Bandalos Chinos: ¿por qué se ha convertido en una de las bandas preferidas por los peruanos?

Gregorio ‘Goyo’ Degano fue un guitarrista negado, según los oídos de las personas que acompañaron su infancia y adolescencia, hasta que su maestro de guitarra –puntualmente, su vecino– descubrió que era zurdo y que sus manos, las cuerdas y la guitarra, no estaban en el lugar correcto. Aunque, a fin de cuentas, su instrumento más importante, aun hoy, es la voz. “Es muy incómodo ser zurdo, en ningún lado hay una guitarra. Aprendí mal que mal a hacer algunos acordes con la guitarra de diestro puesta como zurdo: es todo al revés y te entrena el cerebro”, reniega un poco Degano.

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A los 11 años, el futuro vocalista de Bandalos Chinos se enfrentó a su primer público. Fue en la iglesia que estaba cerca de casa de sus padres. En plena Pascua, cantó uno de los salmos para dos mil personas. Fue ahí que sintió el calorcito del primer auditorio, aunque al final todos tuvieran que decir “amén”. “Te tiembla la voz, boludo, es la primera vez, así aprendes a controlar la adrenalina o la emoción”, dice ‘Goyo’, que empezó a ir de chico a la iglesia porque pensaba que ahí podría hablar con su abuelo. Hoy, una de las canciones que canta con la banda reza: “Tengo mi foto en un cuadro al lado de Dios”.

‘Goyo’ cuenta que la banda, nacida en 2009 con una propuesta incierta para ese entonces –como quien dice ¿cómo deberíamos sonar, boludo?–, nunca dejó de explorar sus influencias más profundas: las de Luis Alberto Spinetta, uno de los pilares más grandes del rock argentino y latinoamericano; junto a Charly García. En la conversación que tuve con el ‘Goyo’ surge lo que podría ser una verdad absoluta: mientras Charly García es el periodista que canta crónicas y te dice las cosas directas, al hueso, el ‘Flaco’ Spinetta es el poeta, el que te seduce con frases verdaderas y mucho más profundas. No hay duda de que Bandalos Chinos tiene como uno de sus principales sellos la seducción.

-EL CENTRO DE LA TORMENTA-

Del Festival Musical Perú Central, organizado en Huancayo a fines de julio –y que resultó ser un tremendo desastre– ya se ha hablado bastante. Pero hay algo que ‘Goyo’ destaca sobre todas las cosas: la gente. “El público peruano respondió de una manera muy respetuosa. Dentro de esa situación tan caótica y dramática, se mantuvo la calma y me parece que primó lo que habíamos ido todos a buscar: encontrar un buen momento. Y si la organización no estaba a la altura, salimos nosotros en algún punto a solventar esa situación porque estábamos ahí por la gente, no por la organización”.

Ellos, los Bandalos, junto a otras bandas, salieron a “salvar las papas”, como dice Degano. “En el momento que hubo caos, nosotros nos mantuvimos unidos y pudimos sacarlo adelante, gran parte gracias al motor de la gente apoyándonos y diciéndonos que estaban ahí por nosotros y que ellos también habían hecho un esfuerzo enorme porque el festival sucediera. Me saco el sombrero frente al público peruano”. Durante y después de ese encuentro se abrió un debate interesante ¿circunstancias como esa los obliga a organizarse como artistas independientes? A los artistas independientes les falta algún ente independiente también para reunirse y que entre artistas se ayuden, porque es obvio que se han dado cuenta de que si no hay apoyo entre ellos, nadie los va a ayudar.

-EL BIG BLUE-

Bandalos Chinos vino a tocar su nuevo disco, El Big Blue, grabado en simultáneo, es decir, como si ejecutaran cada canción en concierto, sin pausas, sin turnos para grabar, simplemente la cuenta para empezar y a tocar todos de una. Para este disco hubo una sola propuesta antes de la grabación, incluso antes de pisar el estudio. “Vayan al estudio con las canciones, en guitarra y voz lo menos producidas posible”. El artífice de la idea fue Adán Jodorowsky, el productor del disco. Jodorowsky buscaba que los Bandalos no se imaginaran antes de tiempo cómo sería tocar la canción en vivo, así todo lo que apareciera en el estudio sería una versión original, una primera vez, y así se grabó. Y es que la banda venía de dos años de encierro por la pandemia, de no tocar, y de pronto, con la grabación de este disco, volvieron a los orígenes, a eso que hace la primera vez un grupo de chicos que quiere convertirse en una banda, meterse a una sala de ensayo y tocar. Todo esto, 12 años después de sus inicios y en pleno auge de Bandalos Chinos.

-UNA LOCURA INDIE-

El grupo vivió una serie de acontecimientos buenos y malos en nuestro país, en las últimas semanas. El (desastroso) festival ya mencionado, pasando por un recital sorpresa en el Parque del Amor para quien quisiera detenerse a escuchar; hasta el concierto que dieron el viernes 16 por la noche en el Arena Perú, donde se vendieron todas las entradas a los dos días de anunciado el evento. “Estamos acostumbrados a ir construyendo de a pocos: viajar a Córdoba y hacer un show para 50 personas; viajar a Ciudad de México a hacer uno para 100; y de repente ir a Lima y que se acaben las entradas para dos mil personas es una locura”.

Los Bandalos Chinos en Miraflores

-AMOR EN EL PARQUE-

El Parque del Amor fue escenario de su primera puesta en Lima. Sin micrófonos ni amplificadores, todo de casualidad y porque se les cantó hacerlo así, un día libre. Aunque era domingo y como dice ‘Goyo’: “Los lunes son los domingos de los músicos”. Surgió de una manera espontánea en una charla que no duró más de cinco minutos: “Bueno, che, estamos acá en Lima, domingo al pedo, ¿por qué no vamos a la plaza a tocar unos temas?”. Revisaron en Google Maps y se dieron cuenta de que el Parque del Amor de Miraflores estaba muy cerca del hotel en el que se quedaban, además de que “era muy ‘cute’ que se llamara el Parque del Amor”, dice ‘Goyo’ y pone cara de ‘cute’.

“En nuestra inocencia, nos imaginamos algo de 50, máximo 100 personas: al final eran algo más de 400 personas que llegaron a vernos. ‘Goyo’ pidió silencio, además de anunciar que iba a tener que gritar para que lo pudiesen escuchar”. Ese hecho levantó nuevamente un debate sobre el uso de los espacios públicos en Lima y alguien salió a decir que se los habían dado a ellos por ser extranjeros. Pero, seamos honestos, ¿a quién no le gustaría que esto pasara más seguido en la capital, en el Perú? Cuando Bandalos Chinos se vieron nuevamente las caras, luego de la pandemia, se preguntaron sobre qué podían hacer que no habían hecho estos dos años. “Tocar, tenemos que tocar”, coincidieron todos. “Después de este tiempo solos, cada uno en casa, tocar era la respuesta. Volver a poner en valor el grupo, lo colectivo, volver a poner en valor lo que decía Spinetta: nadie se salva solo”. //