El domingo 15 de noviembre, mientras un presidente fugaz e impopular se veía obligado a renunciar por televisión, luego de una semana de protestas y muerte, miles de jóvenes en la plaza San Martín que habían marchado en su contra celebraban el hecho cantando Contigo Perú. Y lo hacían de la única forma en que puede entonarse esa canción, con la cadencia retrasada, pausas, inflexiones y hasta el llanto de Arturo Cavero, el mismo que impuso el tema en 1977 y dictó en adelante la forma en que debía ser interpretado.
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