Hace 200 años, la independencia del Perú se selló en esta tierra noble y aguerrida, cuna del imperio Wari. La victoria del bando patriota en la batalla de Ayacucho tuvo como consecuencia la desaparición de los remanentes del ejército realista, un suceso que marcó el fin de las guerras independentistas en América del Sur.
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Por estos días, en Ayacucho conviven los vestigios de los distintos sucesos históricos que aquí se desarrollaron. A través de sus callecitas empedradas, monumentales iglesias —se calcula una treintena en toda la ciudad— y casas con portones de madera tallada, nos podemos transportar con facilidad, de un momento a otro, a las épocas prehispánica, colonial y republicana. Solo basta caminar por la Plaza de Armas y sus alrededores para comprobarlo.
Un buen punto para iniciar nuestro recorrido a pie es el emblemático Arco del Triunfo, ubicado sobre el jirón 28 de Julio. A pocas cuadras de ahí, funciona desde hace más de un siglo el Mercado Central de Ayacucho, donde podemos probar lo más variado de la cocina local: platos típicos como el adobo ayacuchano y el puca picante, además de panes, quesos y las populares guaguas. Si de artesanía se trata, recomendamos visitar el mercado Shosaku Nagase, un espacio en el que podemos adquirir cerámicas, textiles, retablos, entre otras piezas, a precios económicos.
ENTRE EL PASADO Y EL PRESENTE
Una hora toma llegar desde el centro de la ciudad hasta la Pampa de la Quinua, la extensa llanura donde se llevó a cabo la batalla de Ayacucho. Hace 44 años, este lugar adquirió la denominación de santuario histórico con el fin de proteger su superficie de 300 hectáreas y conservar la flora y fauna, así como también las manifestaciones culturales de las poblaciones aledañas. Este maravilloso ecosistema se encuentra a 3.396 m.s.n.m., al pie del cerro Condorcunca, un mirador natural desde donde se puede observar los paisajes de la campiña ayacuchana.
En la provincia de Lucanas, a 98 kilómetros de Ayacucho, se asienta la Reserva Nacional Pampa Galeras Bárbara D’Achille. En sus más de 6 mil hectáreas, concentra la mayor cantidad de vicuñas en el Perú y el mundo: 1.500 ejemplares dentro de la reserva, y más de 4 mil en su zona aledaña.
Culminamos nuestro recorrido haciendo dos paradas. La primera es en el centro arqueológico Wari, ubicado en el distrito de Quinua. Se trata de un circuito urbano que en su momento fue uno de los mayores asentamientos de la época preinca: acogió a cerca de 40 mil personas, entre los años 550 y el 800 d. C. La segunda es en el gran complejo inca de Vilcashuamán, a unas tres horas por carretera desde Ayacucho. Fue un centro administrativo y ceremonial, situado en la Cordillera de los Andes. Sus espectaculares pirámides, edificaciones y templos, reflejan los años de esplendor del Imperio Incaico, pero, sobre todo, que buena parte de nuestra historia se empezó a escribir en este lugar. //
Vuelos
Diversas aerolíneas ofrecen vuelos directos a Ayacucho. Con anticipación, el boleto de ida y vuelta puede llegar a costar 70 dólares.
Dónde comer
ViaVia Café, ubicado en la misma Plaza de Armas, ofrece exquisitos platos regionales e inmejorables vistas desde sus balcones.
También recomendamos Mestizo Café Restaurante, sobre el jirón Cusco.
Para tener en cuenta
Si bien suele ser el destino preferido por Semana Santa, es mejor visitar esta ciudad en otras fechas, ya que la encontraremos más tranquila y con los servicios menos congestionados. El clima es frío, pero en estos días del año es cuando hay más sol.