Con la triste partida de Alicia Maguiña (1938 - 2020), ocurrida en la madrugada del lunes como consecuencia de un derrame, el Perú se despide de una de sus compositoras más representativas y acaso la que mejor encarnó el espíritu libre, rebelde e inconforme de buena parte de la música popular peruana.
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Desde sus primeras composiciones, que firmó cuando era menor de edad en Ica, hasta ya bien consolidada en su carrera como cantautora, el arrebato romántico se conjugaba con frecuencia con observaciones muy agudas sobre la experiencia de los oprimidos. La injusticia y los contrastes sociales afloraban en sus letras como una preocupación legítima y un sincero espejo de realidad cuyo reflejo no dejaba indiferente.
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Devota de la literatura de José María Arguedas, a quien dedicó una canción tras su suicidio, encontraba con el escritor una cierta consonancia como peruana insertada entre dos mundos: la élite de sus orígenes de alta sociedad y el sentir vivo del pueblo para el que cantaba. Aquellos primeros años formativos en Ica, rodeada de campesinos y trabajadoras de algodón, forjaron una visión inclusiva del país que en su época se veía revolucionaria, cuando no peligrosa por ciertos sectores.
Ella misma se rebeló contra los estereotipos de su época, como de seguro recordará mucho la prensa hoy día, luego de su sonado divorcio con Eduardo Bryce Echenique, hermano del escritor peruano Alfredo Bryce Echenique, y posterior matrimonio con el gran guitarrista afro peruano Carlos Hayre, ese innovador de la música peruana, con quien tuvo una intensa labor creativa de casi una década.
En vida, Alicia escribió valses, polkas, tonderos, mulizas y huaynos, entre otros géneros que exploró no de forma epidérmica, sin con gran conocimiento e investigación. Maguiña, nacida en 1938 de padre huaracino y madre arequipeña, viajó por todo el Perú para empaparse de la expresión pura de comunidades y pueblos. Debido a su inmenso trabajo fue escogida como una de las cinco Mujeres del Bicentenario, por el Proyecto Especial Bicentenario de la Independencia del Perú.
Estas son algunas de las mejores canciones suyas que se pueden encontrar en la red
1. INOCENTE AMOR
Alicia Maguiña tenía 16 años cuando se estrenaba oficialmente como compositora con un vals grabado. Este fue Inocente Amor, registrado por Los Troveros Criollos, el conjunto del genial guitarrista Lucho Garland, en 1956. El tema, como su título sugiere, evoca la inocencia de los primores romances. Apareció en su propia voz en su disco debut La Dueña del Santo, que grabó con 18 años.
Y acá abajo la muy buscada versión original a cargo de los Troveros Criollos, rescatada de la cuenta de YouTube de Pepe Ladd.
2. ¡VIVA EL PERÚ Y SERENO!
También incluida en su disco debut, se trata de una de las canciones más conocidas de la primera etapa de Maguiña, que ha sido versionada por infinidad de artistas entre ellos Juan Diego Flórez y Los Hermanos Zañartu. Es una estampa de la Lima Virreynal en la que se reflejan las tradiciones de entonces, desde las tapadas hasta los pregoneros, que ella evoca como “caricias del recuerdo del ayer”. En esta versión la acompaña la orquesta de Manolo Ávalos.
3. LA APAÑADORA
Una de las primeras canciones que compuso cuando era menor de edad nació de la experiencia de ver a las trabajadoras de Ica que pañaban (recogían) algodón. Una estampa costumbrista del campo en la que se advierte, aunque tímida todavía, la vena social y el conflicto de clases que caracterizaría su obra de adulta. En esta versión del disco Alicia Maguiña canta a Alicia Maguiña (1964) la acompaña el inconfundible toque guitarrero del maestro Rafael Amaranto.
4. El INDIO
Considerado por muchos el tema más importante de Maguiña, acaso por su gran repercusión internacional. La autora vuelve al tema del oprimido, en este caso el pasado del hombre andino que es “prisionero” en su suelo, el mismo que “volverá a ser montaña” luego de haber sido reducido a escombros tras la conquista.
Una versión de Indio aparece en la película mexicano-argentina La Venus Maldita, interpretada por la misma Alicia en el Sky Room del Hotel Crillón en 1966.
5. DALE TOMA
En la obra de Maguiña destacan por derecho propio sus marineras, un género complejo de escribir en sus tres partes hilvanadas, y que la autora conseguía firmar siempre con su gracia especial. Esta grabación es de 1973, del disco La Voz de La Tierra, publicado por IEMPSA, y pertenece a su etapa creativa con el guitarrista Carlos Hayre. //