Ahora que la bicicleta se ha convertido en un modo seguro de trasladarse por la pandemia de COVID-19, los incidentes en la ruta se multiplican. Hace algunas semanas una amiga paseaba con su esposo, un fanático local de la banda Queen, por Miraflores cuando un pequeño accidente terminó con ella en el suelo y su bicicleta con la cadena salida, la canasta descolgada y la llanta trasera golpeada. Pintaba para un mal día para ambos cuando se les apareció un ángel. Era Manuel Soto (33), quien iba detrás de ellos y en cinco minutos le dejó la bici como nueva. Ahí fue que les habló de su proyecto personal Bicicleta Migrante.
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Dos días después del incidente llamé a Manuel al teléfono que aparece en su cuenta de Instagram para saber de él y me contó su historia. Antes de salir de Venezuela por la crisis económica, trabajaba en la industria petrolera de ese país, en el puesto de supervisor de la seguridad industrial. “Allá no sabía nada de bicicletas -reconoce Manuel-. Esto ha sido un aporte positivo que el Perú me ha dado. Llegué aquí y conseguí trabajo lavando bicicletas en un taller que queda en Surquillo desde fines del 2018 y estuve ahí trabajando hasta que empezó la cuarentena y nos tuvimos que ir a casa".
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Sin trabajo y con algunas llaves y herramientas en su poder, empezó a practicar mecánica en su casa, con su propia bicicleta, tratando de recordar lo que había visto y aprendido en el taller. Cuando sintió que ya estaba listo, inició su emprendimiento: salir por las ciclovías de la ciudad con su bici y buscar a compañeros ciclistas que necesitasen un mecánico al paso. “Pensé que así como los autos tienen auxilio mecánico, debería haber también gente que brinde ese servicio a los que van en bicicleta. Y en verdad son muchos”.
Un domingo cualquiera, Soto puede atender a entre 20 y 25 ciclistas, entre los que lo llaman al teléfono 926356283 solicitando auxilio y los que se encuentra por el camino. Le ha pasado que yendo al auxilio de una llamada, se ha dado el tiempo de reparar a dos o tres bicicletas durante su trayecto. Procura no tardarse más de cinco minutos para ello. Los incidentes más comunes que atiende son pinchazos de llanta, salidas de cadena, ajustes de masa o de dirección. Cada asistencia, cada cliente feliz, queda documentado a través de fotos que realiza y sube a su instagram @bicicletamigrante
Lo de las fotos es su manera de dejar testimonio de un proyecto que él concibe como un agradecimiento al país que le dio una segunda oportunidad en la vida. También le ha permitido identificarse ante los serenos y autoridades, cada vez que ha sido detenido. Sucede que Soto realiza también mantenimiento y restauración de bicicletas, una labor que la realiza en el taller que tiene en su casa. Él mismo recoge las bicicletas de sus clientes y luego se las entrega en sus domicilios. El día que llamé a Manuel lo encontré molesto. Un par de serenos lo habían detenido en la avenida Arequipa al verlo llevar una bici adicional que había restaurado para entregársela a su dueña.
“El señor dio por sentado que me estaba robando la bicicleta. Me la arrebató con las dos manos, luego llegó otro sereno y me dijo que me calle. Es algo que nunca he vivido. Lo sentí como una violación. Me dijeron que este no era mi país y que aquí no tenía derechos, ¿eso es verdad?”. En otras oportunidades, autoridades más educadas, solo le han pedido su permiso temporal de permanencia y alguna evidencia que muestre que está haciendo un trabajo de restauración. Él enseña los chats con los dueños, las fotos del día que fue a recoger la bicicleta, etc. Ocasionalmente, una llamada a los dueños soluciona todo de forma civilizada, sin necesidad de agravios.
Pese a los malos ratos, Manuel no se desanima. Hace poco se encontró un teléfono Iphone mientras iba por la ciclovía del Malecón Cisneros y no descansó hasta encontrar a su dueño, que se lo agradeció mucho, como se puede ver en sus redes sociales. Bicicleta Migrante es un proyecto que a través de la honestidad, el buen trabajo y la empatía busca fortalecer lazos entre dos naciones hermanas, no alimentar prejuicios tontos que podrían separarlas. //