Lucero Yrigoyen M.Q.

Siempre recomendamos que antes de convivir con una es crucial evaluar las responsabilidades que demandará. Tenemos que ser conscientes de que es un compromiso de por vida. Si a tu nueva compañía no le ofreces lo que necesita o te arrepientes, entonces sufrirá. Más aun, si tiene que cambiar de hogar.

Si por alguna situación ya no podrá vivir contigo, es importante que participen tú y su nueva familia para el proceso de adaptación a un hogar desconocido no le genere sufrimiento con la transición. El proceso debe de ser gradual. Ten en cuenta que la mascota ha adquirido una forma de vida y costumbres, y lo idóneo es que estas se mantengan en el nuevo hogar.

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Es importante también que conozca a la futura familia, que juegue con ellos, que se quede por noches o días intercalados y luego aumente el tiempo de permanencia en el nuevo espacio.

El apoyo de los nuevos dueños es fundamental. A la mascota se le debe esperar con su cama, mantener de preferencia la misma comida, destinarle espacio suficiente, algún juguete y, sobre todo, darle mucho cariño. Si hay más mascotas en la nueva casa, también deberá ir acostumbrándose poco a poco a sus compañeros. Eso demandará tiempo, amor y la convivencia tendrá que ser vigilada hasta que todos se acepten.

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En el caso de los cachorros, es clave saber que ellos se adaptan más rápido a un nuevo hogar que los perros adultos, ya que todavía no tienen costumbres arraigadas ni han desarrollado fuertes lazos afectivos con algún integrante de la familia.

El tiempo de adaptación varía según la mascota, pero puede durar entre 2 semanas hasta meses. Algunos perros se muestran muy agradecidos y crean un lazo afectivo de inmediato. Otros, sienten desconfianza, temor e incluso se deprimen. Paciencia y amor son las claves para la adaptación. No apresures el proceso.

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