Los padres de Matías Padilla Padilla (14) son Gerson y Elvia, pero él es hijo de Cerro Azul. Matías juega de extremo (lo que antes denominaban ‘puntero’ en fútbol), entrena desde los cinco años. Su sueño es debutar en Alianza Lima, y para ese proyecto de vida, la cultura, la historia y el ambiente de Cerro Azul han tenido más peso que la genética.
La cultura gastronómica de esta hermosa caleta, definitivamente nutrió su cuerpo con cebiches de corvina, escabeches de bonito y la sopa atómica que creó su tatarabuelo, Saturnino Francia. Se trata de un concentrado de muimui licuado con chilcano de pescado que revitaliza a los surfers en el legendario restaurante Don Satu.
La historia también juega un papel en la construcción de su destino, pues Matías ha sacado piernas a punta de trepar los cerros Camacho y Centinela, que es donde se extiende la portentosa ciudadela El Huarco, que empezó a levantar la cultura del mismo nombre en el año 1270 d. C. Luego fue ocupada por los incas, quienes dejaron su huella en un portentoso muro de piedra casi al alcance de las lenguas marinas.
Y la influencia del ambiente fue decisiva para ampliar su caja torácica, elevándose entre las mejores olas en la Punta El Fraile, verano tras verano, junto a sus amigos de Aoca, el club que apoya el surf local. Chapana, Aldair, ‘Tanque’, ‘Chino’, Owen y otros se aventuran en una buena ‘racha’, incluso debajo del muelle curvo de 400 metros de extensión. Las mismas olas que fueron homenajeadas por los Beach Boys en su mítico Surfin Safari, las mismas que mojan la arena sobre la que se desliza Matías en busca del gol de su vida. Hoy toca carnavales, comparsas, carros alegóricos y tradición en Cerro Azul. //
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Alojamientos: Hotel Arena Blanca (T: 963767455). Hospedaje Don Lucho (T: 955334604).
Gastronomía: Charquican (guiso de papas con raya seca) en restaurante La Carpa Azul; muchaveta (ensalada de tomate, cebolla, palta y anchoveta macerada en aceite de oliva) en restaurante La Anchoveta Azul. Sopa atómica en Don Satu.