le sumemos más tareas. La idea es hacer nuestras cosas sin estar corriendo, sin apuros, pues eso nos puede generar una sensación de angustia y desesperación. Y creo que esa no es la mejor manera de llegar a la oficina”, añade el psiquiatra.
2.- Establecer buenas relaciones
Ya estando en la oficina, Bromley recomienda retomar nuestros vínculos de amistad, sobre todo con aquellos compañeros a los que no solemos ver. “Esto nos ayudará a adaptarnos con más facilidad”, sostiene. Para ello aconseja tomar dos “pausas activas” de quince minutos a lo largo del día: una en la mañana y otra en la tarde. “Es un tiempo para dejar de hacer las cosas que estábamos haciendo. Podemos estirar el cuerpo, llamar a nuestra familia o nuestros amigos, comer un sándwich o tomar un jugo, o conversar un rato con nuestros compañeros. Hay que evitar estar permanentemente sentados todo el tiempo. Esto nos va a ayudar a mejorar mucho nuestro rendimiento laboral”, comenta.
3.- Monitorear nuestra salud mental
De acuerdo con el especialista, hay que estar atentos a la presencia de síntomas que puedan requerir ayuda profesional. “Por ejemplo, no se debería dejar pasar más de una semana de insomnio. Si me cuesta ir a dormir, o si me levanto varias veces durante la madrugada, o muy temprano, podría haber detrás un problema de salud más grave, como ansiedad o depresión”, advierte el médico “El que duerme mal, al día siguiente va a estar mal. No va a poder trabajar como debería. Solo un especialista en salud mental podrá diagnosticar si es que ese insomnio se debe a angustias, temores infundados o preocupaciones excesivas. Pero, sin duda, es algo que hay que tratar”, añade.
4.- No descuidar nuestra vida personal
Carlos Bromley aconseja no llevar trabajo a casa. “El trabajo es parte importante de nuestra vida, pero no lo es todo”, dice. “Debemos plantearnos metas reales, las cuales se puedan cumplir durante las ocho horas que estamos en la oficina. Para ello es importante tener una buena relación y una comunicación asertiva con nuestros jefes”, explica el psiquiatra. Y añade lo importante que es la desconexión. “Salvo sea una cosa urgente, no deberíamos prender la computadora en casa para trabajar. Nuestro tiempo hay que aprovecharlo para pasarlo con nuestra familia y seres queridos. Es fundamental tener actividades de ocio o entretenimiento que nos permitan despejar nuestra mente”.
5.- Flexibilidad ante todo
Este es un consejo que va para los trabajadores, pero sobre todo para las empresas y empleadores. “Hay que comprender que estamos en una etapa de tránsito entre la pandemia y el retorno al trabajo presencial. No hay que ser tan estrictos con los horarios de ingreso. Al menos se deberían dar 15 días para que los trabajadores puedan ir ajustando sus tiempos. También hay que dejar de ser estrictos en la oficina y permitir que los trabajadores puedan relacionarse adecuadamente entre ellos. Es una etapa en la que los jefes deben promover la comunicación entre sus equipos para ir ajustando y optimizando dinámicas, procesos o plazos de entrega”.
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