Sergio Galliani y la fórmula para ser felices, por Carlos Galdós. (Ilustración: Nadia Santos)
Sergio Galliani y la fórmula para ser felices, por Carlos Galdós. (Ilustración: Nadia Santos)
Carlos Galdós

Sergio Galliani es un ‘hacedor’, todo el tiempo está haciendo cosas: teatro, televisión, radio, cine, talleres, eventos. Así es desde que lo conozco: el hombre que nunca para. Esta semana conversé con él a propósito de su primer libro, Los recuerdos de mi casa muerta, y lo primero que me sorprendió fue saber que él escribía desde siempre, desde niño, y con cierta facilidad y brillantez, a tal punto que ganó algún concurso y finalmente fue publicado en el diario Expreso (esto último cuando aún no era el profesional por todos conocido).  

Luego le pregunté por su famosísimo insomnio, trastorno que yo también he llevado encima durante muchos años. La diferencia es que mientras yo lavaba la ropa de madrugada, Sergio le sacaba millaje a su mal haciendo programas de radio de madrugada –Radio insomnio, por Radio América en aquel entonces–, antes de migrar a la televisión con el mismo formato. Yo la cura al insomnio la encontré dentro de mí, cuando pude resolver algunas penas, dolores, respuestas. Bueno, Sergio también, y es a partir de esas respuestas que escribe su novela. 

Luego conversamos sobre nuestras vidas laborales, sobre hacer y no dejar de hacer lo que nos gusta, sobre arriesgar si es que estamos convencidos de que es lo que toca hacer, sobre las apuestas personales que no siempre dieron frutos inmediatos y con el tiempo nos revelaron su ‘para qué’ en nuestras vidas. También nos reímos de lo que todos conocemos como las vacas flacas de la vida y cómo recibirlas preparados, hasta que llegamos al hoy. ¿Y cómo estas HOY, Sergio?: “Estoy feliz, todo lo que he hecho durante todo este tiempo fue para llegar al día de hoy haciendo lo que me gusta. Viajo por el mundo, escribo en mi blog, publico en mi canal de YouTube y nada de eso tiene el estrés de tener que ganar dinero. Lo hago por placer, por el placer de dar. Jamás hice algo buscando el dinero; este siempre ha sido una consecuencia de lo que hago con pasión”. Y la verdad yo pienso y hago exactamente lo mismo que Sergio, nunca por dinero, siempre por pasión.  

El sueño de cualquier persona de llegar a los 51 años haciendo lo que le gusta es posible y Sergio lo está viviendo no por arte de magia, sino porque trabajó en ello, lo buscó, se dedicó, hubo altas y bajas, sacrificio, entrega. También tiene una pena en el corazón que yo no se las voy a contar (lean el libro), pero decidió curarla, hablarla, ponerla sobre la mesa y aprender a respetarla, porque los dolores no se ignoran, no se ponen debajo de la alfombra como basurita: más bien se aprende de ellos y su ‘para qué’ en nuestras vidas. Sergio Galliani, te admiro. 

Vivimos preguntándoles a los demás qué es lo que debemos de hacer –estudiar, pensar– y no nos damos cuenta de que ese no es el camino. Preguntarle al mundo entero qué hacer no es lo correcto; eso es buscar afuera, cuando las respuestas en realidad están dentro de nosotros. No se trata de un ejercicio de meditación, no es necesario ser yogui, no hay religión que responda lo que tienes que hacer; es tan personal como tú y tu corazón.  

Cuando yo dije en mi casa que quería ser comediante, media familia me dijo que no lo hiciera y la otra mitad no me dijo nada porque estaba muerta. “Yo quiero ser comunicador… pero qué vas a ser comunicador, si tú nunca hablas”. Y era verdad, yo nunca hablaba y hasta ahora no soy de los más habladores en mi círculo familiar. Pero yo sabía que eso era lo quería hacer, comunicar, contar mis historias, decir qué siento y pienso. Yo soñé muchas veces despierto con teatros llenos y gente riéndose y hasta ahora lo sueño. Y llegaron la radio, la tele, la revista, las redes sociales y siento que siempre fueron parte de mí. No escribo esto como ejemplo de éxito, no lo considero así: simplemente quiero que entiendas que las respuestas están en ti, en tu corazón, en eso que sueñas y que fácil no es. Te vas a equivocar, vas a ganar, vas a perder, y cuando ganes, sigue buscando sin miedo a volver a perder. Esa es la fórmula para ser feliz. Sergio lo sabe y yo también.  

Esta columna fue publicada el 18 de agosto del 2018 en la edición impresa de la revista Somos.

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