No comamos conceptos ni modas. Antes de irnos de frente por lo que nos venden como “más saludable” lean siempre las etiquetas nutricionales, sobre todo los ingredientes.
No comamos conceptos ni modas. Antes de irnos de frente por lo que nos venden como “más saludable” lean siempre las etiquetas nutricionales, sobre todo los ingredientes.
Maca Bustamante

Sin lugar a duda lo saludable está de moda. Entre galletas gluten-free, leches orgánicas y postres veganos (por mencionar algunos ejemplos) tenemos productos para todos los gusto. Los consumidores somos cada vez más exquisitos y exigentes con los productos que queremos. Buscamos opciones más saludables y terminamos pagando más en el afán de consumir lo que suena o está de moda. De hecho, muchas marcas han sacado líneas o versiones con este diferencial justamente para satisfacer esta demanda. Pero lo que olvidamos, y muchas veces confundimos, es que el hecho de que un producto sea catalogado en alguna de estas categorías no lo hace necesariamente más saludable en su totalidad.

Que un producto tenga la etiqueta de gluten-free o libre de gluten no da la certeza de que sea más saludable. Simplemente es un producto el cual no contiene gluten, pero puede tener la misma cantidad de azúcar añadida, grasas vegetales o trans, sodio, aditivos y demás, y aún así seguir siendo “libre de gluten”. La idea de que un producto sea “gluten-free” es justamante retirarle el gluten (que es la proteína del trigo) para que personas con intolerancias, alergias y enfermedad celiaca tengan opciones. No por eso, sin embargo, puede ser sinónimo de una versión más sana.

Si se va a optar por lo orgánico, que sea en productos frescos como frutas, verduras, huevo y leches.
Si se va a optar por lo orgánico, que sea en productos frescos como frutas, verduras, huevo y leches.

Lo mismo ocurre con lo vegano. Si compramos un producto vegano quiere decir que no tiene insumos de origen animal -ni leche, ni huevo, ni mantequilla, ni carnes o derivados- pero puede tener grasas hidrogenadas (trans), azúcares añadidas, espesantes, colorantes y demás aditivos, y seguir siendo vegano. Un ejemplo bastante común es el de los postres veganos, los cuales muchas veces terminan siendo más calóricos por el alto contenido de azúcares y grasas que utilizan para poder dar textura, sabor y consistencia.

En cuanto a lo orgánico, si van a optar por consumirlos asegúrense de que tengan la etiqueta y debida certificación que garantice que el producto es realmente orgánico. Muchas veces basta con que un solo ingrediente del producto sea orgánico para que tenga esta etiqueta, pero una vez más, esto no quita que pueda ser un producto alto en azúcares añadidas o grasas. Por lo general se recomienda que si se va a optar por lo orgánico sea en productos frescos como frutas, verduras, huevo y leches.

El hecho de que un producto sea catalogado en alguna de estas categorías no lo hace necesariamente más saludable en su totalidad.
El hecho de que un producto sea catalogado en alguna de estas categorías no lo hace necesariamente más saludable en su totalidad.

Mi recomendación de cabecera: no comamos conceptos ni modas. Antes de irnos de frente por lo que nos venden como “más saludable” lean siempre las etiquetas nutricionales, sobre todo los ingredientes. Es la única manera de conocer realmente qué otros ingredientes hay detrás y así poder tomar una decisión informada a la hora de la compra.

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