Lizzo subvierte con su imagen el estándar de belleza y corporalidad que ha regido en sociedades patriarcales. En un espacio de estándares de belleza occidentales y donde se resalta la simetría, ella llega a quebrar todo y alienta a observar lo diferente de forma propositiva.
Detrás de esa mirada tradicional hay una larga historia que viene desde las esculturas griegas y que cargan ciertos prototipos de belleza, como la helénica, que ensalza ciertos cuerpos sobre otros. En el Perú, hemos tenido por años campañas publicitarias con mujeres esbeltas y blancas, incluso extranjeras. ¿Dónde y cómo estamos representadas las que no tenemos esas características?
Hoy la mirada es distinta. Nos cuestionamos por qué algo tan básico como salir con canas o con la ropa que desees termina siendo transgresor. Son discusiones que están ancladas en el respeto a la decisión de la mujer de hacer lo que desee con su cuerpo y no seguir mandatos culturales o sociales. En el caso de Lizzo, su cuerpo se convierte en un acto de reafirmación de identidad, lo que se traduce en un acto de liberación.