En mi usual caminata desde el diario hacia la estación central del Metropolitano, ayer pude percatarme de un fenómeno que, creo, va mas allá de una simple y pasajera moda. Una vez mas, los años 90 regresaron y nos trajeron de vuelta uno de los accesorios más prácticos y utilitarios, pero a la vez en tendencia, que se ha podido crear: las mochilas. Sea para ir al trabajo, para ir a hacer deporte y viajar, o simplemente para dar un paseo durante el fin de semana, niños, jóvenes y adultos han caído rendidos ante la versatilidad y sencilla belleza de esta pieza.
Desde las más simples y clásicas, hasta las más vanguardistas, sean en tela, cuero e incluso productos reciclados, las mochilas han desplazado a las carteras y maletines; quizá porque al usarlas tenemos las manos libres para realizar cualquier otro tipo de actividad, quizá porque en su interior puede colocarse desde tu billetera hasta tus libros o tu laptop, o quizá simplemente porque el simple hecho de colocártela es como tirarse el mundo a las espaldas y echar a andar.
Sus múltiples compartimentos son un plus para las mujeres, que solemos cargar con toda nuestra vida en los bolsos (llaves, monederos, agendas, libros, toallitas de papel, anteojos, perfumes, chocolates, etc, etc), aunque los varones también la han incluido en su armario, incluso para ocasiones formales.
Quizá los primeros recuerdos que tengas de una mochila estén relacionados a la que usabas en los 80s o 90s para ir al colegio, pero la verdad es que este accesorio ha sido usado por la humanidad desde la prehistoria. Fue, sin embargo, su especialización para el montañismo y para las campañas militares lo que permitió que llegara hasta nuestros días.
A partir del año 2012, los grandes diseñadores de moda decidieron reinventar la mochila, dándole la gente el sobrenombre de mochilas de lujo. Y ya que hablamos de lujo, las actrices Mary Kate y Ashley Olsen diseñaron en colaboración con el artista Damian Hirst, una mochila de 55 mil dólares, conocida como la mochila más cara del mundo. Algo inalcanzable para nosotros los simples mortales, obviamente.
Pero como suele suceder, los grandes almacenes le siguieron el ejemplo y muchas empresas empezaron a considerar a las mochilas como un accesorio de estilo más. Ahora, no hay marca de zapatos, carteras y demás que no se tome en serio a las mochilas y las ponga en lugares estelares de su colección. Apuesto que tienes al menos una en casa.