El mal aliento o halitosis en el perro puede deberse a varios motivos. Entre ellos se encuentran los problemas respiratorios, dermatológicos, metabólicos, gastrointestinales, alimenticios o de comportamiento. El más común de todos, sin embargo, es la formación de sarro e inflamación de las encías.
Los perros también necesitan que se les cepilles los dientes todos los días en casa con productos especiales para la especie y profesionalmente cada 6 a 12 meses, según cuánto sarro formen. Por lo general, las razas pequeñas necesitan de una limpieza profesional más frecuente porque los dientes de leche suelen mantenerse y al aparecer los permanentes se apiñan y entre ellos se acumulan los residuos de alimento con más facilidad, lo que produce el mal aliento.
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El problema del mal aliento va más allá del desagradable olor. La acumulación de sarro causa infección de las encías y si la situación se complica les dolerá y dejarán de comer. Además, si el perro tiene placa bacteriana, todo lo que ingiere se contagiará de bacterias y al ingresar al organismo puede dañar sus riñones e hígado, lo cual puede producirle problemas en el corazón y hasta infectar cualquier herida o zona que se laman. Además, la placa dental puede producir la pérdida de dientes, lo que le quita calidad de vida a la mascota.
La dieta que reciba también influye. Ten en cuenta que el alimento seco reduce el mal aliento, porque al ser masticado roza entre sus dientes y evita la formación de sarro. Por lo tanto, si se alimenta con recetas caseras necesitará la limpieza dental profesional con más frecuencia.