A Ana María Orozco le dijeron recientemente, durante la gira promocional que hizo por el estreno de “Betty, la fea: La historia continúa” que, en términos del amor y cariño del público, el personaje de telenovela que ella viene interpretando desde 1999 es para los mexicanos lo que Chespirito a los colombianos. El parangón a ella la ruborizó profusamente. Tanto que estuvo a nada de pedirle al conductor del programa de radio de CDMX que se retractara. Comparaciones, precisas o exageradas, van y vienen, pero lo cierto es que todos quieren a Betty. Hay más evidencia.
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Tan solo unos días antes, la bogotana cumplió 51 años y fue el director de cine y ex primer ministro peruano Salvador del Solar quien hizo pública su relación sentimental al compartir un retrato juntos en Instagram. Los comentarios locales, en tono de broma, entonces, no se anduvieron con freno. Aquellos del tipo: “¿Alguien se puso a pensar que Betty podría ser nuestra primera dama?” o “Si Betty pudo salvar a Ecomoda, también podrá salvar al Perú. ¡Tiene mi voto!”. De vez en cuando, además, a Ana María la “matan” en las noticias. Y ya hasta se han pintado murales con su rostro en barrios latinoamericanos. Tal y como sucede con los grandes ídolos. Otra vez, pues: todos quieren a la ‘Betica’. Y, por eso, su historia está de vuelta.
El entusiasmo por la nueva serie, que ya se transmite en Prime y que trae consigo a casi la totalidad del elenco original, es enorme. Se trata de una de las continuaciones más esperadas en los 25 años que tiene de vida la ficción, ello contando incluso la poco memorable secuela “Ecomoda” (2001) emitida por RCN Televisión y una obra de teatro montada en 2017. Su repetición en las plataformas digitales durante la pandemia —la cual gestó inconmensurable contenido en redes sociales— fue allanando, sin duda, el sendero por el que hoy sus protagonistas desfilan, una vez más, saboreando las mieles de las reproducciones y los likes. Sobre ello y lo que ha significado en su carrera ponerse lentes y reírse como ganso durante décadas para beneplácito del mundo, Ana María conversó con Somos.
Has dicho, y se ve, que no eres una actriz que se desvive por la fama y la figuración. ¿Estás preparada para toda la atención que vas a recibir con este estreno?
Creo que siempre he convivido con un poco de eso, ¿sabes? Betty ha tenido subidas y bajadas de atención en todo este tiempo. En Colombia, por ejemplo, la repitieron en 2019 en señal abierta y otra vez la gente se enganchó, full ráting. Hubo un ‘revival’ de la telenovela, y luego otro con las plataformas. No creo que me afecte o me asuste lo que se viene. Obviamente, ahora tenemos mucha prensa con este lanzamiento. Pero estoy preparada.
Lista para los futuros memes, entonces.
Sí, yo ya estaba en todos los memes. ¡Soy un meme! Los disfruto mucho, me encantan y los uso. Bienvenido lo que venga.
El rol es tan icónico que cuando el público se dirige a ti ve a Betty y no necesariamente a Ana María. ¿Te has sentido frustrada por ello? ¿Cómo ha sido tu relación con Betty en el tiempo?
Betty, sí, tiene vida propia, vuelo y exposición. Pero yo no soy Betty. Soy una actriz que interpreta ese rol y que desde que acabó la telenovela ha seguido su camino. Siempre yendo a cástings, buscando nuevos desafíos. Me gusta mucho aprender, hacer talleres. No he parado nunca con ese viaje de vida sin que importe la edad. En el ínterin, nunca he competido con Betty, para mí ella es un regalo.
Al inicio tampoco te molestó.
Al inicio sí, pero sobre todo por la exposición y la fama. Ya pasaron 25 años de eso... Betty es Betty. Eclipsa algunas cosas, pero fluyo. Le tengo mucho cariño, por eso vuelvo con su historia.
Algunas de las claves del éxito hace 25 años fue la universalidad de la historia y el humor. Hoy el mundo cambió y hay ciertos temas y tratamientos que resultan álgidos. Aquellos que tienen que ver con el machismo y el bullying, por ejemplo. ¿Cómo se ha trabajado la narrativa para 2024?
Para nosotros era muy importante estar a la altura del contexto actual. Cuidar estos aspectos que tú mencionas. Hace 25 años había cosas que estaban completamente normalizadas. Hoy hacen ruido tremendo y simplemente ya no tienen lugar. Entonces, lo hemos abordado con mucho cuidado porque hay personajes que todavía pertenecen un poco a ese mundo. Es una línea delgada y es complejo el mantener cierta parte del universo Betty como era, pero, además, cuidar muchísimo temas como el machismo. La idea ahora, más bien, es poner en evidencia lo que no está bien.
En 2016, viviste unos meses en Lima mientras grababas la telenovela “El regreso de Lucas”. ¿Qué significó para ti ese proyecto?
Me encantó. Aquella fue una experiencia maravillosa en la que conocí actores increíbles. Para mí, fue un gran descubrimiento la vida cultural que hay en Lima, como el teatro. Amo el malecón de Lima y tengo recuerdos entrañables.
¿Algún nuevo proyecto en el Perú?
Por ahí puede haber una posibilidad, así que espero volver pronto. //