Arturo León

Faltan 11 minutos para que termine el tercer cuarto del Super Bowl 2012. Atacan los New England Patriots, Tom Brady comanda la ofensiva y 12 yardas los separan de un touchdown. El mariscal del campo recibe el ovoide, levanta la cabeza, se tomas unos segundos y lanza un pase recto para Aaron Hernández. Con el 81 en la espalda, el descendiente de puertorriqueños zafa de su marcador con una rapidez de piernas impresionante para luego tomar el balón, chocar (y derribar) a otro defensor y pisar la zona de anotación de los New York Giants. Con 22 años, cumplía el sueño de millones de niños: ser titular y anotar en una final de fútbol americano. Pero su historia tiene que ver con lo que vivió fuera de los terrenos de juego y la historia la cuenta muy bien Netflix en la serie documental que acaba de estrenar: Killer Inside: The Mind of Aaron Hernández (“La mente de un asesino: Aaron Hernández”.

El tipo era millonario. 5 años y 40 millones de dólares. Esa fue la oferta de renovación que recibió Hernández luego del partido. Todo un récord para tratarse de un ala cerrada (posición que ocupaba en el campo). Obviamente, aceptó. Para ese entonces, el equipo de Patriots era considerado el mejor para estar en la NFL. Con Bill Belichick como entrenador en jefe y Tom Brady como quarterback estelar, New England le daba la posibilidad a cualquier jugador de estar en un equipo con posibilidades de ganar el campeonato.

Estaba formando una familia. Avielle Janelle nació un 6 de noviembre del 2012, día del cumpleaños número 23 de Hernández. Un suceso importante para la vida del jugador. Según declaró al “Boston Globe” solo unos días después, el convertirse en padre “cambió su vida” y dejó de ser el tipo “joven y alocado”.

Sin embargo, el 26 de junio del año siguiente, cámaras de televisión captaron el preciso instante en que Aaron Hernández es puesto bajo custodia por efectivos policiales. En las imágenes se le ve enmarrocado, con un polo blanco encima y la cabeza gacha. Fue el peor desenlace de una serie de noticias que, días atrás, indicaban que Aaron estaba siendo investigado por un homicidio. Todos estos sucesos sacudieron la NFL y el vestuario de los Patriots. La Liga emitió un comunicado y calificó el hecho como "profundamente perturbador", mientras que el club cortó el contrato de Hernández.

El día de su detención también se conocieron más detalles: a Hernández se le acusaba de asesinar a Odin Lloyd, amigo del deportista y pareja de Shaneah Jenkins, hermana de Shayanna Jenkins, quien precisamente era pareja de Hernández. A Lloyd lo encontraron sin vida en un parque industrial, muy cerca de la casa del acusado, y con heridas producidas por cinco disparos: uno en la espalda, uno en el antebrazo, uno en el abdomen y dos en el pecho.

Luego de un juicio que atrajo mucha atención por parte de los medios de comunicación, Aaron Hernández es declarado culpable por asesinato en primer grado (2015), por lo que su condena fue la cadena perpetua. Durante ese proceso, al jugador se le acusa de cometer doble asesinato en Boston solo meses después de jugar el Super Bowl y un año antes de la muerte de Lloyd. Aunque posteriormente es encontrado inocente las muertes de Daniel de Abreu y Safiro Hurtado, seguía sentenciado por el caso Lloyd. Antes de que comience la apelación, Hernández se suicida en una cárcel de máxima seguridad el 19 de abril del 2017. Era gay no declarado, tenía problemas en el cerebro y nunca se repuso de la muerte de su padre cuando él era solo un adolescente.

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