Chile se encuentra en estado de emergencia desde hace más de un mes debido al descontento del pueblo chileno con el modelo económico que rige el país. Las calles están repletas de manifestantes que colisionan con militares del Estado en un intento por hacerse escuchar. Chile no atravesaba por una crisis de esta índole desde el mandato del dictador Augusto Pinochet hace ya varias décadas.
El país estalló luego de un alza al pasaje del metro establecido el 6 de octubre. El cambio de precio en el transporte público gatilló el hartazgo de los chilenos, que se pronunciaron primero con manifestaciones de grupos pequeños de estudiantes. Estas marchas estaban fundamentadas en una explicación: “No fueron los 30 pesos del aumento del precio del metro, sino el régimen de los últimos 30 años”.
Chile, paradójicamente, ha demostrado ser uno de los países más desarrollados de Latinoamérica e incluso muestra un crecimiento económico y una reducción de pobreza admirable. Pero la desigualdad sigue siendo tema que indigna a los ciudadanos. Según la BBC, el transporte público en Chile es de los más caros en el mundo en relación al ingreso promedio. Esto lleva a que las familias más pobres tengan que destinar casi una tercera parte de sus ingresos al transporte, mientras que los que poseen mayor estabilidad económica son afectados en apenas un 2% de sus ingresos. Los más pobres terminan pagando más.
Los manifestantes buscan maneras alternas de tener voz ante el mundo para acelerar el proceso de cambio en el modelo económico chileno. Y aquí viene lo interesante: la música, instrumento que atraviesa las barreras sociales, políticas y mediáticas, está utilizándose como vehículo de ideas para propagarlas de manera más fluida y directa que un pesado discurso.
Jorge González, cantante y compositor del famoso trío de rock chileno Los Prisioneros, compartió en su cuenta de Twitter la versión original de quizá su tema más cantado hasta la fecha: El baile de los que sobran. Este tema fue compuesto en las épocas del régimen de Pinochet. Días en que las calles se encontraban en un ambiente parecido al presente. Es así como el pueblo chileno volvió a darle vida a esta canción y, ante esto, el líder de Los Prisioneros reveló el borrador original de la letra. En lugar de llamarse El baile de los que sobran, el título era El baile de los desafortunados.
La letra regresa en el tiempo a una dictadura en la cual el mensaje debió quedarse; sin embargo, como mencionó el mismo González en una entrevista con la BBC: “Estuvo muy lindo, pero es muy triste que todavía se tenga que seguir cantando. Esa canción fue creada bajo las mismas condiciones en las que se canta hoy: en un toque de queda y con balazos”. Así que revelar la verdadera letra fue un acto para exclamar “basta” una vez más.
Pero el verdadero golpe mediático que buscó cesar este maltrato lo generó Mon Laferte. La cantante chilena de 36 años fue invitada la semana pasada a los Latin Grammy Awards, en Las Vegas. Cuando desfiló por la alfombra roja y llegó a la ubicación designada para ser fotografiada, dejó caer el escote del vestido negro que tenía puesto para mostrar los senos y un mensaje escrito con plumón grueso: “En Chile torturan, violan y matan”. La cantante aprovechó la atención de quienes tenían los ojos en la ceremonia de los premios para hacerles recordar que en Chile la cosa no ha acabado e incluso empeora.
Pero no solo los cantantes reconocidos aprovechan su base de fans para anunciar esta crisis. Distintos músicos amateurs se están volviendo virales en las redes con canciones que resumen el caos que se está viviendo en su país. Yo solo deseo que nuestros hermanos chilenos encuentren la salida. Tengo muchos amigos allá y me duele lo que están viviendo. //