No solo las mascotas se rascan excesivamente cuando han sido contagiadas por pulgas, piojos o garrapatas. La desesperante situación puede deberse también a muchos factores, entre ellas las más comunes son las alergias alimentarias y ambientales.
La primera de ellas, como su nombre lo dice, es por la reacción del organismo al consumo de ciertos alimentos y es más común en perros que en gatos. En el caso de la alergia ambiental, esta se debe a factores que se encuentran en su medio ambiente. Por ejemplo: polen, productos de limpieza, uso de detergentes o enjuagues y ambientadores.
Para determinar qué les produce alergia, el veterinario te recomendará que se le realice una prueba de sangre. Si bien en los controles el profesional indagará sobre las costumbres de tu engreído para revelar la causa del malestar, muchas veces sin un examen es difícil llegar un diagnóstico claro y definitivo.
También es bueno que tengas en cuenta que el rascado excesivo podría deberse a algún fuerte dolor o por la presencia de hongos u otitis.
Nunca automediques ni diagnostiques a tu mascota, llévala para que la revise un médico veterinario.
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