Es un poco triste que mucha gente no entienda por qué es importante haber transmitido la boda de Edison Flores y Ana Siucho. Yo le pregunté por qué quiso hacerlo así. Me dijo: “Esta es mi manera de invitar a todo el Perú”.
Edison lo hizo, exponiéndose al escrutinio público, al que le parece, al que no le parece, al que le gustó el vestido, al que opinó que si se paró así o asá. Aceptó someter un momento de felicidad al escarnio social, sabiéndose que era muy querido, que es uno de los personajes más queridos. Y lo más importante para él, y lo más generoso, fue compartir ese momento con todos. Alcanzamos 22 puntos de promedio en rating. ¿Hace cuántos años que un tema tan positivo no tiene esa sintonía? ¿No hablan tanto de la televisión blanca? ¿Qué es más blanco, más dulce y más emotivo que dos personas diciendo que quieren pasar el resto de su vida juntos? En una sociedad tan violenta como la peruana, el amor es una buena noticia. Celebrar el amor es algo que merece ser difundido. Eso me parece un mensaje maravilloso.
Hay un tema de fondo que no se está viendo: el tema del racismo. ¿Por qué tenemos que pasar el matrimonio de Edison Flores, un pelotero, un futbolista que viene de Collique? ¿Y cuando se casó Juan Diego Flórez y le abrieron la Catedral y lo transmitió Canal 7, ahí todo bien? La boda de Juan Diego era de interés público porque se trataba de un personaje exitoso que nos representa ante el mundo, el tenor peruano más importante. ¿Y Edison Flores no nos ha representado con sus goles en el Mundial?
Hay gente que me ha preguntado: “Si eres una periodista seria, ¿qué haces cubriendo un matrimonio?”. Yo estaba feliz de estar ahí y de compartir su felicidad porque yo creo que necesitamos buenas noticias. Estamos cerca a la Navidad, a fin de año, venimos de cifras de feminicidio de horror, cifras de violencia en las pistas y en las calles, donde por un celular te matan. Durante tres horas y media lo más visto en la televisión peruana fue dos personas llorando de amor. Nos falta aprender a alegrarnos. Siempre estamos entre los últimos países de los ranking de felicidad. Los peruanos no sabemos sentirnos felices, celebrar. Siempre nos tenemos que estar quejando. Y a veces la felicidad está ahí cerca, como momentos hermosos que no sabemos reconocer.
También hubo quejas sobre por qué le prestaron el Monumental para su boda: “Si tiene plata”. Cuando Edison Flores se va a Dinamarca, él ya era jugador libre, le pertenecía su carta pase. Por lo tanto, el club no se iba a quedar con el dinero que le tocaba por su pase. Y sin embargo, él le dio la plata que le correspondía, a pesar que no estaba escrito en ningún lugar. En agradecimiento, Universitario de Deportes le dio el Monumental.
Ha sido una boda con características muy particulares. La pareja no ha pedido regalos, ha pedido juguetes para una institución (Fundación Creer). Hicieron una web para que la gente se inscribiera. Había paquetes desde 50 dólares hasta lo que uno quisiera donar. Podías comprar desde panetones, juguetes, colchones, útiles escolares, y la idea era llegar a una cifra de 40 mil dólares para donarles. Han destinado también a otra institución los derechos de transmisión que pagó Latina. Ha sido una boda bien íntima, bien cercana, simple, y también inocente. Su torta de matrimonio tenía siete pisos y era toda blanca. Arriba los dos muñequitos eran los personajes de Up, la película animada que ganó el Oscar. ¡Los viejitos estaban en su torta de matrimonio! Ese solo detalle dice mucho. No era algo ostentoso. Ellos no llegaron a la boda en limusina ni en carros de marca último modelo. Llegaron en dos camionetas a las que ni siquiera se les puso flores, no gastaron en decorar el carro.
Al matrimonio no llegaron un montón de personas de la farándula, como se podría pensar. La mayoría de invitados eran su familia y sus amigos. Todos contaban que entrenaron con él, que jugaron con él, que fueron al colegio con ella, que fueron a la universidad con ella. Este no es un matrimonio reality. La gente está acostumbrada a ser muy negativa hacia el amor. Edison y Ana tienen cinco años de relación, ya convivían, en algún momento fue en Dinamarca, ahora viven en México. Ella es doctora, ha terminado su carrera acá, estudió en la Universidad Científica del Sur, y después ha hecho una especialización en México. Su profesión no es ‘esposa de futbolista’. Ella se especializó en nutrición y estética. En realidad, yo creo que hay muchísimo prejuicio asociado al tema de que ser futbolista es ser tramposo que además quieres hacer de tu vida un show.
La historia de amor de Edison es el cuento de hadas al revés. Él no es la princesa que busca casarse para ser feliz, sino el príncipe que comienza de cero, teniendo nada. Él soñó todo y lo consiguió todo a punta de esfuerzo. Así como mostramos ejemplos de ‘amor’ violento -que no es amor, en realidad-, tenemos que mostrar ejemplos de amor sano, de amor comprometido, de amor que quiere celebrarse, compartirse. Hay que meter goles en la cancha y goles en la vida, y él está metiendo un gol en su vida.
La juventud debe tener referentes positivos. Edison usa la camiseta de la selección, se llama Perú. Pujante, soñador, aguerrido, trabajador, sonriente, exitoso, enamorado, sin ampays. Paren las orejas a este peruano consecuente. La mejor hinchada del mundo solo debería estarlo aplaudiendo.